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Juzgan al viudo Marcelo Macarrón, 15 años después del asesinato de Nora Dalmasso

Marcelo Macarrón, el viudo de Nora Dalmasso

Gustavo Molina

Córdoba —

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Hoy a las 10 de la mañana, Marcelo Eduardo Macarrón, un médico traumatólogo de 62 años se sentará frente a tres jueces de la Cámara 1ª del Crimen de Río Cuarto y ocho jurados populares, para ser juzgado por el crimen de su esposa Nora Raquel Dalmasso (51) ocurrido la madrugada del 25 de noviembre de 2006. El viudo está acusado de ser el autor intelectual del homicidio de y haberle pagado a uno o más sicarios para eliminarla, mientras él jugaba al golf con un grupo de amigos de Río Cuarto, en Punta del Este, Uruguay. 

Sin pruebas objetivas y sin indicios, en septiembre de 2019, casi 13 años después de este crimen que conmocionó a Río Cuarto, a la provincia de Córdoba y a todo el país, Luis Pizarro, el quinto fiscal que tomó la investigación, le apuntó sus cañones al viudo como autor intelectual: “Esta fiscalía elevó a juicio la causa por el homicidio de la señora Nora Dalmasso, siendo el señor Marcelo Eduardo Macarrón el único imputado por el delito de homicidio calificado por el vínculo, por alevosía y precios y promesa remuneratoria, en concurso real”. Un mes después, la Cámara del Crimen de Río Cuarto confirmó la acusación contra el viudo: presuntamente le pagó a uno o más sicarios para asesinar a su esposa, quién quería el divorcio y la separación de bienes.

Diez días después de que Nora Dalmasso fuera asesinada y en medio de rumores de infidelidad y de una vida licenciosa armada para desprestigiarla ante la sociedad, la tarde/noche del martes 5 de diciembre de 2006, el viudo Marcelo Macarrón, acompañado por su hijo mayor Facundo, dio una conferencia de prensa en un hotel del centro de Río Cuarto: “Si se ha equivocado en los últimos tramos de su vida, la perdonamos totalmente. No soy quién para juzgarla, y si se equivocó la va a juzgar Dios”, sentenció el viudo.

Esa tarde de calor y humedad riocuartense, Macarrón dijo contar con “el apoyo de la Policía, el fiscal (Javier Di Santo) y el gobernador (José de la Sota) para que se lleve esto hasta las últimas consecuencias. Estoy convencido de que va a haber un culpable”.

Cuando le preguntaron sobre la posibilidad de un crimen por encargo, el viudo Marcelo Macarrón respondió: “Yo creo que sería ridículo matar a la mujer amada”; y aclaró que no sabía quién podría haber ordenado el crimen: “Encargo mío, no”.

Pero 15 años, tres meses y una semana después de esa conferencia de prensa en el hotel Opera de Río Cuarto, el único imputado que deberá responder por el crimen, es precisamente el viudo Macarrón.

Nora Dalmasso, hija de una de las familias más tradicionales de la ciudad, fue estrangulada con el cinto de una bata de baño la madrugada lluviosa dls sábado 25 de noviembre de 2006 en su chalé de Villa Golf, un barrio abierto con aspiraciones de country. La mujer se encontraba sola en la ciudad al momento del asesinato: su marido Macarrón había viajado a Uruguay el jueves anterior; su hijo Facundo vivía en Córdoba donde estudiaba Derecho; y su hija Valentina estaba en EE.UU. en un intercambio estudiantil.

7.000 fojas

En estos más de 15 años que tardó la Justicia cordobesa en juzgar al único sospechoso del asesinato más mediático de las últimas décadas en esta provincia, pasaron cuatro mandatos de dos gobernadores, cinco fiscales de instrucción, tres imputados por distintos hechos y se acumularon unas 7.000 fojas en 34 cuerpos. 

Horas después de que un vecino encontrara el cadáver de Nora Dalmasso, el primer fiscal del caso, Javier Di Santo acusó a Rafael Magnasco, un funcionario de Seguridad, de la muerte involuntaria de la mujer en un juego sexual. Paradójicamente, hoy, uno de los testigos que declarará a favor del viudo es el ministro de Seguridad de Córdoba, Alfonso Mosquera. 

