El recinto estalló en aplausos cuando el tablero de la Cámara de Diputados mostró que había 131 diputados presentes. Pese a las presiones del Gobierno y del sometimiento del PRO y el radicalismo, la oposición había conseguido quórum para impulsar un conjunto de leyes sociales que generan incomodidad en Casa Rosada. Aumento a las jubilaciones, emergencia en discapacidad, la crisis en el Hospital Garrahan, el desfinanciamiento de las universidades: el temario de este miércoles es el reverso de la conflictividad social que, mientras los diputados sesionan, se concentra en las afueras del Congreso.
El peronismo de Unión por la Patria, el pichettismo de Encuentro Federal, la Coalición Cívica, el radicalismo díscolo de Democracia para Siempre y la izquierda del FIT apostaron a todo o nada en la sesión y lo consiguieron. En una previa tensa y frenética, la multipartidaria opositora consiguió cambiar el equilibrio de fuerzas de la mano de tres figuras claves: los gobernadores de Córdoba, Santiago del Estero y Catamarca.
Ahora la oposición se encamina a votar en una larga sesión -se calculan al menos 14 horas de duración- un aumento para los jubilados del 7,2%, un bono extraordinario (de entre $70.000 a $105.000 o $115.000 según corresponda), el restablecimiento de la moratoria previsional y una Ley de Emergencia en Discapacidad hasta el 31 de diciembre de 2027 inclusive.
El desembarco de los diputados cordobeses que responden a Martín Llaryora cambió el clima en el recinto. Hubo solo una excepción, Ignacio “Colo” García Aresca, que es el diputado más cercano al gobernador y que bajó al recinto sólo cuando se había conseguido el quórum, como un gesto al Ejecutivo. La presión social por el tema discapacidad había calado hondo en Córdoba, y los diputados no querían volver a exponerse a un escrache público cuando llegaran a sus provincias.
Fue así que Carlos Gutiérrez y Alejandra Torres, que en la última sesión habían pegado el faltazo a pesar de haber presentado proyectos vinculados a las jubilaciones, terminaron dando el presente. Llaryora, a modo de guiño a Javier Milei, logró que su legislador más cercano llegara tarde, pero no más. Gestos en una sesión sensible e incómoda de parte de un gobernador que todavía quiere llevarse bien con el Ejecutivo nacional.
Este mismo guiño se repetiría con los gobernadores Raúl Jalil y Gerardo Zamora, que en la última sesión habían colaborado a vaciar el recinto en sintonía con las presiones que llegaban desde Casa Rosada. Esta vez, sin embargo, UxP tuvo presencia casi perfecta. Jalil, que es el más cercano al Gobierno e, incluso, analiza la posibilidad de cerrar un acuerdo electoral en la provincia, solo pudo bajar a una diputada: la exsecretaria de Minería Fernanda Ávila, una dirigenta que coquetea con la gestión libertaria desde el desembarco de Milei.
El caso de Zamora fue mucho más fuerte: cinco de sus siete diputados dieron el presente, y solo una de las ausencias fue un gesto a Casa Rosada (el otro diputado está con problema de salud hace más de un mes). El santiagueño, que en las últimas semanas comenzó a ser sugerido como un posible candidato presidencial en 2027 desde las usinas del Instituto Patria, mantiene un vínculo aceitado con Cristina Fernández de Kirchner y lleva una relación más sinuosa con la gestión libertaria.
Dependiente, como la mayoría de los gobernadores del Norte, de las transferencias directas de la Nación, suele bajar diputados cuando la Casa Rosada se lo pide. En esta ocasión, sin embargo, terminó plegandose a la presión social.
El quórum, sin embargo, se logró por un pelo, y en Casa Rosada ya comienzan a preparar el terreno para el veto presidencial, algo aún lejos porque tras una eventual media sanción de Diputados falta la sanción definitiva por el Senado. En el Gobierno se muestran confiados de que, cuando llegue el momento, el tercio de “héroes” saldrá a blindarlo cuando sea necesario: se necesita solo un tercio del recinto y hay varios gobernadores que todavía están dispuestos a defender a capa y espada al Presidente.
Este es el caso de algunos gobernadores del PRO, como Rogelio Frigerio (Entre Ríos) y Nacho Torres (Chubut), que exploran la posibilidad de alianzas con La Libertad Avanza en sus distritos. Pero fundamentalmente de los radicales, como Leandro Zdero (Chaco) y Gustavo Valdés (Corrientes): el primero ya cerró una alianza local con LLA que le permitió ganar las elecciones, y el segundo mantiene conversaciones sobre la posibilidad de proponer un mismo candidato a gobernador, aunque hay discusiones sobre el nombre porque LLA no quiere que sea Juan Pablo Valdés, el hermano del gobernador.
Están, además, los que ya dieron el salto y mantienen un vínculo aceitado -y dependiente- con Casa Rosada: Gustavo Sáenz (Salta), Hugo Passalacqua (Misiones) y Osvaldo Jaldo (Tucumán). Con ellos y la UCR y el PRO, ya subsumidos por la ola libertaria, Milei espera retener el control del Congreso hasta que sea el recambio legislativo.
MC/MC