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Derrumbe en Los Ángeles, la timidez según Juana Molina

Acaba de salir un libro de la escritora italiana Natalia Ginzburg que permanecía inédito en español.

Agustina Larrea

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Pretexto. Del lat. praetextus. m. Motivo o causa simulada o aparente que se alega para hacer algo o para excusarse de no haberlo ejecutado.

Problemas técnicos esta vez. Así que sin la clásica previa o, mejor, con un pretexto, vamos una vez más a lo nuestro.

Empieza una nueva edición de Mil lianas.

1. The Stroll. Este conmovedor documental fue dirigido por Kristen Lovell (una de las protagonistas y quien lleva la voz del relato) y Zackary Drucker (también una de las personas a cargo de la codirección de la notable miniserie documental The Lady and The Dale, disponible en HBO, sobre la vida de Elizabeth Carmichael, una empresaria trans de los años 70 que revolucionó el mundo con su vehículo de tres ruedas llamado The Dale).

En la década de los ‘90, Lovell, recién mudada a Nueva York y apenas comenzando su transición, fue echada con crueldad de su trabajo. Como muchas mujeres transgénero negras en esa época, con escasas posibilidades de conseguir un empleo formal, comenzó a ejercer el trabajo sexual en The Stroll, una zona ubicada en el Meatpacking District neoyorquino. Allí, entre mercados de alimentos, camiones que descargaban comida y advertencias que le indicaban que se trataba de un barrio “difícil”, se encontró con otras mujeres trans como ella que trabajaban como prostitutas para subsistir. Fue de a poco que, durante esas noches agotadoras de trabajo y unidas por la camaradería, se encontró con un grupo con el que tenía mucho en común. Hermanadas, se hicieron de alguna manera dueñas de esas veredas y se protegieron en conjunto contra la violencia y los hostigamientos de los que muchas veces eran víctimas.

Algunas décadas después, Kristen vuelve a The Stroll, hoy convertido en un rincón de moda y arrasado por la gentrificación. En ese regreso, también vuelve a ver a aquellas compañeras de calle y las entrevista para saber qué fue de sus vidas

Con material fotográfico increíble desde los ‘70 hasta los 2000 y testimonios impactantes, The Stroll expone la vida de personas que se convirtieron en ejemplos de lucha y, al mismo tiempo, da cuenta de los cambios sociales que vinieron a partir de la organización comunitaria, los lazos de solidaridad que se tejieron y el activismo como un camino vital para la defensa de los derechos de las personas más vulnerables.

The Stroll tuvo su estreno durante la edición 2023 del Festival de Sundance y en estos días, en coincidencia con la conmemoración internacional del Mes del Orgullo LGBTQ+, llegó a HBO. Ya que estamos, les dejo por acá una nota donde, además de esta película, rescato otras cuatro producciones documentales recientes con historias alrededor de la diversidad sexual, la discriminación y la conquista de derechos.

El documental The Stroll está disponible en HBO Max. En este enlace, cinco documentales alrededor de la diversidad sexual, la discriminación y los derechos de la comunidad LGBTQ+.

2. Vida imaginaria, de Natalia Ginzburg. Acaba de salir por primera vez en español Vida imaginaria (Lumen, 2023), de Natalia Ginzburg. Publicado originalmente por Mondadori en 1974 con el título Vita immaginaria, es la tercera recopilación de textos de esta autora –favorita total de esta casa, como habrán notado acá y también por acá–, después de Las pequeñas virtudes y Nunca me preguntes. El libro reúne artículos breves que salieron en medios italianos como La Stampa y el Corriere della Sera entre 1969 y 1974. Lo que más me interesó es que en cada uno de ellos exhibe una ferocidad discreta y punzante sin caer en el pataleo, sobre todo cuando aborda cuestiones vinculadas con los feminismos, la obra de otros escritores, la vida en Roma con sus dificultades y un amor inagotable por la ciudad o asuntos vinculados con la maternidad y las mujeres.

También hay notas dedicadas a películas de Federico Fellini y de Ingmar Bergman y otras en las que reseña libros o retrata con agudeza y cariño a algunos de sus autores preferidos. Hacia el final, aparece un texto que no había circulado hasta la edición de Mondadori y le da título al libro. Con la imaginación, la ficción y los sueños como nudos que recorren de distintas formas la vida y la creación artística, me pareció extraordinario. Les dejo acá las primeras líneas casi como una invitación a que lo busquen cuanto antes.

