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Segunda ola
Familias y docentes cordobeses divididos mientras las escuelas siguen abiertas y depende de los casos para cerrarlas

En Córdoba el gobierno provincial decidió que los 840 mil estudiantes y los 80 mil docentes de los tres niveles del sector público y privado sigan yendo a clases hasta el 30 de abril próximo.

Gustavo Molina

Córdoba —

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El gobernador de Córdoba Juan Schiaretti y su ministro de Educación, Walter Grahovac; decidieron que los 840 mil estudiantes y los 80 mil docentes de los tres niveles del sector público y privado sigan yendo a clases hasta el 30 de abril próximo. De esta manera, seguirán con el sistema de semipresencialidad –una semana tiene clases una burbuja, y la semana siguiente, otra-; las salitas del nivel inicial, los grados de primaria y los cursos del secundario.

La decisión del gobernador Schiaretti de seguir con las escuelas abiertas se asienta en las estadísticas propias del Ministerio de Educación de Córdoba que señalan que “en la primera quincena de abril se aisló a 810 burbujas, que representa sólo el 1,3% de las 62.335 burbujas del sistema educativo” y que en el mismo período “se pusieron en marcha 2.926 veces las medidas de prevención y cuidado en 962 escuelas frente al Covid-19”. El 58% de las alertas se dio en establecimientos privados, mientras que el 42% restante fue en escuelas públicas.

La secretaria de Educación de Córdoba, Delia Provinziali explicó a elDiarioAR que “sólo se debió aislar a 810 burbujas de las más de 60 mil que tenemos en la provincia. Esto confirma que la escuela es un ámbito de especial cuidado, donde se respetan los protocolos, y es un lugar seguro para estudiantes y docentes. Nuestra apuesta, desde el punto de vista de la educación, porque no somos epidemiólogos, es seguir con este sistema de presencialidad de alternancia”. La funcionaria aclaró que el aislamiento de los alumnos se debió a casos preventivos y casos positivos de Covid-19.

Provinziali advirtió que “la pandemia nos enseñó el concepto de dinamismo, la educación no es la única variable que manejamos; si desde el Ministerio de Salud, con cuyas autoridades estamos en permanente contacto, nos dicen que se disparó el pico de contagios, evaluaremos los pasos a seguir. Si ante tanta contundencia epidemiológica hay que cambiar de planes, haremos lo más conveniente para cada uno de los casos. Nosotros estamos muy atentos al semáforo epidemiológico y a lo que dicte la autoridad sanitaria respecto si hay que implementar una suspensión temporaria de clases presenciales como se dio en el AMBA”.

Y agregó que “lo que se debe trabajar es en la instalación de hábitos, en los rituales que la escuela debe iniciar. En nuestra experiencia en los niveles inicial y primario, son los niños quienes al regresar a casa refuerzan lo que aprendieron en la escuela sobre los hábitos para cuidarnos del Covid. La escuela refuerza esos rituales que los sectores de la vida social no comprenden. La escuela fue, es y será siempre un disparador para lograr los cambios culturales. Si bien en la escuela no se dan los contagios por el cumplimiento de los protocolos, hay factores periescolares, la comunidad educativa debe acompañar; la vida social sigue activa, y todos esos factores sirven para llevar el virus, como transmisores”.

El primer docente muerto

La contundencia de las estadísticas del Ministerio de Educación chocan con la tragedia ocurrida en la ciudad de Morteros, en el este provincial, donde el profesor de educación física Hugo Reyna de sólo 47 años murió al contagiarse de Covid. El docente fallecido, el primero por Covid desde que se inició el ciclo lectivo 2021 semipresencial en Córdoba, daba clases en el PIT de Morteros y escuelas primarias de las localidades de Colonia San Pedro y Colonia Beiro. Todavía no se sabe dónde se contagió.

