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CRÓNICA Marcha y protocolo antipiquetes

Protesta e incidentes afuera del Congreso: qué dicen los manifestantes contra las medidas de Milei

Protesta e incidentes afuera del congreso. Qué dicen los manifestantes contras las medidas de Milei

Macarena Romero

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“Ahí debe haber 50 gendarmes”, dice un delegado de la CTA, y señala la Avenida Rivadavia a la altura del monolito del km 0, el inicio de todos los caminos de Argentina. Son las ocho y media de la noche, afuera hay vallas y filas de la Policía Federal y Gendarmería rodeando el Congreso. Son más de 3000 efectivos, hay camiones hidrantes, pancartas de asambleas de vecinos, del Partido Obrero, del MST, de Izquierda Socialista, padres con sus hijos sobre los hombros, jubilados con carteles hechos a mano, banderas, cartulinas pegadas en las rejas y grupos de amigos en bicicleta, todo inmerso en el sonido envolvente de cacerolas, cánticos, bombos y redoblantes. Dentro, la Cámara de Diputados debate hace diez horas la Ley Ómnibus. La vigilia de las organizaciones sociales, de derechos humanos, estudiantes, sindicatos, asambleas barriales y partidos de izquierda comenzó al mediodía.  

A Oscar de Isasi le dicen el colo, tiene el pelo largo y rulos rojos, se presenta como secretario gremial de ATE Nacional, secretario general de la CTA autónoma de la provincia de Buenos Aires, e hincha de Estudiantes de la Plata. Dice que la movilización popular viene a reafirmar el rechazo al DNU y a la Ley Ómnibus que se masificó el 24 de enero, porque implica la entrega de empresas estratégicas, saqueo de las riquezas y precarización laboral.

“Una vez un dirigente con mucha experiencia me dijo: cuando la política se discute en la calle hay menos margen para hacer maniobras en el Congreso. Nosotros queremos reivindicar a muchos diputados y diputadas que son consecuentes con los planteos que está haciendo la calle, hay otros que van a tener que decidir de qué lado de la historia van a quedar”, dice de Isasi. “Nuestro pueblo es un pueblo de lucha y más temprano que tarde va a lograr los objetivos del bienestar general”. 

Myriam Bregman y Nicolás del Caño, diputados nacionales del Frente de Izquierda, están en la plaza esta noche y buscan un camino seguro entre las filas de gendarmes para avanzar. Bregman se abre paso, del Caño la sigue. Ella dice: “Adentro es un desastre, se sigue debatiendo como si afuera no pasara nada, y Patricia Bullrich montando este show represivo indignante para ocultar que ésta es una ley que ataca los intereses del pueblo trabajador, que ataca a las mujeres, a la niñez, a los jubilados. Todo este desgaste represivo, todos estos gases que tiran a los manifestantes son un circo para tapar lo que está pasando adentro”.

Bregman cree que lo único que puede influir y producir un cambio de rumbo es lo que ocurra en la calle. “No ahí adentro, porque ahí Milei ya lo dijo: corren las valijas, las coimas, y eso es lo que domina la discusión”.

Nicolás del Caño señala a un polícia: “Mirá como se ríen provocativamente. Los han envalentonado. Una parte clave de esta ley es la persecución a la protesta social, a los dirigentes que convocan a movilizarse, por eso es tan importante la oposición de todos los sectores, tenemos que multiplicar la fuerza y exigir a la CGT a que convoque a un verdadero plan de lucha, porque después del 24 de enero no hubo una continuidad, que es lo que la gente reclama”. Coincide con Bregman en que “adentro es un bochorno, a esta hora aún no tenemos el texto final que se está debatiendo” concluye

Maxi es productor de televisión, autoconvocado, cree que de a poco la gente va estando más dispuesta a “poner el cuerpo”, pero piensa que todavía es un núcleo muy chico, y que es importante que se sumen los barrios de capital y del conurbano. Falta dirección, dice Maxi y menciona que ni la CGT ni el peronismo convocaron. “La calle es la única manera de torcer esto”, sostiene, “pero falta gente y fuerza”. 