“De niños y de jóvenes, estar solos y ociosos significaba inmediatamente para nosotros construir lugares imaginarios, y fábulas e historias de las que éramos protagonistas. Lugares e historias que llenábamos de personas, algunas inventadas, otras sacadas de nuestra vida real. En la infancia, las personas inventadas eran la mayoría, y teníamos la impresión de construir escenarios para ellas. En aquella época, las personas reales nos parecían faltas de importancia.

Más de una vez hemos buscado, ahondando en nuestra lejana infancia, la época en que empezamos a fantasear. Pero no logramos recordar con exactitud cuándo fue. En nuestros recuerdos más lejanos encontramos sueños“.

Vida imaginaria, de Natalia Ginzburg, salió por Editorial Lumen.

3. Souza, de Nina Avellaneda. Una novela chiquita, inquietante, rarísima. Souza es el apellido de un hombre que trabaja colocando alfombras en edificios que están en obra. Pero él también es, a su modo, una construcción, un armado, un personaje que ronda por las calles, por los trabajos y por la cabeza de una narradora que lo escribe. En ese tránsito en duplicado –el de Souza, el de la escritura– se cruzará con Luiza, una actriz de teatro un poco decadente con una vida tan precaria y tan inaprensible como la de él. 

Armado en fragmentos, esquelas diría, donde todas las voces se cruzan, se pisan, se licúan, en Souza (Tenemos las máquinas, 2023) la escritora chilena Nina Avellaneda propone un relato poético alrededor de la creación literaria. Y, en simultáneo –siempre en espejo porque en la novela se multiplican los dobles– se mete en los pliegues de esas vidas en apariencia simples como personas y también como personajes. En sus derivas, en la forma que encuentran para vincularse, en esos abismos cotidianos y arrolladores que los atraviesan, en esas versiones de lo que fueron, son o podrían llegar a ser.

Con gran sutileza y un pulso narrativo que lleva más a indagar que a afirmar, la autora ofrece así un viaje misterioso y onírico contado con el mismo material con el que se escriben las postales: con ilusiones, sueños, desengaños y deseos.

En esa dirección, me gustó esto que apuntó sobre Souza la escritora Cyhthia Rimsky por acá: “Cansada de abrir libros en los que a la segunda página ya se adivina de qué van, cansada de los temas políticamente correctos, cansada de encontrar en los libros una copia del mundo del que busco escapar a través de la lectura, Souza produce en las lectoras y lectores, desde el comienzo, una alegría: la de entrar a un libro que amplía los estrechos marcos de lo posible”.

Nina Avellaneda nació en Limache, Chile, en 1989. Publicó los libros de relatos La extravía (2015), Heroína (2010). Sus cuentos aparecen en las antologías En verano, Novísimo cuento de Valparaíso (2022), No te pertenece (2020) y Avisa cuando llegues (2019). Actualmente vive en Valdivia, trabaja en una biblioteca escolar y dicta talleres de escritura.

La novela Souza, de Nina Avellaneda, salió en Argentina por la editorial Tenemos las Máquinas.

4. Los destrozos, de Bret Easton Ellis. “Estaba tan horrorizado por lo que estaba mirando que me quedé paralizado (...) una parte de mi vida se terminó y entré en otro mundo, en el que permanecería para siempre. No había vuelta atrás a la inocencia ni a la infancia: aquel momento fue mi introducción oficial al reino de los adultos y la muerte”, resume el narrador de Los destrozos (en el original The Shards, Random House, 2023), de Bret Easton Ellis. Después de trece años sin publicar, la novela marca el regreso del autor de American Psycho, con una historia que combina su potencia narrativa inagotable con un universo plagado de violencia, secretos, hipocresía, drogas, sexo y apariencias.

