Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Pax armada peronista

Encerrada en San José, Cristina pivotea entre el rol de mediadora, la aritmética del Congreso y la campaña por su liberación

Cristina Fernández de Kirchner, en San José 1111

María Cafferata

0

En las horas frenéticas de la noche del cierre bonaerense, Cristina Fernández de Kirchner levantó el teléfono para intervenir en dos oportunidades. Para convencer a Axel Kicillof de bajar la candidatura de Verónica Magario (y de todas las candidaturas testimoniales) y para que Leo Grosso, del Movimiento Evita, entrara como candidato. En la primera fracasó, no así en la segunda, pero eso fue todo: aislada en su departamento sobre la calle San José, CFK delegó en sus armadores de La Cámpora la confección de las listas. Un ejercicio remoto del liderazgo que, a días del cierre nacional, tendrá un desafío: el de mediar para impedir que la unidad explote por los aires.

“Hay que ir juntos para resistir a Milei, no para posicionar gente para 2027. Hay que ser hijo de puta”, dispara, malhumorado, una de las primeras líneas de La Cámpora. De diálogo casi diario con CFK, el dirigente sintetiza, así, la reacción que tuvo el cristinismo frente a la aventura independentista de Juan Grabois. El gran drama de la interna peronista que se presenta, por estas horas, como la principal amenaza de ruptura en la previa del cierre de alianzas nacionales del 7 de septiembre.

Juan Grabois ingresa a la cumbre del PJ

En La Cámpora fueron más cautos que en el massismo –en donde salieron a calificar a Grabois de “mentiroso, delirante e inútil”–, pero CFK no perdió oportunidad para transmitir su enojo. En el cristinismo, el ultimátum del líder de Patria Grande, que advierte que jugará por afuera si Sergio Massa encabeza la lista de diputados nacionales, cayó como un baldazo. Casi como una traición. “Los que antes me decían que me deje de pelear con Axel son los mismos que se quieren pelear”, se quejó el propio Máximo Kirchner, en una entrevista con Cenital.

Detenida con prisión domiciliaria en Constitución, CFK observa desde arriba la discusión interna. No cuenta con la centralidad política que tenía antes del fallo de la Corte Suprema –o, incluso, en las semanas posteriores al anuncio de su inhabilitación–, pero ejerce su liderazgo como el martillo de un juez cuando hay una disputa. Y, a dos años de las PASO entre Massa y Grabois, la presidenta del PJ advierte que debe volver a intervenir para mediar en la guerra de extremos del peronismo frentista.

No está contenta con la vocación separatista de Grabois, y así se lo hizo saber al líder de Patria Grande (con quien nunca dejó de hablar). El rechazo de CFK, sin embargo, es más práctico que político. La ex presidenta tiene una calculadora en la cabeza que sopesa la cantidad de bancas que puede sumar el bloque peronista de la Cámara de Diputados y percibe que, de ir separados, el peronismo podría perder un diputado. El cálculo es por el sistema D’Hondt, la fórmula electoral que se utiliza para establecer el reparto de escaños y que tiende a favorecer la acumulación de votos por sobre la disgregación.

Sergio Massa junto a Rubén Eslaiman

“El peronismo tiene 15 bancas para renovar en PBA, ¿cuál es la mejor manera de renovarlas? Bueno, se decidió que era con la unidad”, grafica Máximo, en espejo de lo que piensa, por estas horas, su madre. CFK está preocupada por la composición del Congreso, que observa como el último bastión de la resistencia de la oposición frente a Javier Milei. El objetivo, explican en su entorno, es sumar masa crítica para poder conformar alianzas legislativas que permitan sortear los vetos presidenciales. Sin número, insisten, no hay resistencia posible. Y la unidad garantiza más escaños.

Este es el argumento que explica, por ejemplo, la presencia de Guillermo Moreno en un acto encabezado por Máximo en Hurlingham. Una aparición que, por un lado, funcionaba como un mensaje cifrado en medio de la interna entre el intendente Damian Selci y “Juanchi” Zabaleta: una suerte de sello de garantía peronista frente a un Zabaleta que acusa a La Cámpora de ser “gorila”. Pero, por el otro, una apuesta a reforzar la idea de que, en esta elección, la prioridad es ir juntos. Con todos. Hasta con Moreno, antiguo enemigo de Axel Kicillof y de La Cámpora y que, ahora, se especula que irá séptimo en la lista de diputados nacionales. Tábula rasa.