El martes 13 pasado, tras conocerse la muerte del profesor Reyna, el gremio docente Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC) emitió un comunicado donde reclama al Gobierno que “la presencialidad solo podrá continuar si todo el personal docente se encuentra vacunado” y que “el Gobierno provincial debe entregar de manera adecuada los materiales de sanitización y proveer el personal de limpieza para que se cumplan rigurosamente los protocolos sanitarios”.

Pese a los reclamos, la UEPC coincidió con la secretaria de Educación Delia Provinziali: “Mientras se le demanda a la escuela que sea un lugar seguro y cuidado en el que se cumplen todos los protocolos, la comunidad ha mermado fuertemente sus prácticas generales de cuidado de la salud. Es imposible que la escuela sea un lugar seguro si la comunidad no lo es. Si hay algo que hemos aprendido en este tiempo es que no es posible cuidarse individualmente. Solo podremos cuidarnos si lo hacemos entre todos”.

Las distintas realidades

Como en la política partidaria, en torno a la presencialidad y virtualidad hay una grieta. Pero no todo es lineal, ni blanco y negro, como advirtió la periodista de Río Cuarto, Flor Igarza: “¿En qué momento de la historia, desde qué día exacto, presencialidad educativa pasó a ser un valor del macrismo; y el apoyo a la virtualidad debido a contagios por una pandemia, se asocia al kirchnerismo?”. 

“No hay que caer en la falsa opción volver o no volver, presencialidad vs. virtualidad. Los gobiernos, según su signo político, los medios y la oposición buscan meternos en una polarización apertura vs. cierre para quitar de eje qué es lo que necesitamos los alumnos, los docentes y la comunidad educativa para enfrentar esta situación que se agrava día a día con el aumento de los contagios. La pandemia vino a visibilizar problemas estructurales. Por ejemplo, está naturalizado que los docentes que no tienen cargo trabajan desde marzo/abril hasta diciembre; y el año próximo se repite lo mismo; entran al ciclo lectivo en marzo/abril. Lo que quedó expuesto es que en enero y febrero esos docentes no cobran, no tienen vacaciones pagas, no tienen obra social y el Estado es el que los precariza”, denuncia Julia Giletta, profesora de teatro de cuatro escuelas y delegada de una de ellas, el IPEM 8 “Manuel Reyes Reyna” de barrio La France en esta Capital.

La docente señaló que “no hay un protocolo claro sobre qué hay que hacer, cada caso queda en manos de la Dirección o Inspección de Escuelas. ¿Se aísla la burbuja completa con alumnos y profesor? ¿se aíslan a los chicos? ¿se aísla sólo el caso sospechoso? Tenemos denuncias de situaciones donde las burbujas no son aisladas; o que los alumnos son aislados pero el docente sigue, como si fuera inmune al Covid. O docentes que sus hijas e hijos son aislados por contagios en sus burbujas, pero ellos que viven en la misma casa que el chico, deben seguir yendo a clases ¿qué hacemos con esas contradicciones?”.

Julia Giletta aseguró que “los casos de circulación del Covid tienen que ver con el transporte, no basta con abrir ventanillas; y con la apertura de las escuelas: los docentes y alumnos viajamos abarrotados, no pusieron más unidades para asegurar la presencialidad. Y la virtualidad tampoco es la solución, hay chicos que no tienen acceso a la educación virtual, el desgranamiento el año pasado por falta de conectividad fue muy alto. Después de un año de pandemia no se resolvieron problemas de infraestructura para solucionar la presencialidad; y tampoco se solucionaron los problemas de conectividad y soportes tecnológicos. Tenemos familias que se quedaron sin trabajo y viven cinco en espacios reducidos, es falso el debate presencialidad/virtualidad; hacen falta soluciones estructurales”.

Analía Bonifay es profesora de literatura latinoamericana y argentina en 5° y 6° año de tres colegios públicos de distintos barrios de la ciudad de Córdoba: “Yo renuncié a uno de los colegios porque no me sentía segura. Las aulas eran pequeñitas, estaban superpobladas, por más que implementaron lo de las burbujas no era seguro, así que directamente renuncié. Y en los otros tres colegios, que son públicos, estamos igual que antes, no hicieron ninguna mejora edilicia, y el tema de las burbujas funciona mal, al final terminás dando cuatro veces la misma clase; no sabés quiénes son los alumnos, nunca llegaste a conocerlos; los ves una vez por mes hasta que pasan las otras burbujas. Pedagógicamente no funciona”.