El mismo fiscal imputó en febrero de 2007, dos meses y medio después, al pintor Gastón Zárate: lo acusó de violar y asesinar a la mujer. El pintor estuvo preso 24 horas y lo liberó una masiva movilización que denunció que la causa estaba armada para proteger a poderosos y encarcelar a un “perejil”. Di Santo no actuó solo en esa imputación, lo apoyaron el fiscal riocuartense Fernando Moine y el cordobés enviado especialmente desde la Capital, Marcelo Hidalgo. Tras el perejilazo, los últimos dos fueron eyectados de la investigación,

Nuevamente solo, luego de cuatro meses, en junio de ese mismo año el fiscal Di Santo cambió de parecer y acusó al hijo de la víctima, Facundo Macarrón de abusar sexualmente y asesinar a su mamá.

La última novedad en el expediente ocurrió en marzo de 2016, casi una década después del homicidio, cuando el cuarto fiscal del caso, Daniel Miralles-un abogado con muy buena llegada con el gobernador cordobés Juan Schiaretti- dio un giro en la investigación y acusó por primera vez al viudo Macarrón por el asesinato de su esposa Nora Dalmasso.

La última novedad en el expediente ocurrió en marzo de 2016, casi una década después del homicidio, cuando el cuarto fiscal del caso, Daniel Miralles acusó por primera vez al viudo Macarrón por el asesinato de su esposa Nora Dalmasso

Tras releer el voluminoso expediente de 25 cuerpos, Miralles imputó al viudo Macarrón de “homicidio calificado por el vínculo”. La acusación de femicidio no pudo ser, porque el crimen fue cometido antes de la sanción de la ley que caratula así a este tipo de crímenes de género. Antes de imputar al viudo, el cuarto fiscal de la causa viajó a Punta del Este, entrevistó testigos, constató horarios  y basó su acusación en la abundante prueba científica: el material genético colectado en la escena del crimen ubicó a Marcelo Macarrón en el lugar del hecho en el instante en que ocurrió el homicidio: “La situación de Macarrón, a mi entender, está comprometida desde el punto de vista del material genético hallado en la escena del crimen desde hace tantos años. El material genético lo ubica en la escena del crimen, eso es indudable. Es una prueba científica irrefutable esa”, sentenció desde los Tribunales de Río Cuarto. También admitió que “hasta que no reúna la prueba no puedo emitir una resolución, porque si no la investigación me va a quedar incompleta”.

En junio de 2017, acorralado por las pruebas contra su cliente, el abogado Marcelo Brito -fue fiscal General del gobierno de José de la Sota-; embistió contra el fiscal Miralles y lo desplazó. 

Sicarios

En su reemplazo asumió Luis Pizarro, quien en septiembre de 2019 tiró por la borda la investigación de Miralles y sin pruebas acusó a Macarrón de haber contratado a sicarios para asesinar a Nora.

Para el quinto fiscal de la causa, el viudo de Nora Dalmasso armó el crimen perfecto: él estaría jugando golf en Punta del Este; su hijo Facundo en Córdoba y su hija en EE.UU. 

Para facilitar el crimen por encargo, Macarrón le habría dado un juego de llaves al o los sicarios a los que contrató: “Así, mientras Marcelo Macarrón se encontraba en Uruguay entre las 20 del día 24 de noviembre de 2006 y antes de las 3.15 del 25 de noviembre, al menos una persona se hizo presente en el domicilio de calle 5 número 627 de Villa Golf, ingresó con una de las llaves de acceso y se escondió en el interior a la espera de que llegue Nora Dalmasso”, describió el fiscal Luis Pizarro.

En la elevación a juicio contra el viudo de Nora Dalmasso, el fiscal de instrucción siguió: “Alrededor de las 3.15, el homicida aprovechó la indefensión de la víctima, aguardó que hiciera la rutina previa a su descanso y la abordó cuando dormía en la habitación de su hija, ubicada en la planta alta de la vivienda. Cumpliendo con el plan delictivo acordado previamente con Macarrón y sus adláteres, la tomó del cuello, ejerciendo una fuerte presión con sus manos, anulando así toda posibilidad de defensa. Acto seguido, utilizó el cinto de toalla de la bata y realizó un doble lazo alrededor del cuello, ocasionando la muerte por asfixia mecánica. Probablemente como parte del plan criminal, ordenó la escena con la finalidad de simular un hecho de índole sexual, tras lo cual se retiró sin dejar rastro”, apuntó el fiscal sin aportar ni una sola prueba objetiva contra el viudo y desandando todo el trabajo realizado por su antecesor, basado en testimonios de testigos, cotejos de horarios y abundante prueba genética.