Guillermo Moreno en un acto encabezado por Máximo Kirchner en Hurlingham

En Patria Grande, sin embargo, se resisten a este análisis. El argumento es que Grabois, de jugar por afuera, podría sumar votos de electores menos proclives a votar a Massa. Es la misma lógica que atravesó las PASO de 2023, en las que Grabois fue a una interna presidencial con Massa para sumar votos por izquierda y terminó sacando 1,4 millones de votos (la mayoría en Provincia de Buenos Aires).

“No hay votantes de Juan que no nos voten a nosotros”, mascullan, sin embargo, en La Cámpora, y advierten: “No hay lugar para impugnar a nadie. Y Massa forma parte de esta nueva etapa del kirchnerismo”.

Entre nombres y campañas internacionales: la agenda de CFK

Las negociaciones con Patria Grande están abiertas y en el kirchnerismo, pese al mal humor, apuestan a poder cerrar una lista de unidad en la Provincia de Buenos Aires para el 17 de septiembre (fecha de la presentación de las listas nacionales). Es, después de todo, el mayor desafío que tiene Fuerza Patria por estas horas, ya que en otros distritos, como Ciudad de Buenos Aires, el camino está mucho más allanado.

Del otro lado de la General Paz, por ejemplo, el camporista Mariano Recalde se hizo cargo de la campaña y se dedicó a sumar a los espacios que habían competido por afuera en la elección porteña. Principios y Valores (Moreno), el Movimiento Evita (Juan Manuel Abal Medina) y Unidad Popular (Claudio Lozano) –ninguna de las cuales logró superar el piso en la elección local– irán dentro de la lista de Fuerza Patria. Recalde encabezará la lista de senadores nacionales, pero la de diputados es una incógnita: depende, una vez más, de lo que suceda con la negociación con Patria Grande. Si hay unidad podría ir Ofelia Fernández.

Máximo Kirchner y Juan Grabois comparten una actividad en Lomas de Zamora después de los cruces

En PBA, mientras tanto, los negociadores analizan un nombre para encabezar que no genere dolores de cabeza a nadie. El objetivo es sostener la frágil unidad. Nada más. “Inodoro, incoloro, insípido”, ironiza un dirigente de La Cámpora. Es decir: alguien que no sea ni Grabois ni Massa. Hay varios nombres circulando, como el de Jorge Taiana o el del intendente de Pilar, Federico Achaval.

Existe la posibilidad, a su vez, de que el propio Máximo encabece la lista como una forma de no generar rispideces: sería una decisión aceptable tanto para Massa como para Grabois. Kicillof podría tener cierta resistencia, pero luego del desastroso cierre de alianzas, que estuvo al borde de la ruptura, el camporismo y el kicillofismo sellaron una tregua: resistir unidos hasta el cierre de listas. “Es un matrimonio por conveniencia. Esperamos que con el tiempo llegue el amor”, desliza, entre risas, un cristinista.

CFK tendrá el okey final. Al igual que con la estrategia, que Fuerza Patria aún no terminó de definir. El consenso mayoritario de las tres tribus, sin embargo, es que la campaña girará fundamentalmente en torno a Milei y sus políticas.

Otro eje, aunque secundario, será la campaña por la liberación de Cristina. Tendrá dos ejes: uno ciudadano y otro internacional. El ciudadano consistirá en la organización de comités barriales que harán campaña por la inocencia de Cristina, en sintonía a lo que fue el “Lula Livre” del presidente brasileño cuando fue detenido.

La otra pata, la internacional, ya está en marcha y buscará denunciar la proscripción de Cristina en foros extranjeros. Hay dos comitivas que viajarán, durante el fin de semana, a México y Brasil a participar de encuentros partidarios en ambos países. El objetivo es consolidar la campaña como una causa regional, llevándola por fuera de los límites de la coyuntura electoral. Una bandera que la propia CFK desliza que no tiene que ser la prioritaria.

MC/MG

Etiquetas
stats