Cómo funciona un tsunami: el empujón del terremoto lanza olas a toda velocidad hacia la costa y “cruzan océanos en horas”

Un tsunami o maremoto es una “secuencia de olas con gran energía y onda larga que se produce en el agua al ser empujada y desplazada violentamente”, según lo describe el Instituto Geográfico Nacional. En el caso del tsunami que ha puesto en alerta al Pacífico, el empujón se lo ha dado un terremoto de intensidad 8,8 grados en Kamchatka (Rusia).
El sismo ruso ha sido muy potente y con el epicentro situado a 74 km de profundidad, según el Sistema de Alertas de EEUU. Es el mayor registrado en el mundo desde el de Tohoku en 2011. “Al estar el epicentro en el fondo del mar, el terremoto se transforma en una secuencia de olas”, explica el geólogo Nahum Chazarra. “Además, los terremotos pueden venir aparejados con un desplazamiento del suelo lo que implica un cambio de volumen casi instantáneo en la cuenca oceánica. Cuando cambiamos el volumen del fondo del mar eso se transforma en ondas que se van propagando en este caso por todo el Pacífico y llega a diferentes costas”, añade.
En este caso, se ha estimado que puede haberse producido un deslizamiento del terreno de más de 10 metros en un área de 150x400 km. “Es como meter la mano en un cubo de agua”, ilustra Chazarra, “así cambiamos la forma del depósito y el nivel sube rápidamente. Aquí ha cambiado la forma del fondo oceánico y las ondas provocadas pueden viajar a unos 700 u 800 km/h, van muy, muy rápido Por eso en horas cubren distancias muy grandes. Por eso las medidas cuando hay alerta aunque sean en zonas muy alejadas tienen que ser automática”.
“La zona tiene una población relativamente pequeña, por lo que no se espera que los daños o lesiones a personas y propiedades locales sean demasiado graves”, explica la directora del Centro para la Sostenibilidad de la Universidad de Otago Caroline Orchiston en declaraciones al Science Media Center de España. “Las costas del noroeste del Pacífico de EEUU y de Alaska están bajo un aviso de tsunami, con olas de menos de 30 cm esperadas en algunas zonas del norte y con las olas más altas pronosticadas, de hasta 1,5 metros en Crescent City (un promontorio en la costa de Oregón)”.
La cuestión es que al tratarse de un evento de gran magnitud, se libera una gran cantidad de energía sobre el agua que cubre el terremoto producido bajo el fondo marino. Eso hace que esa masa de agua pueda viajar a gran velocidad y “atravesar fácilmente océnaos”, como subraya el IGN, por lo que afecta a las cosas de varios continentes y “tener un impacto a gran escala”.
Por esas características, cuando todavía están en alta mar pueden pasar inadvertidos sin embargo, cuando las olas llegan a la costa, la velocidad del agua disminuye, pero la altura aumenta. Eso provoca que la entrada del agua genere inundaciones, arrastre de objetos y “efectos de amplificación y resonancia en puertos y bahías”
Los geólogos del IGN advierten de que “estos efectos pueden incrementarse cuando el tsunami coincide con pleamar, es decir, el momento más alto de una marea” y de los efectos del maremoto una vez que toca la costa no se limitan al litoral marítimo o del agua embalsada, sino “que puede propagarse por ríos y canales conectados y afectar a poblaciones lejanas a la costa”.
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