Ley de talles: 13.276 personas escaneadas para encontrar el “cuerpo argentino”

La Ley de Talles, sancionada en 2019, dará un nuevo paso hacia su implementación efectiva. El presidente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), Rubén Geneyro, confirmó a elDiarioAR que en agosto estarán los resultados del Estudio Antropométrico Nacional Argentino, que describe las diversidades de cuerpos que hay en el país y será la base para el Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria (SUNITI). La existencia efectiva de ropa para todos los cuerpos es una demanda de grupos y activistas desde hace años, en un país donde más del 70% de las personas tiene dificultad para encontrar talles en indumentaria y calzado.

En ocho meses, el INTI escaneó a 13.276 personas de seis regiones del país para realizar el estudio. Una vez difundidos los resultados, la Secretaría de Comercio puede comenzar con la implementación. Para eso, se creará el Consejo Técnico Consultivo del SUNIT, integrado  por representantes de las cámaras sectoriales, de la sociedad civil, de las asociaciones de consumidores, del Consejo Federal de Consumo, de docentes de universidades nacionales, del Ministerio de Salud, del INADI y del INTI. “En agosto estarán las conclusiones, estamos cerrando todas las definiciones. Lo tomamos como la necesidad de avanzar en lo que es un nuevo derecho como consumidores y consumidoras y tener una tabla de talles que nos represente en función de nuestro cuerpo. Fue un proceso muy virtuoso y lo vimos como una gran demanda porque fue a fuerza de trabajo con  voluntarios y en todas las regiones cubrieron más que sobradamente las expectativas”, dijo Geneyro.

El estudio se hizo con dos scanners 3D con personas que fueron voluntarias en Pilar, La Plata, Morón, Ciudad de Buenos Aires, Salta, Paraná, Comodoro Rivadavia, Neuquén, San Juan, Villa Gesell, San Rafael y Bariloche. En quince segundos, los sensores infrarrojos registraban 400 medidas para la base de datos que será el insumo de la tabla obligatoria para la fabricación, confección, comercialización o importación de indumentaria. “Veremos si las medidas responden o no a los talles habituales que hay en el mercado. Sabemos que hay un desfasaje entre lo que se ofrece hoy al público y lo que realmente es nuestro cuerpo. Es importante generar un mecanismo de inclusión y no de exclusión a través de la indumentaria”, dijo el presidente del INTI.

La adecuación de las empresas a los cuerpos se da en un país donde más del 70% de las personas tiene dificultad para encontrar talles de ropa y calzado y el 65,6% siente “tristeza” y cuestiona su cuerpo. Son datos de un estudio del Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos  de UNESCO realizado en marzo de 2022. Ese panorama es el que vienen visibilizando las organizaciones que lucharon por años para lograr la Ley Nº 27521. “La situación de los talles no ha variado más que por la buena voluntad, seguimos insistiendo para que se aceleren los procesos para que la ley se pueda empezar a cumplir porque sin una tabla de talles no podemos pedir una implementación”, afirmó Mercedes Estruch, integrante de la ONG AnyBody, una de las impulsoras de la ley.

Más del 70% de las personas tiene dificultad para encontrar talles de ropa y calzado y el 65,6% siente “tristeza” y cuestiona su cuerpo, según datos de un estudio del Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos de UNESCO.

Antes y durante el tratamiento parlamentario quedó en evidencia la escasez de talles y modelos, sin embargo la mayoría de las grandes marcas mantienen los tradicionales S-M-L que excluyen a gran parte de la población. ¿Por qué sostener una oferta tan reducida cuando existe un mercado mucho más amplio que demanda? “La resistencia tiene que ver con la cultura que maneja estándares de normalidad y belleza corporales que avalan que se venda ropa en muy poca diversidad. Existen discursos de normatividad donde todos deberíamos ser más o menos parecidos. Hay marcas que tienen toda una estructura armada con tres talles y no tienen la voluntad de aportar a un futuro más diverso con excusas económicas”, sostuvo Estruch. 

Fernanda Ciancio tiene 52 años, es modelo “medium” y activista por la diversidad corporal. Al igual que Estruch consideró que los productores y diseñadores de moda mantienen el modelo hegemónico. “No es tan fácil romper con los estereotipos, Siguen manteniendo los estándares de las modelos de 1.78 de altura y medidas de 90-60-90. Eso hace que el modelaje sea posible solamente por el 1% de la población. Falta mucho aún, hay que cambiar esas cabezas porque ellos no quieren perder su target. Para ellos las plus size o adultas son una tendencia, como están de moda, ponen una o dos y definen que su producción de moda es inclusiva. Pero no es así, no se traduce en la ropa”, le dijo a este diario. 

Mientras que las grandes marcas ignoran esta multiplicidad de cuerpos, en las redes sociales proliferaron emprendimientos que atienden esta demanda. Ximena Maciel es dueña de “Alma Mía”, un comercio de talles reales que tiene más de 11.000 seguidores en Instagram. Comenzó a confeccionar ropa después de que en 2002 llegó desde Salta a estudiar y no encontró lugar donde comprar. De esos años recuerda un cartel: “Casa para gordos” y la cirugía bariátrica a la que se sometió. “Hay gente que viene de todos lados porque no consiguen talles y la moldería que usamos está basada en cuerpos reales, tenemos mucha demanda”, le contó a elDiarioAR.

En su local también atiende a niñas, adolescentes y madres angustiadas porque no consiguen ropa en las marcas infantiles. “Creo que una de las falencias de la ley es el tema de la edad. Escucho la necesidad de la gente, tengo clientas de 8 años en adelante que vienen buscando talles. Mi hija, de 10, se tiene que vestir en mi local porque es grandota y la ropa de niños no le entra y tiene que terminar en un local de gente mayor. La demanda en talles reales siempre está, el tema es que la inversión es muy grande y la gente quiere invertir poco y ganar más, pero hay que tener en cuenta las necesidades de la población. El vestirse es una necesidad y un derecho del ser social”, describió en relación a la edad definida por la Ley de Talles a partir de los 12 años.

“Creemos que es un cambio de paradigma lo que se tiene que dar con estas marcas más tradicionales. Ni hablar del mundo de la moda que históricamente ha promovido ciertos modelos de cuerpos y belleza y muchas marcas que quieren que personas de cierta forma sean las únicas que puedan vestir sus prendas. Son varios factores de esa resistencia que tienen que ver con la cultura en la que vivimos, que es gordofoóbica y está muy arraigada a los estereotipos de belleza y cuerpo”, indicó Estruch. 

Ciancio “castinea” semanalmente y cuenta que el universo es acotado: “Ponen una chica joven flaquita, una plus size y una canosa y ellos consideran que tienen una producción inclusiva. Pero cuando diseñan, los modelos siguen siendo para las mismas personas, con suerte un talle S-M-L. Ellos quieren seguir vendiendo esa magia, algo que no existe, que sea algo exclusivo, quieren seguir manteniendo ese target. Si fueran más inclusivos o más abiertos, venderían diez veces más”. 

Argentina es uno de los 60 países del mundo que realizó el estudio, uno de los pocos impulsados por el Estado. En la mayoría son las organizaciones de la sociedad civil las que lo llevan adelante. “Contar con un estudio de estas características es poder permitirnos avanzar en otros temas: desde los espacios destinados al transporte público o el equipamiento para la salud, algo que no se ve. Hay muchas veces que las personas no pueden hacerse determinados estudios por su cuerpo, nos va a dar elementos para sumar calidad de vida y derechos como consumidores y consumidoras”, agregó Geneyro.

CDB/MG