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Sobre este blog

Algo en común: derechos, igualdad y democracia es una columna semanal en la que el Equipo ELA (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género) ofrece una mirada feminista sobre los temas de la agenda de género en Argentina.

En un contexto complejo que parece cuestionar muchas de los acuerdos que fuimos construyendo en las últimas décadas, en esta entrega semanal se analiza lo que nos une, las convicciones que compartimos, los anhelos que sostenemos mirando el futuro. Con el aporte de las investigaciones de ELA en temas como las violencias, los cuidados, los derechos sexuales y reproductivos y la participación social y política de las mujeres, se ofrece un retrato de un estado de situación y se explora la realidad del país y de la región buscando recuperar aquello que nos une. No son “temas de mujeres”, son temas de la sociedad que atraviesan a las mujeres y diversidades. Algo en común propone recordar(nos) que sin igualdad no hay democracia y no hay democracia sin mujeres. 

ELA es una organización de la sociedad civil apartidaria y feminista, creada en 2003 y que trabaja para alcanzar una sociedad más justa y equitativa, promoviendo los derechos humanos de las mujeres y la igualdad de género a través del derecho y las políticas públicas.  www.ela.org.ar 

 

¿A las mujeres no nos interesa la política?

Lilia Lemoine, diputada nacional de La Libertad Avanza.

Ximena Cardoso Ramírez

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En una entrevista radial la diputada libertaria Lilia Lemoine hizo mención a sus inicios en la política y declaró que:  “(...) no había mujeres en el Partido Libertario casi. Y como hay una ley de cupo, que a mí me parece que está mal, porque de verdad a las mujeres generalmente no les interesa tanto la política y menos la política por el lado de la derecha o el libertarianismo. La mayoría de las mujeres suelen meterse, y esto los sé de antes de la política, suelen meterse por la izquierda. Justamente por eso son los autores del voto femenino, porque tenían a sus votantes ahí, era su nicho.” ¿Es cierto que a las mujeres les interesa menos la política? Esto suena más a repetición de un sentido común histórico que a un dato de la realidad. 

Para empezar, ¿en qué momento las mujeres comenzaron a participar en política? En Argentina las mujeres pudieron votar y ser votadas para ocupar una banca de representación política recién en el año 1951 (la sanción de la ley de voto femenino fue en el año 1947 pero recién hubo elecciones 3 años después). Hace solo 73 años. En esas elecciones, donde las mujeres pudieron votar por primera vez, el 90% de las empadronadas participó. Dada la oportunidad, las mujeres se lanzaron a participar.

Desde que las mujeres pudieron votar por primera vez en 1951 hasta la sanción de la ley de cupo en 1991, el promedio de bancas ocupadas por mujeres fue de apenas el 4%. Las mujeres participaban, sin embargo una cosa es poder participar de la política y otra es lograr acceder a una banca. 

Las mujeres de todos los partidos políticos experimentaron durante décadas obstáculos para ser incluidas en las listas. A inicios de los 90, cansadas de esta situación, mujeres de los distintos partidos, se organizaron para debatir un proyecto de ley que indicaba que las mujeres debían ocupar al menos el 30% de las candidaturas para las elecciones legislativas nacionales. En 1991 se sancionó la Ley de Cupo y el porcentaje de ocupación de bancas ascendió al 36%. 

Con el tiempo se constató que ese promedio del 30% se convirtió en un techo y la cantidad de mujeres en ambas cámaras se estancó. Fue así como llegamos a la sanción de la Ley de Paridad de Género en 2017, con el objeto de garantizar el 50% de representación femenina en el Congreso Nacional. 

Desde que la mujer accedió a disputar espacios en la política se repiten distintos mitos que buscan justificar por qué hay menos mujeres ocupando bancas: “A las mujeres no les interesa”, “no tienen los méritos suficientes”, “no se esforzaron lo suficiente”. Estos mitos refuerzan la idea de que todas las acciones afirmativas (como las leyes de cupo o paridad) son forzadas o innecesarias porque si les interesara “con esfuerzo y capacidad las mujeres podrían acceder a los mismos lugares sin problemas”.

Sin embargo, dato mata relato: si miramos la evidencia veremos que las mujeres cuentan con la formación académica necesaria, con experiencia y trabajo suficiente, a veces incluso mayor a la de sus pares varones: 

1) El último estudio que comparó el nivel educativo de varones y mujeres en el Congreso Nacional en 2016 evidenció que el 79% de las legisladoras contaban con un título universitario o de educación superior, frente al 71% de los varones. 