Respecto del riesgo sanitario, la docente admitió ante elDiarioAR que “sobre el tema de la salud, yo voy con bastante miedo a decir verdad; estos días están lindos; pero los días que están frescos, a las 7 de la mañana con las ventanas abiertas, si no te da Covid, te da neumonía. Yo preferiría responsablemente, seguir con la educación virtual, que el año pasado funcionó. Por supuesto, con la buena voluntad y el acompañamiento de los padres funciona, pero no todos los chicos tienen esas posibilidades”.

Cristina Villagra, docente de Comunicación de 5° y 6° año del IPEM 20 “Rodolfo Walsh” en la zona norte de esta Capital muestra una foto que presagia la película: “Nosotros comenzamos las clases el 5 de abril y desde ese día hasta hoy tenemos dos profesores contagiados y siete burbujas aisladas. Tenemos 370 alumnos. La primera semana tuvimos dos burbujas aisladas; el martes 13 se aislaron dos más, el miércoles 14 otra y el jueves 15 dos más. Nos es que haya habido casos de Covid, se cerraron preventivamente por contacto estrecho; pero los padres quieren que los chicos vayan a clase”.

El IPEM 20 “Rodolfo Walsh” –una escuela pública de un barrio de clase media trabajadora- fue noticia a principio de año: cuando comenzaron las clases presenciales en febrero para aquellos alumnos que adeudaban materias, los docentes y padres denunciaron que no funcionaba el baño de varones y que las piletas para lavarse las manos en el patio no funcionaban porque tenían los grifos rotos desde antes de la pandemia y que sólo funcionaba sólo una canilla de agua corriente en el patio. Hace tres semanas se realizó un abrazo solidario donde participaron alumnos, docentes y padres.

“Adentro del colegio, de las aulas, se respetan los protocolos; durante los recreos, quieras o no; ya no tenés tanto control del distanciamiento, aunque se sigue respetando un poco. Te hablo de nuestro caso que es una escuela de nivel medio. El problema lo tenés afuera, cuando los chicos van al kiosco y comparten la misma botella de gaseosa; o cuando se esperan a la salida y se van la burbuja de un 6° con la burbuja del otro 6°; el problema no se da adentro; sino con la movilidad que genera la escuela”, detalló esta profesora de los últimos años del “Rodolfo Walsh”.

-Con esos números de aislamiento de burbujas que se dieron en el colegio, ¿qué opinan, hay que volver a la virtualidad temporal o hay que seguir con el régimen de presencialidad? 

-Yo creo que hoy no hay que cancelar las clases; hay que ver cómo evoluciona la estadística, el semáforo epidemiológico. Pero yo no soy especialista. Quizá dentro de una semana el panorama sea otro y haya que suspender, habrá que ver qué sucede epidemiológicamente. Nosotros tenemos chicos sin fiebre, pero que vienen con síntomas, dolor de garganta, dolor de cabeza, moco. Y los padres no firman una declaración jurada de que ese alumno estuvo con algún contacto estrecho de Covid, si no tiene fiebre, pasa. Pero cuando empiecen los fríos vamos a tener otro fenómeno, el de las neumonías, porque nuestros alumnos no pasan frío acá en el aula, ellos vienen de hogares donde se pasa frío.

