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Salud
Descubren un inesperado efecto de la semaglutida, la base del Ozempic, en ratones: hace perder fuerza muscular

Varias cajas de fármacos utilizados para tratar la diabetes y la obesidad en una oficina de farmacia.

Sofía Pérez Mendoza

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A medida que se consume más, también se conoce en mayor profundidad la semaglutida –la base del popular fármaco Ozempic– y sus efectos secundarios sobre el cuerpo. Un macroestudio desveló a principios de año que los medicamentos GLP-1 contra la diabetes y la obesidad se asociaban a un amplio espectro de beneficios sobre la salud, como un menor riesgo de trastornos cardiometabólicos y neurocognitivos como el alzhéimer y la demencia. Pero también reveló algunos negativos: las afecciones gastrointestinales –los más conocidos– o la hipertensión.

Una nueva investigación, publicada en la revista Cell Metabolism, indaga en cómo actúan estos fármacos sobre la masa muscular. Por el momento, de los ratones. Los científicos comprobaron que la pérdida de peso que induce Ozempic reduce la masa magra de los roedores, es decir, la masa que no es grasa. Los tejidos de algunos órganos, como el hígado, pierden volumen (pesan menos) sin afectar en principio a su función, pero también algunos músculos esqueléticos.

Al margen de cual sea su tamaño, lo que sorprendió a los investigadores es el efecto sobre la fuerza. A medida que los ratones perdían peso, incluso cuando el volumen de los músculos se mantenía, esta fuerza se reducía. “Tenemos datos en ratones que sugieren que las cosas no son tan sencillas como parecen respecto a la pérdida de masa muscular”, afirma el doctor Katsu Funai, profesor asociado de nutrición y fisiología integrativa en la Facultad de Salud de la Universidad de Utah y autor principal del estudio.

El descubrimiento relevante del estudio, según Joana Nicolau, investigadora en el Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Son Llàtzer de España, es que “el tratamiento con semaglutida a altas dosis condujo a una pérdida de fuerza muscular desproporcionada a la reducción de masa magra, que fue modesta”. “El fármaco ampliamente usado para tratar la obesidad podría influir no solo en la pérdida de peso, sino también en la composición corporal y funcionalidad muscular”, analiza en declaraciones a Science Media Centre España.

Los hallazgos abren una vía de investigación sobre posibles efectos de estos fármacos en la función física, pero se reducen todavía a “modelo preclínico” que no permite establecer paralelismos. Los investigadores advierten de que sería un error extrapolar los resultados directamente a los humanos porque roedores y personas ganan y pierden peso de manera diferente.

“En las personas, la obesidad se asocia a una menor actividad física, pero los ratones no tienden a volverse menos activos cuando ganan peso. Además, los ratones de este estudio aumentaron de peso porque consumieron una dieta rica en grasas, mientras que las personas lo hacen por una gran variedad de razones, como la genética, la dieta, los patrones de sueño y la edad”, aclara la Universidad de Utah en una nota de prensa.

No obstante, los resultados “ayudan a entender mejor los mecanismos subyacentes a la pérdida de masa magra, que en este caso es proporcional a lo que se observa en muchas intervenciones efectivas de reducción de peso, como la cirugía bariátrica”, añade Nicolau, para quien esta investigación “refuerza el mensaje de que la pérdida de peso debe ser abordada de forma integral” con un plan nutricional adecuado y un programa de ejercicio físico que incluya entrenamiento de fuerza para preservar la masa muscular y también su funcionalidad. Tomar estos fármacos sin seguimiento médico, continúa, “podría comprometer resultados importantes para la salud a largo plazo”.

La investigación refuerza el mensaje de que la pérdida de peso debe ser abordada de forma integral con un plan nutricional adecuado y un programa de ejercicio físico

Joana Nicolau, investigadora en el Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Son Llàtzer

Perder masa en los órganos metabólicamente activos, como el hígado, “se espera como parte de la pérdida de peso saludable”, aclara Ran Hee Choi, co-primer autor del estudio, sin representar “un efecto adverso grave”. Sin embargo, la posible pérdida de fuerza, si se demuestra en humanos, podría ser preocupante especialmente para los adultos mayores de 60 años, que por su edad tienen un riesgo más elevado de perder masa muscular y de que su movilidad se vea reducida por las consecuencias que tiene sobre la calidad de vida y sobre la longevidad, advierte el estudio.

En porcentajes, la masa magra de los ratones se redujo un 10%, aunque la mayor parte de la pérdida de peso no se imputa al adelgazamiento de los músculos sino de los tejidos de órganos. El hígado, por ejemplo, se redujo casi a la mitad, según los resultados publicados en Cell Metabolism. Se necesitan estudios posteriores para determinar si estos patrones se repiten en humanos y si conllevan riesgos. “Algunos músculos esqueléticos se redujeron a medida que los ratones perdían peso, de media en torno a un 6%, lo que no es suficiente para explicar la pérdida general de masa magra. Otros músculos se mantuvieron del mismo tamaño”, apunta una nota de prensa del hospital de la Universidad de Utah.

El descubrimiento en ratones permite empezar a indagar en los posibles efectos de estos fármacos adelgazantes –cada vez hay más en el mercado– sobre la función física. “Hay muchos otros medicamentos de este tipo en fase de ensayo clínico que saldrán al mercado en un periodo de tres a cinco años. Y, si están interesados en medir la pérdida de masa magra, tienen que tener en cuenta la función física”, asegura Funai.

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