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ENTREVISTA
“La salud de los humedales es una condición fundamental para que el resto de la vida se desarrolle”

"La ley no resolverá mágicamente la problemática de los incendios, pero será un reconocimiento explícito al rol de estos ecosistemas como esenciales”, señala Gaston Fulquet.

Gabriel Tuñez

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Los resultados de una investigación a cargo de científicos de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, determinaron que millones de estadounidenses están expuestos de manera rutinaria a niveles de contaminación que rara vez se veían hace solo una década. ¿La causa? La presencia cada vez más frecuente de humo provocado por los reiterados incendios forestales registrados, principalmente, en el oeste del país.

El estudio fue publicado el 22 de septiembre en la revista científica Environmental Science & Technology, dedicada a investigaciones medioambientales, y se enfoca en un tipo de contaminación por partículas conocido como PM2.5 (cenizas, hollín, polvo y restos metálicos, entre otras), que puede alojarse en el sistema respiratorio y llegar, incluso, al torrente sanguíneo. El trabajo indicó que el humo de los incendios forestales expone a millones de estadounidenses cada año a niveles peligrosos de esas partículas finas.

“Descubrimos que las personas están expuestas a más días con humo de incendios forestales y a las partículas que causan”, explicó la autora principal del estudio, Marissa Childs, según un artículo de prensa que difundió la propia Universidad de Stanford. La investigadora dijo haberse sorprendido por la rapidez con que las exposiciones más extremas a estas partículas pasaron de ser raras a rutinarias. Hace una década, mencionó, menos de medio millón de personas vivían en áreas que experimentaban aire insalubre al menos un día al año; en la actualidad, más ocho millones son las que padecen esta situación.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó que la exposición crónica a este tipo de materia particulada contribuye al riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y respiratorias, así como cáncer de pulmón. En agosto último, un informe de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) reveló que a causa del humo provocado por los repetidos incendios en las islas situadas frente a la ciudad santafesina y en las vecinas zonas del Delta del Paraná se registraron valores que superaron 17 veces el límite de cantidad de partículas en el aire establecido por la OMS. El grupo de trabajo “Calidad de Aire y Mediciones Satelitales” de la Plataforma de Estudios Ambientales y Sostenibilidad de la UNR, presentó un informe que mostró al detalle el nivel de contaminación provocado por el humo proveniente de los incendios en los humedales frente a Rosario. El texto indicó que la sequía que viene azotando a la región en los últimos tres años, a la que se sumó el nivel más bajo registrado en el río Paraná y “el uso indiscriminado del fuego para eliminar los pastos nativos, provocaron cifras récord de incendios en el Delta en ese periodo”. A raíz de eso, la frecuencia de estos eventos de quema y la ausencia de lluvias en la zona intensificaron su impacto en el humedal.

Ley de humedales, una “señal de maduración”

“Queremos respirar” fue una de las consignas de la masiva manifestación llevada a cabo el pasado 17 de septiembre sobre el puente Rosario-Victoria, que finalizó con una celebrada lluvia, fundamental para comenzar a apagar las llamas. “La salud de los ecosistemas es la condición fundamental para que el resto de la vida se desarrolle. La aprobación de la Ley de Humedales es extremadamente necesaria y sería una señal de maduración y aprendizaje colectivo”, dijo a elDiarioAR Gaston Fulquet, coordinador de la Fundación Humedales/Wetlands International.

¿Cómo analiza la situación derivada de los incendios forestales en los humedales situados en el Delta del Paraná? ¿Qué efectos negativos en el corto y largo plazo considera que pueden tener en las comunidades locales y más allá de ellas? 

Los incendios en humedales del Delta del Paraná es una temática compleja que tiene múltiples aristas, causas y responsabilidades concurrentes. Es el tercer año consecutivo que se repiten estos episodios, dando cuenta de una problemática que es coyuntural desde el punto de vista ambiental pero también estructural desde la mirada de la gestión. Lo coyuntural responde a un cambio en el sistema natural: en toda la Cuenca del Plata (a la que pertenece el río Paraná) se vienen registrando desde 2019 un déficit en las precipitaciones lo que afecta la cantidad de agua en los ríos y se traduce una sequía generalizada que afecta a los humedales. Es una señal clara de que el cambio climático está afectando nuestra región. El problema estructural es que nuestro sistema de gestión no está del todo preparado para anticiparse a estos nuevos desafíos y minimizar sus consecuencias. Se ha avanzado en fortalecer la capacidad de combate al fuego, pero hay pocos recursos técnicos y presupuestarios destinados a ordenar los regímenes de uso en islas a planificar qué actividades son o no apropiadas para los humedales del Delta del Paraná y a garantizar una mayor presencia y capacidad de fiscalización en el territorio que contribuyan a la prevención de los fuegos. Los efectos de los fuegos también son múltiples: afectan a las personas que vivimos en torno a este sistema natural impactando en la rutina diaria, la salud y la calidad de vida. También, al ser episodios recurrentes en los últimos tres años, se observan afectaciones al propio sistema natural y a su capacidad de auto-regenerarse con impactos sobre otras especies animales y vegetales que aprovechamos y que también son esenciales para nuestra propia subsistencia.  