“Niego totalmente el hecho que se me imputa en esta causa, soy totalmente inocente, como ya lo he dicho en varias oportunidades y, por asesoramiento de mis abogados, me voy a abstener de declarar”, dijo el viudo Marcelo Macarrón cuando lo imputaron.

Para el fiscal Luis Pizarro, el viudo tuvo una motivación económica a la hora de ordenar el asesinato de su esposa. La hipótesis de que Nora Dalmasso fue asesinada por motivos económicos siempre sobrevoló la investigación. En enero de 2012, se conocieron fotos de una visita del matrimonio Dalmasso/Macarrón en 2003 a las Islas Vírgenes, un archipiélago caribeño donde funcionan paraísos fiscales.

A fines de 2015, la revista riocuartense El Sur, reveló una grabación realizada por la vieja Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) a fines de 2006 donde se escuchaba a un agente propio de la Delegación Córdoba que decía: “Esta chica (por Nora Dalmasso) se habría enterado que lo estarían usando a Macarrón como que estaba, no te digo lavando dinero o algo por el estilo, pero a través de Macarrón, entonces la mujer se entera y se pone loca y el grupo habría dicho mirá negro, encárgate de este tema, solucionalo”; fortaleciendo la línea del asesinato por motivos económicos.

Y en mayo de 2016, se conoció en Córdoba que en 2013, el viudo Macarrón había armado una sociedad off shore en Miami, Estados Unidos, con la que compró, al menos, un departamento: el 4 de abril de 2013, Macarrón junto a un socio, abrieron en Miami la sociedad DRMM Corp; con la que, el 1 de julio del año siguiente compraron el departamento 135 del complejo Avila South ubicado en 210 172nd Street de la pequeña localidad de Sunny Isles Beach, en el condado de Miami-Dade. 

El juicio

El debate por el que pasarán 250 testigos, comenzando hoy a las 10 con los testimonios de Delia “Nené” Grassi y Juan Dalmasso -madre y hermano de Nora- estará presidido por los jueces de la Cámara 1ª del Crimen de Río Cuarto, integrada por los jueces Daniel Antonio Vaudagna, Natacha Irina García y Gustavo José Echenique Esteve. Además habrá un jurado popular de ocho integrantes: cuatro varones y cuatro mujeres. También estarán listos 16 suplentes en caso de ausencias.

Desde la fiscalía, como desde la defensa del viudo, se acordó que cerca de 200 testigos no declararán ante los jueces y jurados populares, sino que sus testimonios dados en estos 15 años en la Instrucción, serán incorporados al proceso oral y sólo pasarán por la sala de audiencias, medio centenar de testigos.

Hace pocos días, Delia Grassi renunció a la querella. A lo largo de estos 15 años, la madre de Nora, no mostró interés en participar activamente de las instancias judiciales para llegar a la verdad de lo ocurrido con su hija. Desde hace dos años, la mujer está postrada, luego de haber sufrido un ACV.

La acusación está a manos del fiscal de Cámara, Julio Rivero; quien es un viejo conocido de la causa: cuando en 2007 el programa de tevé ADN publicó que los policías de Homicidios que investigaban el crimen se alojaban gratis en el hotel Opera, porque los costos los abonaban allegados a la familia Macarrón -como el vocero del viudo, Daniel Lacase-, se inició una investigación por el delito de dádivas. Rivero falló a favor de los policías y de los Macarrón, cerrando la causa.  En este juicio oral y público, si el fiscal Julio Rivero desiste de acusar al viudo por el delito de facilitación de crimen por encargo bajo promesa remuneratoria, el proceso terminará con el viudo absuelto y nunca se sabrá quién asesinó a Nora Dalmasso. 

La defensa de Macarrón está a cargo de Marcelo Brito y Cristian Ayán, quiénes contarán con la apoyatura de la abogada Mariángeles Mussolini.

Las audiencias serán los días martes, miércoles y jueves de 9 a 15. Se estima que el debate durará tres meses.

GM

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