Estudios realizados por ELA a legisladores/as de CABA y Rosario en 2021 muestran esta misma tendencia. Al observar los niveles de posgrado completo podemos ver que el 40,9% de las mujeres tiene posgrado contra un 27,3% de los varones en CABA y 18,8% contra 12,5% en el caso de Rosario. A las mujeres no solo les interesa sino que se forman para participar en política.

2)  Durante el 2022, se presentaron 3.009 proyectos de ley. 2.108 fueron en la Cámara de Diputados y 901 en el Senado. Si hacemos un ranking de quienes presentaron más proyectos tanto para la Cámara de Diputados como para la de Senadores lidera una mujer, como se advierte en este informe.

Las mujeres se forman, participan, militan, pelean por sus lugares en las listas, asumen bancas y presentan proyectos, discuten y rosquean. Se interesan y participan con todas las letras. Al menos, cuando no les cierran espacios. A pesar de esto, luego de las elecciones del año pasado ninguna provincia argentina será gobernada por una mujer y en la cámara de diputados hubo un retroceso de 3 puntos porcentuales en la ocupación de bancas por mujeres. ¿Es que acaso de repente dejó de haber mujeres interesadas en gobernar? Habrá que buscar la respuesta en otros factores: los obstáculos en la participación política tienen más que ver con la violencia política y la persistente resistencia de sus pares varones para que puedan ocupar espacios de poder.

Mito 1 desarmado. Ahora bien, ¿por qué la diputada libertaria también menciona que hay menos interés en las mujeres de derecha que de izquierda en participar? Una hipótesis posible puede ser que dado que la derecha posee una visión en cuanto a lo social conservadora, dentro de su sistema ideológico el rol esperado de la mujer no sea en la política sino en el ámbito doméstico y privado. Por ende, la división de roles tradicional privilegia el ejercicio de los varones en esa tarea y no estimula a las mujeres a participar. 

Sin embargo, dentro del libertarianismo existen variadas mujeres en puestos políticos importantes: Victoria Villarruel, Karina Milei, Diana Mondino, Sandra Pettovello, la misma Lilia Lemoine. Muchas de ellas seguramente fueron beneficiadas por la existencia de una ley de paridad: de no existir, Victoria Villarruel quizás no habría ocupado el segundo lugar de la lista en el 2021 cuando fue electa como diputada, lo mismo para Lemoine.  

Si bien existen ejemplos de mujeres de derecha referentas, no dejan de ser una excepción. Dentro de la militancia libertaria, las mujeres identifican la ausencia de más mujeres y, en contraste con lo que plantea Lilia, piden más participación. Este no es un problema solo del libertarianismo, sucede en todos los partidos políticos. ¿Quiénes son los presidentes de los partidos políticos más relevantes? En su mayoría todos varones ¿Quiénes son los presidentes de bloque de los partidos mayoritarios? En la cámara de Diputados, todos varones. En todos los casos las mujeres que llegan se pueden contar con los dedos de las manos. 

Los discursos que siguen relativizando el interés y la importancia de que existan mujeres participando en política y a la vez que cuestionan leyes tan importantes como la paridad o el cupo son cada vez más frecuentes y se dan en un contexto de reacción conservadora. Que no nos confundan: fortalecer y sostener la diversidad en la participación política es beneficioso para nuestra democracia.

 

La autora es integrante del Área de Políticas de ELA

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Algo en común: derechos, igualdad y democracia es una columna semanal en la que el Equipo ELA (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género) ofrece una mirada feminista sobre los temas de la agenda de género en Argentina.

En un contexto complejo que parece cuestionar muchas de los acuerdos que fuimos construyendo en las últimas décadas, en esta entrega semanal se analiza lo que nos une, las convicciones que compartimos, los anhelos que sostenemos mirando el futuro. Con el aporte de las investigaciones de ELA en temas como las violencias, los cuidados, los derechos sexuales y reproductivos y la participación social y política de las mujeres, se ofrece un retrato de un estado de situación y se explora la realidad del país y de la región buscando recuperar aquello que nos une. No son “temas de mujeres”, son temas de la sociedad que atraviesan a las mujeres y diversidades. Algo en común propone recordar(nos) que sin igualdad no hay democracia y no hay democracia sin mujeres. 

ELA es una organización de la sociedad civil apartidaria y feminista, creada en 2003 y que trabaja para alcanzar una sociedad más justa y equitativa, promoviendo los derechos humanos de las mujeres y la igualdad de género a través del derecho y las políticas públicas.  www.ela.org.ar 

 

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