¿Considera que el tratamiento legislativo y la aprobación de la postergada Ley de Humedales es un aspecto suficiente para el cuidado de este tipo de territorios? 

El impacto de los fuegos en las últimas semanas ha despertado el tratamiento de la Ley de Humedales después de un largo letargo. Este es un pedido que venimos empujando en conjunto con más de 500 organizaciones socioambientales porque es condición para que la ley sea tratada en primera instancia en la cámara baja. En los últimos años, con el estallido del Covid 19, a nivel de la sociedad hemos tomado nota de esa conexión entre salud ecosistémica y salud humana. La salud de los ecosistemas es la condición fundamental para que el resto de la vida se desarrolle.  En ese contexto, la aprobación del proyecto de ley es extremadamente necesaria y sería una señal de maduración y aprendizaje colectivo. Su aprobación per se no resolvería mágicamente la problemática de los incendios, pero sí es un reconocimiento explícito al rol de los humedales como ecosistemas esenciales para la vida. Además, crea la obligación de asignar recursos y fomentar políticas públicas y sectoriales para conservarlos como una prioridad de Estado.

¿A qué razones o intereses adjudica la demora en el tratamiento del proyecto?

Persiste una visión demodé para los tiempos que corren que las leyes de conservación son “anti-producción”, lo que genera una falsa antinomia entre conservación y producción. Claramente el desafío del siglo XXI es adaptar nuestras formas de producir a las características de los ecosistemas para poder protegerlos. Una ley como la de humedales también trae este planteo, pero no representa una limitación para aprovechar los recursos de manera racional y sostenible. Es necesario ajustar prácticas productivas y de consumo a las posibilidades y límites de nuestro planeta. También hay una voluntad de muchos sectores de la economía de querer seguir como siempre cuando algo de fondo ha cambiado en el mundo: se ha puesto en evidencia que nuestro vínculo con la naturaleza no está en orden. En Argentina tuvimos uno de los aislamientos obligatorios más extensos del mundo. Esto, sin dudas, afectó drásticamente a la economía, pero también a nuestras formas de vida y los vínculos con el entorno en que vivimos. Insisto, hay una relación directa entre la degradación de los ecosistemas y el bienestar de las personas. Tal vez sea demasiado pronto para verlo con claridad, pero confío en que como sociedad podamos procesar y aprender de esta experiencia. Estamos a tiempo de poder cambiar el rumbo de las cosas, pero para eso es importante asignar prioridades a lo que realmente es esencial.

El proyecto de Ley de Humedales contempla la obligatoriedad de cumplir con una instancia de evaluación de impacto ambiental para proteger a estos ecosistemas de las amenazas y consecuencias negativas que pudieran ocasionar, por ejemplo, iniciativas vinculadas a obras de infraestructura en esos territorios. La Fundación que coordina presentó días atrás a representantes de instituciones de financiamiento internacional, entre ellas el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM), una guía de orientaciones para la consideración de los humedales en los estudios de impacto ambiental. ¿Por qué es importante que el sector financiero tome en consideración a estos ecosistemas?

Las instituciones de financiamiento internacional son las catalizadoras de fondos para muchas de las inversiones que se realizan y pueden jugar un rol clave para definir con qué resguardos ambientales y sociales se desarrolla una obra de infraestructura en humedales. Participan en diferentes instancias del ciclo de aprobación de un proyecto, por lo que estos insumos técnicos son una herramienta importante para analizar si el proyecto que se propone y su diseño se adaptan bien al ecosistema de soporte donde será emplazado. La guía viene a ocupar un área en la que hay poco conocimiento y la información permite mejorar los sistemas de salvaguardas y su implementación. Esto representa una gran oportunidad para poner en foco a los ecosistemas de humedales en los estudios de impacto ambiental frente a grandes obras de infraestructura para evaluar impactos y evitar afectaciones importantes en el funcionamiento de estos ecosistemas.

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