La Libertad Avanza negocia con gobernadores radicales y peronistas su estrategia legislativa

Con el envión del triunfo en la ciudad de Buenos Aires y una oposición dispersa, La Libertad Avanza levanta una consigna clara: blindar el Congreso de 2026 para poder “transformar la Argentina” y encaminar la reelección de Javier Milei. Un objetivo trazado desde el laboratorio de Karina Milei, la cabeza del armado libertario nacional, que se traduce en un movimiento concreto: el partido violeta explora acuerdos con al menos siete gobernadores que, aunque de origen radical, peronista o provincialista, tienen un interés común con la Casa Rosada: debilitar aún más al kirchnerismo y conservar poder en sus territorios. No temen que el reciente desafío de Cristina Kirchner candidata en la Tercera Sección electoral bonaerense irradie al resto del país.
El modelo a seguir, según reconocen en Balcarce 50, es el de Chaco. Allí, el gobernador radical Leandro Zdero selló un pacto con los libertarios que le permitió quedarse con ocho bancas en la Legislatura. Dos de esas bancas fueron para La Libertad Avanza. La apuesta común ahora es más ambiciosa: quedarse con dos de los tres senadores nacionales que se disputan en octubre, dejando fuera al peronismo. En el campamento mileísta se entusiasman y destacan las derrotas del PJ en Santa Fe, Salta, Jujuy y San Luis.
En ese mapa de pactos tentativos, Corrientes ocupa un lugar singular. No sólo porque el radicalismo gobierna allí desde hace más de dos décadas, sino porque la provincia renueva gobernador el 31 de agosto, a contramano del calendario nacional. El gobernador Gustavo Valdés ya mantuvo reuniones con Karina Milei y Eduardo “Lule” Menem. Pero la posibilidad de un acuerdo, que es real, atraviesa una tensión central: el deseo del oficialismo provincial de postular a Juan Pablo Valdés, hermano del gobernador, frente al rechazo de los libertarios a validar su candidatura.

La cuestión del nombre será clave. En Corrientes, el cierre de alianzas es el 30 de junio y el de candidaturas el 12 de julio. Si Valdés cede en su intención de imponer a su hermano, crecen las chances de un entendimiento. Mientras tanto, el oficialismo libertario tantea otras figuras, como el diputado nacional Lisandro Almirón, presidente del partido en la provincia y cercano a los Menem. Almirón también se mostró con Carlos “Camau” Espínola, el senador peronista de buena relación con Santiago Caputo, en un intento de unidad opositora. Aunque vetado por Karina Milei como candidato propio, Camau mantiene diálogo con la Casa Rosada y lanzó una alianza para enfrentar al radicalismo. Su jugada inquieta a referentes como Pedro “Pirucho” Cassani, presidente de la Cámara de Diputados y exaliado de Valdés, que analiza reconfigurarse frente a un posible pacto Milei-Valdés.
Pero la disputa en Corrientes no es un caso aislado. En Mendoza, Alfredo Cornejo mantiene conversaciones abiertas con la Casa Rosada, pero la posibilidad de un acuerdo está hoy congelada. Allí el peso de la interna radical —con la figura del ministro Luis Petri orbitando por fuera— y el pase de la vicegobernadora Hebe Casado a La Libertad Avanza complican cualquier definición. En Catamarca, en tanto, el peronista Raúl Jalil ya expresó interés en recibir a Milei y se muestra dispuesto a sellar una alianza si eso evita la fragmentación opositora. Mientras que, en Tucumán, Osvaldo Jaldo evalúa proponer al vicejefe de gabinete de Interior, Lisandro Catalán, para integrar la lista oficialista.

Quien también explora una alianza con La Libertad Avanza es el gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, motivado por la posibilidad de retener dos de las tres bancas en el Senado que se pondrán en juego en octubre. El diálogo es político, pero también operativo. Este lunes, el mandatario del PRO se reunió con el armador bonaerense y subsecretario de Integración Socio-Urbana, Sebastián Pareja, uno de los hombres de mayor confianza de Karina Milei. Según trascendió, hablaron sobre la continuidad de obras de infraestructura pendientes en la provincia, bajo la órbita de la Secretaría que conduce Pareja.
Es que el canal de diálogo entre la Nación y los gobernadores también se proyecta en acuerdos institucionales. Ayer, Frigerio y su par de Chubut, Ignacio Torres, participaron junto al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, el ministro de Economía, Luis Caputo y el titular de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) Juan Pazo de la firma de convenios de adhesión al Régimen Simplificado de Ganancias, impulsado por el ente recaudador. En el Gobierno celebraron el gesto como una señal de “consenso federal” y lo interpretaron como otro indicio de que la estrategia de Milei no pasa únicamente por la rosca electoral, sino también por una gobernabilidad basada en alianzas funcionales con mandatarios que priorizan resultados sobre identidades partidarias.

En ese sentido, donde también están abiertas las negociaciones es en San Luis, San Juan, Chubut y Neuquén. Claudio Poggi ya se reunió con Francos en la Casa Rosada y busca repetir su victoria provincial ahora a nivel nacional, al tiempo que Ignacio Torres, Marcelo Orrego y Rolando Figueroa no descartan acuerdos tácticos con Milei para enfrentar al PJ local y asegurarse bancas clave en el Congreso.
La única excepción explícita en todo este mapa electoral es Santiago del Estero, donde se elegirá gobernador. Allí, Gerardo Zamora controla las tres bancas en el Senado que se pondrán en juego, y prepara una elección concurrente con las nacionales, con doble sistema de votación: boleta única y boleta partidaria. La estrategia libertaria en ese distrito de cara al 26 de octubre es más difusa. El responsable del armado, Tomás Figueroa, busca presencia en al menos la mitad de las 136 comunas. Pero se debate si presentar candidatos propios o evitar dividir el voto no zamorista.
La verdadera pulseada, sin embargo, ocurre en silencio. La Casa Rosada mira cada elección provincial con una sola premisa: asegurar bancas propias (o aliadas) en el Congreso. El gran objetivo es legislar en 2026 sin depender de opositores hostiles. En ese juego, los acuerdos no responden a afinidades ideológicas sino a una lógica de pragmatismo mutuo: gobernadores que necesitan asistencia financiera y un gobierno nacional que necesita votos para aprobar sus leyes. La pregunta es cuánto poder está dispuesto a ceder cada uno.
PL/MG
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