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Provincia de Buenos Aires

Los límites a las elecciones anticipadas: leyes candado, calendario apretado y la “cláusula Néstor”

Alberto Fernández y Axel Kicillof

Pablo Ibáñez

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Trepado a la crisis interna del Frente de Todos (FdT) y, alimentado por un diagnóstico electoral sombrío que abruma en el peronismo bonaerense, el adelantamiento de las elecciones en la provincia de Buenos Aires se convirtió en el “fetiche” político, insumo de teorías febriles, epicentro de alquimias y artificios, y presa fácil de graph explosivos en el prime time de la TV

Entró -o regresó porque había tenido su hora de gloria en 2019 con María Eugenia Vidal- al circuito de la rosca superestructural a fin del año pasado. La usina fue esa mesa mixturada que comparten el camporismo con intendentes del conurbano, que se puede personalizar en Máximo Kirchner y Martín Insaurralde, el lomense que desde septiembre pasado jefe de Gabinete de Axel Kicillof.

Se tradujo, como generalidad, en la idea de adelantamiento de las elecciones de la provincia de Buenos Aires sobre la base de la conveniencia, siempre teórica, de despegar la votación para gobernador e intendentes, de la elección de presidente. No es una teoría novedosa: la exploró Vidal, cuando Mauricio Macri se anticipada como lo que fue: un peso muerto que además de perder la Presidencia, arrastró, o colaboró, con la derrota de la gobernadora.

Vidal se replegó por sumisión política a la jefatura de Macri, que desechó la teoría dulce del vidalismo que consistía en lo siguiente: primero se vota en la provincia, gana JxC, y con ese efecto positivo, empuja la elección del presidente. Macri, sospechador serial, dijo no: todos juntos. Hasta pudo usar aquella frase de Néstor Kirchner cuando anotó a los dirigentes bonaerenses en las luego perdidosas testimoniales del 2009: “Todos arriba del avión, si se cae, nos caemos todos”. Pasó, metafóricamente, en 2009 y en 2019.

Enredos

Pero, más allá de aceptar la estrategia de Macri -y Marcos Peña-, Vidal tenía un impedimento técnico: el proceso electoral bonaerense está regido por dos leyes y ambas, por separado, dibujan un entramado que complica la decisión de anticipar las elecciones bonaerenses. Permiten, abiertamente, separar la elección local de la nacional pero ahí aparece el factor político: los supuestos beneficios de dividir el calendario, aparecen dados por el hecho de que en la provincia se vote antes y, si el pronóstico nacional es malo, lo más despegado posible.

El segundo párrafo del artículo 2 se agregó en Diputados luego de un llamado de Kirchner al presidente de la Cámara de Diputados, a quien indicó que incorpore la cláusula que ata la primaria bonaerense a la primaria nacional.

Eso es más complejo pero no imposible. Como la política es el arte de lo posible -y a veces más allá de eso también-, tampoco es válido descartar tajantemente que se pueda activar la maquinaria, bastante compleja y engorrosa, necesaria para separar la elección de gobernador de la de presidente. Vamos por parte. Hay dos escenarios iniciales: uno con la legislación actual, sin modificaciones, y otro, hipotético, a partir de eventuales reformas.

Dos limitaciones

Con las leyes vigentes, existen dos limitaciones para despegar totalmente la elección. Una muy específica y está en el artículo 2 de la Ley de Primarias bonaerenses, la 14.086 -en la provincia se llaman PAOS, primarias Abiertas, Obligatorias y Simultáneas-. El artículo dice que la primaria debe convocarse entre 120 y 150 días antes de la elección, y que se debe realizar dentro de los doce meses anteriores a la elección general. Ese párrafo otorga una laxitud que limita el párrafo siguiente, la famosa -en el micromundo peronista- “cláusula Néstor Kirchner”. ¿Qué dice? Que cuando el Ejecutivo nacional convoque a primarias nacionales, la primaria bonaerense se debe hacer el mismo día.

Digresión: el anecdotario bonaerense recuerda que aquella ley se aprobó en el Senado, motorizada por el entonces vicegobernador Alberto Balestrini, sin el segundo párrafo del artículo dos que se agregó en Diputados luego de un llamado de Néstor al entonces presidente de la Cámara baja, Horacio González, a quien le indicó que incorpore la cláusula que ata la primaria bonaerense a la primaria nacional. ¿Para qué? Para impedir que, eventualmente, la provincia pueda despegar la elección provincial de la nacional. Cuadro de situación: la ley se trató en diciembre del 2009, meses después de la derrota electoral del oficialismo, como parte de la contraofensiva de Kirchner para recuperar protagonismo y redoblar la apuesta, pero cuando en el panperonismo reinaba la idea de fin de ciclo.

Atar las primarias era una forma de atar la elección general porque la ley Electoral bonaerense permite, pero no impone, la simultaneidad de votación en la provincia respecto a la Nación. El artículo 116 de la Ley 5109, clave en todo ese enjuague, sostiene que el Ejecutivo provincial “podrá” convocar a elecciones para gobernador “simultáneamente con la elección de candidatos a Presidente y Vicepresidente de la Nación”.

Es decir: si bien puede fijar distinta fecha para la elección general, las primarias deben hacerse el mismo día. Si, como se dice, Máximo Kirchner fue uno de los que pidió analizar la hipótesis de desdoblamiento electoral, se topa ahora, paradojas de la historia, con una limitación que impuso su padre hace casi 13 años.