Una pareja de chicos vino con una amiga, ella habla mientras ellos cantan y se besan. Karen tiene 27 años y es docente. Dice que es necesario que los “escuchen” y que le preocupa la delegación de las facultades legislativas. “Hace años que no se ve un ajuste de esta magnitud”. Está conmovida y esperanzada por la cantidad de gente que ve en la plaza. “Hay mucho ruido” dice con una sonrisa, “es la única arma que tenemos como pueblo”. 

“Mi nombre es Agens Mermet. Yo soy trans, ya elegí mi nombre, así que poneme ese”, pide la referente nacional de disidencias en lucha y militante de Izquierda Socialista de 29 años mientras se ceba un mate. Está con Rosario, que tiene 24 y un pañuelo verde prendido del cuello. Rosario es dirigente en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Creen que esta manifestación tendría que haber sido acompañada por un paro de la CGT y de las centrales sindicales.

“Esa ausencia también es lo que nos expone tanto ante el protocolo de Bullrich, necesitamos acompañamiento del sindicalismo”. “Es una locura el despliegue de las fuerzas represivas”, completa Agens, “los tenemos justo acá, mirá, estamos rodeades, están cortando ellos la calle, es una burla absoluta que da claros indicios de lo que está pasando en el Congreso, que es lo suficientemente terrible como para tener que desplegar este operativo”, dice. “Venimos a oponernos como mujeres y disidencias, están negando años de lucha, invisibilizando a las disidencias con la Ley de los mil días, hablando de madres y no de personas gestantes, desarticulando la Ley Micaela, amenazando la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, que fue una conquista histórica, señal, también, de lo que podemos conseguir cuando estamos unides en las calles, movilizándonos”, coinciden. 

Enrique Viale, miembro de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas y expositor en el Plenario de Comisiones de Diputados, acelera el paso porque avanza la columna de Gendarmería. “La cosa es no quedar encerrados”, dice. “Estamos muy preocupados, la situación es lamentable, un congreso vallado, militarizado, como sólo se votan las entregas. En la historia argentina las grandes entregas se votaron así. Están todas las fuerzas, hasta la Prefectura, como si hubiesen ríos”, se ríe.

Para Viale los debates que se están dando actualmente pertenecen al siglo XIX “se están discutiendo derechos elementales: a circular, a manifestarse, si un bosque o un glaciar tienen que ser protegidos. Es un momento muy preocupante para el país pero la sociedad va tomando conciencia y protagonismo”, sostiene. Ve un retroceso enorme en términos de la Ley de glaciares, de bosques, de quemas, “esto se para con organización popular y poniendo límites. No podemos dejar que nos arrebaten los derechos conquistados con tantos años, leyes que logramos con mucho esfuerzo y muchos debates ”, concluye. 

Una columna de gendarmería avanza por Rivadavia, aunque el debate en el reciento ya terminó: pasó a cuarto intermedio hasta el jueves al mediodía. Autoconvocados sin banderas y señoras con cacerolas cantan “la patria no se vende”. Las organizaciones ya se fueron, son vecinos los que están cortando la calle. Ahí también está Pablo, que tiene 72 años y es cura franciscano. Lleva puesta una remera del padre Carlos Mugica.

“Esta democracia, que acaba de cumplir 40 años, es una democracia formal que siempre ha estado amenazada por los poderes fácticos, fundamentalmente por los lobbies económicos y los grandes medios de comunicación”, sostiene. El cura dice que el pueblo está amenazado en su integridad porque la cultura que se promueve es la del individualismo: “El sálvese quien pueda ha penetrado en nuestros sectores populares. Esta presencia de gente es alentadora, pero ojalá hubiera más”.

Mientras cataloga a la Ley Ómnibus como profundamente antidemocrática, la policía lo empuja en una corrida. Gendarmería avanza con escudos y armas de caño largo, a paso coordinado, pero la gente la rodea. Acorralada, tira gases. Una chica no puede abrir los ojos, la asisten dos amigas que vinieron solas y no la conocen, le dan limón y agua. La chica cuenta que estaba sentada en la entrada del subte, cantando el himno, pudo correr, aún sin ver, no como las otras cuatro chicas que se llevaron detenidas. Se llaman Abril Rocio Taborda, Ivana Bunge, Agustina Maira Goncalves y Jennifer Bogarín, están detenidas en la Superintendencia de Investigaciones Federales de Lugano. Estaban sentadas en la vereda, cantando el himno.

MR/NB/DTC

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