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El acuerdo con el FMI

La intimidad del vuelo a Chile y la lógica de Alberto para minimizar el “voto no-positivo” de Máximo

Alberto Fernández, el canciller Santiago Cafiero y la diputada Victoria Tolosa Paz antes de volar hacia Chile

Pablo Ibáñez

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Usó la palabra “contundente”. Por los 202 votos positivos que el acuerdo con el FMI logró en Diputados y porque, según la lógica de Alberto Fernández y el dato objetivo lo refleja, no solo fue una aprobación mayoritaria sino que refleja un nivel alto, e inédito, respaldo político. El detalle, nada menor, fue que de los 37 votos negativos, 28 los aportó el Frente de Todos (FdT) y las trece abstenciones fueron, también, manos frentodistas.

El presidente Alberto Fernández encontró, en las charlas que tuvo durante el vuelo rumbo a Santiago de Chile, una aritmética amable para tratar de minimizar un episodio que aporta otra fractura explícita con un sector del kirchnerismo, en particular La Cámpora, que encabeza Máximo Kirchner. El 65% del bloque del FdT votaron a favor, el 24% votó negativo y el 11% se abstuvo fue la cuenta que hizo Fernández. Transmite lo obvio: en este hecho en particular, el camporismo quedó en minoría.

“Dos tercios del bloque del FdT acompaño y hubo más de 200 votos positivos. Alberto está satisfecho porque fue a buscar un apoyo contundente de las fuerzas políticas y lo consiguió”, contó a elDiarioAR una fuente que conversó con Fernández en las últimas horas. Para el Presidente, ese porcentaje pudo ser mayor porque varios diputados que se abstuvieron estaban dispuestos a votar a favor si él se los pedía o era necesario.

Se mencionó, por caso, a Hugo Yasky, titular de la CTA. La biopsia del voto del FdT presenta, como particularidad, eso: sectores históricamente críticos del FMI, como el de Juan Grabois o de gremios, se abstuvieron. Quedaron, al final, en offside porque La Cámpora votó en contra. Fue, quizá, la única contribución de Máximo: dejar circular la hipótesis de que podría abstenerse, o hasta votar a favor, con lo que evitó que haya más votos negativos. Pudo subsanar un enojo que circula entre legisladores del FdT que la postura de La Cámpora incomoda a todos.

La vida interna del bloque de Diputados entró en zona incierta. Paula Penacca, diputada maximista y segunda autoridad de la bancada, escoltó a Germán Martínez en el poroteo previo pero luego votó en contra.

Hubo, en el análisis de todo el trámite, un elogio sobre el muñequeo de Sergio Massa para coronar el acuerdo y un puñado de interrogantes que Fernández compartió -en algún caso lo planteó él, en otros solo escuchó a sus interlocutores- mientras mostraba el disco de Luis Alberto Spinetta que le llevó de regalo a Gabriel Boric, el electo presidente de Chile.

“Va a andar bien”, se transmitió con optimismo sobre el trámite en el Senado donde son necesarios varios trámites: uno, que se le de tratamiento express -para lo que es necesaria una mayoría especial- que permita que el proyecto se apruebe cuanto antes para tener una ventana de tiempo que permita impedir el default técnico que significaría no pagar el 22 de marzo unos U$S 3000 millones al FMI. No es un tema menor: con reservas en rojo, si para esa fecha no hay acuerdo, Argentina entraría en mora y no podría recibir desembolsos del fondo por lo cual tendría que encontrar otra fuente de financiamiento para hacer ese pago.

El optimismo albertista rema sobre un puñado de indicios ásperos. Uno, público. El clip de Cristina Kirchner en el que cuenta, y muestra, cómo quedó su despacho luego de la pedrada del jueves aporta referencias de todo tipo. Dice, por caso, que la movilización al Congreso fue contra el “plan económico del Fondo” -es decir: casi un “ocupación” del poder al Gobierno de Fernández- y menciona, en una descripción que no es nada ingenua, que en ese momento estaba junto a Máximo Kirchner que luego votó en contra junto a los diputados de La Cámpora.

Hubo, además, otros micro hechos delicados. En la madrugada, según trascendió en el bloque del FdT, un llamado atribuido a Cristina Kirchner hizo que un diputado migre del voto positivo a la abstención. Se trata de un legislador K pero que había marcado diferencias con la postura de Máximo. “Lo que viene no es el 2001, muchachos: si va todo mal, lo que viene es Macri otra vez y eso es peor”, deslizó ese diputado pero, al final, estuvo en el pelotón de las abstenciones “por pedido de Cristina”.

El voto negativo de Gisella Marziotta aparece en la misma órbita. Vinculada a Víctor Santa María, amigo y dirigente ligado a Fernández, estuvo entre los que rechazaron el acuerdo y en Congreso trascendió que el sindicalista militó, en “nombre de Cristina”, abstenciones y negativos. Hay otros dobleces en esa conducta, pero en Olivos, donde Santa María solía ser un invitado habitual, hubo malestar.

Casi o más que con Máximo. “Un poco enojado”, dijo un colaborador de Fernández sobre el clima con el “voto no-positivo” de Máximo, aunque cuando describió el clima político eligió una metáfora menos mansa. Lluvias truenos y relámpagos, digo para ilustrar un clima tormentoso.

En el vuelo, el Presidente conversó con el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, y con el canciller Santiago Cafiero. También con la portavoz Gabriela Cerruti y con Elizabeth Gómez Alcorta, ministra de Mujeres y saludó a Victoria Tolosa Paz, Carolina Gaillard y Leo Grosso, que integran el bloque de diputados del FdT y aportaron tres votos a favor.

PI

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