Mariana González: “Los frutos del crecimiento post pandemia están quedando concentrados en el excedente empresario y no en los salarios”
-En un informe reciente, que firmás junto a Cecilia Garriga, se lee: “El poder adquisitivo del salario mínimo, vital y móvil muestra una tendencia negativa desde 2011, que resultó particularmente fuerte en los últimos dos años del gobierno de Macri y también en 2020, durante la pandemia”. En ese trabajo, ustedes dicen que hoy el salario mínimo vital y móvil está 33% por debajo del nivel de 2015. ¿Por qué crees que se consolidó este proceso regresivo en los ingresos de la mayor parte de la población durante el gobierno del Frente de Todos, más allá, incluso, de la pandemia?
Mariana González: El deterioro del salario mínimo dentro del período de gobierno del Frente de Todos tuvo lugar sobre todo en el 2020. En el marco de la pandemia, las negociaciones paritarias en general se atrasaron muchísimo ese año. Arrancaron tarde sólo con aumentos parciales de suma fija por unos meses, en el marco de la gran duda sobre qué iba a pasar con el empleo, con la actividad, una situación muy recesiva. Y luego las paritarias empezaron a tomar dinamismo desde finales de ese año. Y no pasó lo mismo con el salario mínimo que siguió cayendo hasta principios del año 2021.
Luego, cuando se empieza a renegociar en el marco del Consejo de Salario, esas negociaciones nunca apuntan verdaderamente a recuperar lo que se perdió. Es como si lo que se va perdiendo en términos de salario se consolida así y cuesta mucho instalar la posición de que no hace falta solamente que el salario mínimo siga a la inflación, sino que crezca bastante por encima de la inflación y por encima de los salarios. Sumado a esto, un proceso de una inflación creciente, que nunca se anticipa del todo, nos lleva a que desde ese nivel mínimo de salida de la pandemia no estemos mucho mejor, e incluso a principios de este año nuevamente esté cayendo el salario mínimo, porque lo que se negoció, a fines del año pasado, fue una progresión respecto a una inflación que también terminó siendo mayor.
-El informe también analiza la caída de la participación de los asalariados en el Producto Bruto Interno. Dentro del Frente de Todos, la vicepresidenta lo ha mencionado en más de una oportunidad. El dato que ustedes aportan es que hubo una transferencia de ingresos del trabajo al capital de aproximadamente 87 mil millones de dólares entre 2016 y 2022, de los cuales 48 mil millones de dólares se trasladaron entre 2021 y 2022. La famosa frase de Cristina, “Cuatro vivos se están llevando el crecimiento”, ¿podría ser leída a la luz de estos números?
-Sí, tal cual. Esto es un resultado de la pérdida que vienen teniendo los salarios en general. Relacionándolo con el tema del salario mínimo, lo que podría decir es que no se está usando la política en general para contribuir a elevar esos salarios. El salario mínimo no está siendo impulsado como una herramienta que permita subir los pisos salariales. No es así desde la posición del gobierno, que, como decía antes, más bien tiende a, como mucho, permitir que siga la inflación. El resultado es que los salarios perdieron en gran medida en relación con la porción que representan dentro del total de la riqueza que se genera en la economía.
En el 2016, el peso del total de los salarios contando registrados y no registrados, sobre el PBI, era casi del 52%; en el 2019, del 46%; y en el 2022, casi del 44%. Se fue perdiendo cada vez más respecto de los salarios. Entonces, en esta etapa del Frente de Todos, no sólo se consolida esa menor capacidad que tienen los trabajadores de apropiarse de la riqueza generada, sino que incluso se profundiza y se da en un contexto que es bastante diferente, porque en el gobierno de Macri los salarios pierden mientras la economía se achica. Lo que ocurre es que es mayor la caída de los salarios que la caída de la economía.
En cambio, en los años 21 y 22, los salarios pierden participación en una economía que crece, con lo cual ahí es claro que los frutos de ese crecimiento post pandemia están quedando concentrados en el excedente empresario y no en los salarios, cuando a priori habría condiciones económicas para plantear una distribución distinta, una economía que crece, que tiene más ganancias, se está recuperando de la pandemia. Pero a los salarios no les pueden llegar los frutos de ese crecimiento.
-El Frente de Todos tuvo, lo dice el informe de coyuntura de marzo de Cifra, un superávit comercial de 45 mil millones de dólares durante estos primeros años de gobierno. Pero esos dólares entraron por una ventanilla y se fueron por la otra. Hay un dato importante que es, además de los pagos de deuda, además de la salida de lo que se denomina “turismo emisivo”, es decir, la plata que se va por los argentinos que salen al exterior de vacaciones, está un ítem del que se habla poco, que es el pago de deuda de las empresas del sector privado. Grandes empresas de la Argentina que se endeudaron durante el gobierno de Mauricio Macri, casi en paralelo al endeudamiento del Estado, y que, gracias al Frente de Todos o durante el gobierno del Frente de Todos, accedieron a dólares baratos para cancelar esa deuda que habían tomado en muchos casos en lugar de reestructurar.