Atajos y política

Aparece, como se contó en elDiarioAR el último domingo, un atajo posible: la ley de primarias bonaerenses, cuando ata la PASO local a la PASO nacional, dice que eso ocurrirá cuando el PEN “convoque”. ¿Y si la provincia convoca a sus primarias antes de que lo haga el gobierno nacional? Hay que agarrar un almanaque: el artículo 20 de la ley nacional -la 26.571- que introduce las PASO dice que el PEN debe convocar a las PASO con, al menos, 90 días de antelación y, al mismo tiempo, establece que las primarias se deben hacer el segundo domingo del mes de agosto. Eso significa que la primaria, de mínima, debe convocarse en mayo.

Si la provincia quiere despegarse de Nación, tratando de esquivar la convocatoria, debería hacerlo antes de mayo. De ese modo, según una especulación que circula en la política, podría fijar fecha propia para sus primarias -despegada de Nación, que a su vez tiene fecha rígida, que se cambió por única vez en 2021 por la pandemia- y luego no adherir a la fecha nacional.

Más allá de la interpretación jurídica, en términos políticos implicaría que Kicillof haga una convocatoria explícita para despegarse de la elección nacional. ¿Eso sería consentido por Alberto Fernández quien, como cualquier candidato a presidente del peronismo, quiere contar con la tracción que ejerce el territorio, sobre todo en un distrito como la provincia de Buenos Aires? ¿Una desmarcada de Kicillof, con consentimiento o patrocinio de Cristina y Máximo, podría desatar una disputa entre Nación y Provincia como aquella que en 2012 obligó a Daniel Scioli a “cuotificar” el pago de sueldos porque Economía, por indicación de Cristina, frenó las asistencias extra que ahora Fernández otorga a Kicillof?

Hay un factor objetivo: en la provincia no hay balotaje, por lo que la elección a gobernador se gana por un voto. El tema nombres, la aspiración reeleccionista de Kicillof y las pretensiones de otros jugadores, como Insaurralde, son material para otro capítulo,

Anexo electoral. La elección de gobernador es, por ley, simultánea con la de intendentes y legisladores provinciales, como son el mismo día la elección de presidente y diputados y senadores nacionales. Si, como sostiene una de las especulaciones, Cristina Kirchner fuese como candidata a senadora por Buenos Aires en el 2023, su lista y nombre no estaría presente en la eventual elección anticipada de gobernador, salvo que acepte ser candidata testimonial o no, por caso, a legisladora por el sur del conurbano -igual, su nombre no estaría en toda la provincia-, o vicegobernadora.

Plazos

Sobre esta interpretación -que permite desvincular la primaria bonaerense de la nacional, que Vidal analizó secretamente pero de la que no hizo uso- se presenta una complejidad adicional vinculada con las fechas.

El artículo 116 de la Ley Electoral bonaerense, introducido en una reforma que se hizo en 2002 cuando el gobernador era Felipe Solá, estipula que la elección general se debe realizar entre 30 y 120 días antes de la finalización de los mandatos. Estos terminan el 10 de diciembre, por tanto, la elección general se debe hace entre el 10 de agosto y el 10 de noviembre. Dato para el calendario en 2023, la primaria nacional -salvo una ley del Congreso- será el 13 de agosto. La general es el cuarto domingo de octubre, que cae 22.

Según el almanaque, la general bonaerense podría hacerse el mismo día -13 de agosto- o después de la primaria. Uno de los sentidos políticos de desdoblar la elección, es despegar todo lo posible una votación de la otra, no solo por la boleta entera sino por el clima político general si se está discutiendo presidente o gobernador. Se repite, todos los años impares, en buena parte de las provincias que anticipan/desboblan elecciones.

¿Tiene sentido votar gobernador el mismo día, o después de las PASO nacionales, entendido esto por el efecto político de los resultados?

La ley de primarias bonaerenses dice, a su vez, que el gobierno provincial convocará a elecciones primarias entre 4 y 5 meses antes de su realización. A su vez, permite que las primarias provinciales se hagan hasta 12 meses antes de la general. El plazo mínimo entre la PASO y la general debe ser de entre 40 y 60 días -por el escrutinio y eventuales disputas judiciales- por lo que las primarias bonaerenses podrían caer en junio.

La lógica política indica que lo conveniente es hacerlas antes del cierre de listas para las nacionales, que en 2023 serán el sábado 24 de junio.

De todos modos, el calendario hipotético quedaría cruzado entre Nación y provincia Con una primaria bonaerense en mayo, el cierre de listas provinciales debería ser a mediados de marzo, el cierre de listas de las PASO el 24 de junio, la primaria nacional el 13 de agosto y, ese mismo día, o después, la general bonaerense.

En el terreno de las reformas legislativas, para evitar una disputa judicial por interpretación, una sería eliminar la “simultaneidad” de las primarias o, más que nada, retocar la ley electoral que fija que la elección de gobernador se debe hacer entre 1 y 4 meses antes del fin del mandato, este último el verdadero “candado” que impide despegar temporalmente la elección provincial de la nacional. Para eso, el FdT necesita un acuerdo legislativo con JxC, y habrá que ver si a este espacio le conviene eventualmente dividir la elección o no.

PI/CC

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