El protagonista de la novela se llama Bret (“Este libro es una obra de ficción de principio a fin. Los personajes, acontecimientos e incidentes que en él aparecen son producto de la imaginación del autor. A excepción del propio autor, cualquier parecido con personas vivas o muertas es pura coincidencia”, se lee, sin embargo, en las páginas de Los destrozos). En el presente del relato, es un escritor de más de 50 años que siente que llegó la hora de escribir un libro que le pesa en sus espaldas desde que cursó el último año de un secundario de élite en Los Ángeles en 1981, ese tiempo que lo marcó para siempre.

Ese mundo en teoría despreocupado –“de padres ausentes y amigos omnipresentes”, como el propio Ellis señaló en algunas entrevistas– empezará a derrumbarse con la llegada de un joven nuevo al curso, el inquietante y hermoso Robert Mallory, que llama la atención de Bret y su círculo íntimo. En simultáneo a la aparición de este personaje misterioso, la ciudad del cine y de las celebridades se verá envuelta en la tragedia: una sucesión de asesinatos de jóvenes en manos de un criminal en serie al que los medios llaman El Arrastrero.

Repleto de escenas vertiginosas, de personajes con varias caras, de secretos inconfesables y una crudeza atrapante, Los destrozos expone ese universo en decadencia desde sus esquirlas (una posible traducción de The Shards podría ir en esa dirección: la de los fragmentos, los pedacitos, los restos de algo que estalla) para ofrecer una historia colosal sobre la juventud y la pérdida de una supuesta inocencia.

Como les conté en la entrega pasada, el escritor incluye en sus descripciones un montón de canciones de la época que completan desde lo sensorial la atmósfera del libro. De gira promocional por España, Ellis habló sobre su novela y el proyecto de convertirla en serie para HBO. Pueden leer un poco más en esta nota que armé a propósito del lanzamiento de Los destrozos.

La novela Los destrozos, de Bret Easton Ellis, salió por Random House. Más sobre el libro y algunas palabras del autor, por acá.

Banda sonora. En algún momento les contaré por qué estoy siempre volviendo a 1989. Un año arrasador, crucial, indeleble. Un año compuerta, un año terremoto. Pero ahora lo de ahora: cada vez que me cruzo con una imagen o un recuerdo ajeno de 1989 lo guardo. Por estos días la cantante Juana Molina compartió en sus redes un video que ya atesoré. “1989. A solas con Hugo Guerrero Marthineitz y sus silencios. Yo no me acordaba de que ya había contado esta anécdota hace tanto. Había sido hacía poco, la tenía fresquita. Yo amaba a Luca, lo veía los miércoles en Café Einstein, pero él no lo sabía, yo era tímida y vanidosa (la timidez es la otra cara de la vanidad) y no me animaba a acercarme a pesar de su evidente simpatía”, escribió.

Entonces, más allá de quedarme con la historia y con su maravillosa mirada sobre un tipo de narcisismo vestido de pudor (incluso quienes levantamos esta bandera, tal vez muy en el fondo la usemos como escondite: creer que a alguien le importa cualquiera de nuestros movimientos por más chiquitos, por más cotidianos; ¡el tupé!), la publicación me sirvió como excusa para sumar a nuestra banda sonora canciones del rock argentino de esos días turbulentos.

De Virus (especialmente de Tierra del Fuego, ese disco postergado del que Federico Moura apenas pudo participar de algunas sesiones en el estudio de grabación hasta que murió a finales de 1988), del debut de Los Auténticos Decadentes, de Furtivos, de Los Ratones Paranoicos y de Cómo conseguir chicas, de Charly García. Por supuesto que también, aunque no sean de ese año, agregué canciones de Juana Molina y de Luca Prodan.

Al cierre sumé también Te daría, lo nuevo de Emmanuel Horvilleur, que también lanzó por estas horas un video.

Bonus track. Hasta el 5 de julio, con funciones presenciales en Buenos Aires, Tucumán y Catamarca y con proyecciones virtuales en la plataforma Vivamos Cultura tendrá lugar el Festival Internacional de Cine Documental que organiza Doca, la entidad que reúne a los documentalistas argentinos. Por acá pueden leer un poco más sobre la programación, los focos, los rubros en competencia. Por mi parte, me anoté el documental Julia no te cases, de Pablo Levy (tiene función virtual y no llegué a verlo en su momento, cuando pasó por el BAFICI) y HAM, una película sobre la lucha de Mendoza por el acceso al agua.

¡Hasta la próxima!

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