-Es indudable que es un ítem fundamental en la salida de divisas del país. Entre el año 2020 y el 2022 suman prácticamente 25 mil millones de dólares. Es uno de los principales rubros de salida de divisas. Pensemos que la fuga de capitales, un problema endémico de la Argentina de las últimas décadas, está controlada, entre comillas, por el hecho de que hay bastantes restricciones a la adquisición de divisas, incluso el cupo de 200$ para personas físicas. Pero aparece este otro canal por el cual, tal como vos decías, las empresas que dicen tener deuda en el exterior, tienen habilitación para pagar los vencimientos de esa deuda, para pagar el capital y los intereses, y lo hacen adquiriendo divisas al tipo de cambio oficial, mucho más bajo que otros tipos de cambio. Y cuando se mira el efecto que tiene la balanza de pagos, es muy significativo. Eso es indudable. Frente a eso, la posibilidad que tienen los asalariados de incidir en la balanza de pagos, sea a través de la compra de ahorro o de turismo, es mucho menos importante, aunque desde ciertos sectores se carga las tintas sobre los salarios, a veces como culpables de la inflación y culpables de la salida de divisas, como si lo fuera. Estoy reproduciendo argumentos de la oposición.
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-Por estos días se cumple un nuevo aniversario del golpe de Estado de 1976, y hay un episodio de finales de la última dictadura que vuelve también siempre y es lo que se conoció como la estatización de la deuda privada. Repasando, para esta charla con vos, claro, la deuda externa durante la última dictadura militar aumentó casi un 500% o 449%. Había arrancado el endeudamiento externo en alrededor de 8 mil millones de dólares. Cuando terminó la dictadura, estaba en 45 mil millones de dólares aproximadamente. Pero el 17 de noviembre del 82 se lleva a cabo la famosa estatización de la deuda del sector privado. También hubo un grupo de empresas beneficiadas, en ese caso bajo la dictadura, por el Estado. Siempre quedó asociado a esa decisión Cavallo. Él niega haber sido el responsable. Dice que fue una decisión del presidente del Central que vino después, que se llamó Julio González del Solar. Estaba Carlos Melconián en ese momento también, como funcionario del Banco Central. A veces parecería que la dictadura es una historia obviamente sangrienta, un exterminio masivo de personas, pero se desliga a veces este proceso económico que inició la dictadura, primero con Martínez de Hoz, después con las distintas gestiones. ¿En qué medida se repiten beneficios de este tipo hoy a 40 años casi de democracia?
-El de estatización de la deuda en aquel momento es un proceso que, para analizar su carácter económico y quiénes fueron beneficiados, hay que seguirlo a lo largo del tiempo. Estas empresas se habían endeudado para aprovechar la situación económica, la especulación financiera, para hacer ganancias financieras de corto plazo rápidamente en el marco de una política económica que era la tablita cambiaria, que les aseguraba tener ganancias financieras rápidas y con la posibilidad de conocer cuál iba a ser el tipo de cambio en cada momento.
La deuda continúa con una serie de seguros de cambio y cuando se vio, hacia el final de la dictadura militar, que era inviable tener las divisas para permitir la salida de esos dólares, se empezaron a hacer distintas políticas desde el Banco Central. En algunas de esas participó Cavallo, más allá de que niegue ahí la asociación con esta política. En distintos momentos, cuando se ponían esos seguros de cambio, ya implicaban beneficios para las empresas porque les aseguraban un determinado tipo de cambio que era más beneficioso que el que estaba vigente. Y terminó, como vos decías, al final era una estatización, y los grupos que resultaron beneficiados son grupos económicos que continúan operando la economía en la actualidad, y que tienen suma relevancia en el poder real. Así que se pueden seguir ahí, seguramente, los beneficios que han tenido en distintos momentos del tiempo a partir de políticas gubernamentales, como también podríamos seguir otras herencias en materia de políticas respecto de la dictadura. Nuestra sociedad y nuestra economía cambiaron para peor radicalmente a partir del año 76.
-Hoy, a casi 40 años, como decía, del regreso de la democracia, a más de 20 años del estallido de la convertibilidad, la actual crisis económica hace que hoy vuelvan casi como salvadores los nombres de Menem y de Cavallo. Obviamente Javier Milei parece ser la gran novedad de la política para este año electoral, pero también hay una reivindicación de Menem y de Cavallo, desde el propio peronismo, desde no sé si algunos sectores del propio Frente de Todos, otros sectores del peronismo no kirchnerista. ¿A qué lo atribuís?