Erica Sauer es mamá de dos niños, la nena va a 5° grado y el mayor a primer año del secundario, ambos en una escuela privada, accesible a familias de clase media: “Miedo no tengo, ninguno de los dos se tuvo que aislar, las burbujas no se aislaron. Yo considero que es una prioridad, es necesario que los chicos vuelvan a clases con los cuidados que tengan que tener. El proceso del año escolar va a ser así, muy dinámico, hoy sí, mañana no; vení a buscarlo, qué se cierra, hay que ir adaptándose a eso. Como mamá, como familia, el desafío es adaptarnos: el 2019 fue distinto a 2020 y este 2021 de bimodalidad es una experiencia nueva para todos. El virus te va forzando a adaptarte, pensabas que llegaba hasta allá, y avanza más allá y más allá; entonces te vas adaptando a esos cambios. Ya no vamos a ser iguales que en 2019 y hay que encontrarle la vuelta a la virtualidad”.

Erica y su esposo Julio son conscientes que “cada uno mira la realidad con su lente: la señora que nos ayuda en casa nos cuenta que a veces tienen un celular para la tarea de los chicos y a veces no tienen datos; entonces tienen que buscar la tarea en la escuela. Cada uno se acomoda como puede, la conectividad, el espacio, son temas que hacen a cada familia. Hay familias que pueden disponer de espacios para que los mayores trabajen y los hijos estudien; y familias que tienen un solo lugar para todos”.

Sobre la movilidad de sus hijos y la posibilidad de contagio en la escuela, Erica está tranquila: “Nosotros hacemos pool y todos los que suben al auto vamos con barbijo. En la escuela hay pocas posibilidades de contacto por el sistema de burbujas; por ejemplo dos compañeros de mi hijo se aislaron por contacto estrecho, pero ellos no dieron positivo y no hubo que aislar a esa burbuja. Incluso, en su curso tienen menos contacto que en el de mi hija, donde todavía tienen esa cosa de prestarse la goma o la regla. Quizá hay que tener más cuidado con los adolescentes más grandes, que tienen más vida social autónoma; que salen y hacen la suya. Los míos, todavía son chicos para moverse por cuenta propia”. 

También Erica aportó un dato que habla acerca de los miedos: “Mi hijo no ha tenido el viaje de 6° del año pasado, una posibilidad era hacerlo ahora a fines de abril, antes de que el Presidente pusiera estas últimas restricciones, y la mayoría de los padres votamos que no; que lo íbamos a reprogramar nuevamente para más adelante. El viaje no es algo prioritario, puede esperar; a mí particularmente y a la mayoría de las familias nos genera como más miedo. En cuanto a la educación, en cambio, considero que es prioritario la vuelta a clases con los protocolos correspondientes”.

Juan Miletic vive en Colonia Tirolesa, un pueblo del Gran Córdoba de poco más de 6.000 habitantes, ubicado a 22 kilómetros de la Capital: “Juan Cruz va al colegio ”Pablo Rueda“, un colegio público de acá. En el grado de él, su burbuja es muy pequeña, no sé si llegan a 10 chicos. El tema de la presencialidad o no, por lo que hemos podido ver con mi esposa en este colegio, es que es necesaria la presencialidad por el tema de la conectividad. Por ejemplo hoy (viernes), Juan Cruz tenía su clase virtual y de los 10 nenes, se conectaron dos. La seño dijo ”bueno, el resto no puede, porque no tiene Internet, no tiene conexión, no tiene computadora o el dispositivo para conectarse“. En el caso nuestro lo vemos como necesario al tema de la presencialidad hasta donde se pueda, siempre preservando la salud de los docentes y de los niños”. 

Este hombre que vive con su familia en una zona suburbana destacó que “en este caso, hay muchos chicos que si no es presencial, no pueden tener clase. Honestamente yo pensaba diferente antes, hasta que empezamos a ver esta realidad de que es así; si no hay clase presencial, hay nenes que no estarían haciendo las actividades, por lo menos no con la señorita, porque no se pueden conectar”. 

Con estas realidades disímiles, se encuentran estudiantes, docentes y alumnos cordobeses. Desde el Ministerio de Educación sostienen que la presencialidad de alternancia seguirá vigente hasta el 30 de abril, pero admiten que podrán pasar a la virtualidad de un día para el otro si el semáforo epidemiológico se torna rojo.  

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