Elecciones provinciales

El PJ busca extender sus ya 24 años de dominio en Córdoba, en las primeras elecciones sin Schiaretti ni De la Sota

Después de un cuarto de siglo, por primera vez en elecciones de Córdoba no habrá boletas con los apellidos De la Sota o Schiaretti. Este domingo la provincia mediterránea va a las urnas para elegir a un nuevo gobernador, luego de 24 años ininterrumpidamente en los que el fallecido ex mandatario y el hoy precandidato a presidente se intercambiaron, a su gusto, el poder.

El peronismo local –alguna vez rebautizado “cordobesismo” por su intento de ser autónomo a la centralidad que irradiaba el kirchnerismo desde Buenos Aires– tiene hoy un desafío histórico: renovarse y seguir vigente, pero con otro nombre a la cabeza. Martín Llaryora, actual intendente de la capital provincial, fue elegido por Juan Schiaretti para ser su sucesor. 

Enfrente está un rival por demás conocido: Luis Juez, ex intendente de la ciudad, ex candidato a gobernador, y actual senador nacional por Juntos por el Cambio. Tiene el respaldo de toda la coalición opositora, pero principalmente de Mauricio Macri y Patricia Bullrich, luego que Horacio Rodríguez Larreta y el radical Gerardo Morales intentaran seducir a Schiaretti para un armado electoral conjunto.

Juez no tendrá una parada fácil. Todo el aparato del sello Hacemos Unidos por Córdoba jugará para el delfín del actual mandatario. Schiaretti supo protagonizar con el verborrágico senador uno de los desenlaces electorales más traumáticos de la historia democrática de la provincia. En septiembre de 2007, el entonces vice de José Manuel de la Sota ganó las elecciones sobre Juez luego de un escrutinio provisorio que duró 18 horas, incluyendo una vigilia nocturna en las puertas de la sede principal del Correo Argentino. La ventaja finalmente fue de 1,1%, apenas unos 17.000 votos.

Hoy el panorama no parece tan parejo. Según pudo sondear elDiarioAR tanto en el búnker oficialista como opositor, Llaryora es el favorito para hacerse con la gobernación. La expectativa se centra en cuál será la diferencia. “Cinco puntos es una buena victoria”, marcó un vocero del peronismo local, aunque aseguró que en el espacio tienen encuestas que marcan una tendencia favorable mayor: entre 8 y 12 por ciento arriba. Por las dudas, no muestran las encuestas.

“Hay que reconocerse a Llaryora que hizo una buena gestión en la ciudad de Córdoba”, admitió una importante dirigente del capítulo local de JxC, marcando el talón de Aquiles de la campaña de Juez. Su intendencia fue hace bastante tiempo –entre 2003 y 2007– y su legado no cosecha hoy buenos frutos en la capital. Su fuerte está en el interior provincial, apalancado por la fuerza que tiene la marca JxC en las localidades agrícolas. Esa es su apuesta: este domingo también se vota en unos 200 municipios. Y la oposición viene de una buena racha en los comicios comunales que ya hubo este año.

Hoy en toda la provincia están habilitadas 2.984.631 personas a votar (8,69% del padrón nacional). En el distrito hay Boleta Única de Sufragio (BUS), vigente desde el 2011 y que contiene toda la oferta electoral en una misma papeleta. Se estima que para las 21 estarán los primeros cómputos de resultados. En Córdoba no hay PASO, por lo que esta misma noche se conocerá al gobernador electo.

Juez-Macri y la apuesta de Schiaretti

Juez lidera el Frente Cívico y Social, una fuerza autónoma en Córdoba, que se alió al PRO y la UCR bajo el paraguas cambiemitas. “Los votos que consiga Juez son más por el espacio que por su propia candidatura”, explicó con malicia un operador peronista.

Con la cancha inclinada, la verdadera apuesta de JxC parece ser recuperar para el radicalismo el control de la ciudad capitalina. La fórmula opositora está encabezada por el diputado de la UCR Rodrigo de Loredo, quien batalló con Juez en encuestas internas para ver quién quedaba como candidato a gobernador.

Hasta hace pocas semanas, Juez tenía una relación distante con Macri, luego de su paso en falso por la embajada en Ecuador durante su gestión presidencial. Volvieron a unirse tras el coqueteo de Larreta con Schiaretti. Ese escándalo le permitió nacionalizar su candidatura, pero también enrareció el clima electoral interno. 

Finalmente el gobernador peronista le cerró la puerta a un pacto con el jefe de Gobierno porteño, pero para Juez el daño ya estaba hecho. “Después de las PASO seguro nos sentaremos a conversar para lograr un acuerdo parlamentario amplio”, confiaron esta semana en el schiarettismo. El viernes, al oficializar a Morales como su vice, Larreta dijo que luego de las internas “van a seguir sumando” espacios.

Schiaretti oficializó su precandidatura presidencial por el frente Hacemos por Nuestro País. También la elección de este domingo supondrá una plataforma de despegue a nivel nacional. “Un triunfo cómodo en Córdoba nos sirve el precio para competir mejor en las PASO”, dijeron en su entorno. 

La apuesta nacional de Schiaretti en realidad pasa por acumular mayor volumen parlamentario, a partir de su alianza con el socialismo y cierto peronismo disidente en Buenos Aires. De hecho, en la provincia más populosa va con boleta corta, sin precandidato a gobernador. 

En el AMBA, Florencio Randazzo y Diego Bossio son dos de sus espadas que operaron las conversaciones con Larreta y Morales. El ex ministro de Transporte firmó ayer como su compañero de fórmula en las PASO presidenciales. Ya es parte del Interbloque Federal en Diputados, junto con los santafesinos que conduce Mónica Fein y tres legisladores cordobeses puros de Schiaretti: Natalia de la Sota, Ignacio García Aresca y Carlos Gutiérrez, de máxima confianza del gobernador y quien buscará renovar este año su puesto. En el Senado, Schiaretti cuenta con su esposa, Alejandra Vigo, como figura en el Bloque Unidad Federal, que nació de una cuña del Frente de Todos y completan Guillermo Snopek, Edgardo Kueider, Carlos Espínola y María Eugenia Catalfamo.

El frente que encabeza Schiaretti apuesta a sumar más fichas a ese puñado de nombres en las próximas elecciones nacionales. Quiere tener mayor poder de negociación con el oficialismo que controle el Congreso a partir del 10 de diciembre, sobre todo si es de JxC, con quien tiene más afinidad política. Buscará dar un primer paso en la consolidación de su estrategia este domingo, ratificando la vigencia del peronismo a nivel provincial. Esta vez, sin embargo, Schiaretti jugará de espectador.

MC/MG