-Esos tres episodios que vivimos de aplicación de políticas neoliberales implicaron en todos los casos caídas, tarde o temprano, más o menos profundas de la actividad económica, destrucción del tejido industrial y empeoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores. Pérdidas en términos de esta participación del ingreso de las que estamos hablando. Así que lo cierto es que un ejercicio de memoria histórica debería llevarnos a todo lo contrario, a procurar no repetir otra vez la aplicación de este tipo de medidas de política.
Sin embargo, en el marco de una situación donde las condiciones de vida están para unos estancadas y para otros empeorando, pueden aparecer estas ideas de salir para cualquier lado, que repito, para mí con un poco de memoria histórica serían absolutamente impensables, pero pueden aparecer como más atractivas para quienes no las vivieron o no tienen conciencia de lo que implicaron, y por supuesto que son soñadas desde quienes representan a los intereses económicos que se benefician.
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Pablo Gerchunoff sostiene que en la Argentina hubo tres intentos de modernización. Primero el de la dictadura, que obviamente fue un intento sangriento (Gerchunoff no reivindica ese intento, pero sí dice que fue un intento de modernización). Después vino el de Menem, después vino el de Macri. ¿Vos cómo los llamarías a esos intentos?
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-Sí, entiendo que en términos económicos son tres procesos de aplicación muy profunda de políticas neoliberales que implican, además, un ataque directo a los sectores como el industrial, que producen para el mercado interno. Y además son tres momentos donde también se busca, en definitiva, una caída de la participación de los salarios en el producto, una reducción del costo del costo laboral, que viene un poco asociada a esta idea de la apertura económica y la necesidad de competir con el mundo. Cuando uno mira hacia atrás previo a la dictadura, la sociedad argentina era una sociedad que se destacaba dentro de lo que era América Latina por tener una clase media más extendida, condiciones de vida claramente mejores, salarios más elevados, niveles de pobreza inferiores al dígito; en todos los casos, mostraba indicadores mejores que los de la región, y como resultado de la aplicación de esas políticas económicas, políticas y de ir hacia atrás, de destruir parte del proceso industrializador que se había logrado en términos sociales y laborales, lo que se nota es un deterioro claro incluso respecto del de los países de América Latina.
-La economía bimonetaria de la que tanto se habla tiene mucho de su inicio durante la dictadura, justamente. Por ejemplo, la dolarización de la venta de las propiedades empieza en el año 77 y después siempre se habla de la Ley de Entidades financieras, una ley que también fue creada por José Alfredo Martínez de Hoz, el primer ministro de Economía de la dictadura, que la llamó en su momento una revolución silenciosa. Estaba leyendo en algunos informes que hay alrededor de 400 leyes que todavía están vigentes. De las 4000 que hay actualmente, 400 son leyes de la dictadura. Entre ellas, la Ley de Entidades Financieras, que según el propio Martínez de Hoz implicaba la descentralización de los depósitos y la liberalización de la tasa de interés para darles un poder mayor a los bancos. Con casi 40 años de democracia, ¿por qué pensás que no se pudo eliminar ni retroceder una ley que tiene tanta incidencia en la economía que hoy tenemos?
-Hoy, estamos habituados a pensar más en términos de un mundo neoliberal, de que los bancos definan con alguna intervención muy menor del Banco Central la tasa de interés, los destinatarios de sus préstamos, las condiciones de pensar en la libre entrada y salida de capitales. Y en algún momento eso no fue así. El retiro del Estado de distintas esferas de la economía, incluyendo en este caso la financiera, ¿por qué no se pudo revertir? Es una gran pregunta. Cuando salimos de la dictadura, teníamos un nivel de deuda externa, contraída mayormente durante la dictadura, que condicionó absolutamente al gobierno de Alfonsín, más allá de sus errores o aciertos, y que terminó en una crisis que lo obligó a dejar el gobierno anticipadamente.
Luego volvimos a tener un gobierno como el de Menem, que profundizó las políticas de la dictadura. Cuando hubo algunas de estas políticas que se revirtieron, fue entre 2003 y 2015. Y no se trata de una revolución en este ámbito que vos mencionabas de la reforma financiera. Lo que sí se impuso en ese momento fue un control a la entrada de capitales, que terminó siendo una garantía de mayor estabilidad en esos años, incluso cuando nos tocó pasar por la crisis mundial de 2008-2009. ¿Por qué no se pudo hacer más? ¿Por qué ese proceso se cortó? Es una pregunta que no creo poder responder, pero parece, por lo que muestran las últimas décadas en Argentina, más fácil destruir que volver a crear.
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Resumen de la entrevista realizada por Diego Genoud para su programa Fuera de Tiempo (Radio Con Vos)
DG
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