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Vista del amanecer en el trópico de Taiwan

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Antes del aterrizaje de la diputada Nancy Pelosi en la isla de Taiwan, la norteamericana mejor conocida por su amor a China era una Premio Nobel, la novelista Pearl Buck. Cuando en noviembre de 1938 la Academia Sueca le otorgó el Premio anual de Literatura, medios e intelectuales de EEUU repartieron el mayor énfasis de sus respuestas entre la incredulidad, el asombro, el sarcasmo, la burla y el despecho. Era una mujer, era una misionera cristiana hija de un pastor presbiteriano, sus libros siempre se vendían, su prosa eludía el alarde y el coloquialismo, el slang y el americanismo aunque nunca evitaba la claridad, en sus tramas el mal podía triunfar en los hechos pero jamás sobre las conciencias, en sus tramas no había ni antihéroes ni víctimas ni losers, pero rara vez winners. Esta escritora que usaba un inglés universal había aprendido a conversar, y a oír, conocía bien los dialectos provinciales y rurales en China, La buena tierra, título de la más famosa de sus novelas, y ambiente predilecto de todas ellas. Nacionalistas y marxistas, preciosistas y vanguardistas, que la ignoraban, la injuriaron. Hasta que no le dieron a él el Premio Nobel, el novelista William Faulkner aludía a ella como “esa sirvientita de los chinos”. A diferencia de las agonizantes ficciones del blanco varón sureño, en las de Buck faltan el racismo, la superioridad, la exageración y el neologismo ; a diferencia de la católica demócrata Pelosi, esta evangelista era democrática nomás y, hay que admitirlo, era poco provocadora.

A Pelosi le concedieron en suelo taiwanés la mayor distinción del gobierno de la isla que la República Popular China considera una provincia rebelde, no un Estado independiente. No es galardón internacional, como el Nobel. A los ojos chinos continentales o de la ONU, ni siquiera es nacional tampoco. La presidenta taiwanesa Tsai-Ing-wen colocó a la presidenta de la Cámara de Representantes, funcionaria más alta del gobierno de EEUU en visitar Taipei en el último cuarto de siglo, la condecoración honorífica cuyo nombre, no sin retórica metáfora, es “Orden de las Nubes Propicias”. Parece por lo menos opinable que el tono propiciatorio del adjetivo nuboso pueda extenderse al orden planetario de esta semana, según las diez estaciones de en las que este jueves 4 de agosto se detuvo El mundo es azul como una naranja, Newsletter Semanal de Política Internacional de elDiarioAR que hoy les llega aquí y así.

1. La visita de la anciana Dama

Termine como termine la crisis entre EEUU y China, será recordada como 'el Affaire Pelosi'. La visita relámpago de la octogenaria líder demócrata n°82 de la Cámara de Representantes del Congreso norteamericano ha desencadenado una violenta confrontación diplomática. Pekín se vio obligada a desplegar vistosas maniobras militares y ejercicios con su flota y sus misiles que estuvieran a la altura de la gigantesca gravedad que atribuían a que la política estadounidense transcurriera 19 horas seguidas de visita en la isla.

Tampoco en Occidente faltaron advertencias y reaciones contra el vuelo nocturno de Nancy, por parte de quienes insistían en que no era un buen momento. Porque un aliado chino, Rusia, lleva ya cinco meses al frente de sus propias operaciones militares en Ucrania, porque el presidente Xi Jinping debe enfrentar en otoño boreal la reunión del Congreso del Partido Comunista donde espera que le concedan un excepcional tercerr mandato de gobierno, porque no había señales inminentes de que la isla corriera peligro, porque nunca había que subestimar la escalada del conflicto entre dos potencias nucleares que son las dos mayores superpotencias económicas. 

Según escribió Bret Stephens, “los que hacen bullying siempre interpretan los esfuerzos de conciliación como una capitulación”. Capitulación habría sido renunciar al viaje después de oídas las primeras amenazas chinas. Aplausos para Nancy, concluye este comentarista del New York Times. Y más aplausos, y muy sonoros, se oyeron en y desde Taiwán, que no teme una guerra próxima. Así como en la Argentina todo triunfo de la gestión del nuevo superministro Sergio Massa ha de ser juzgado beneficioso para el país y aun para el gobierno aunque mucho menos para el prestigio y poder respectivos de presidente y vicepresidenta de la República, del mismo modo el aplauso bipartisano que recibirá a Pelosi en el Capitolio favorecerá más a su imagen y a la de su Partido que al presidente y la vicepresidenta demócratas.

En Argentina, todo triunfo de Massa será más beneficioso al oficialismo que al prestigio y poder del presidente y la vice; en EEUU, el aplauso bipartisano para Pelosi a su regreso de Taiwan favorece al partido más que al presidente y la vice demócratas.

2. Los fuegos del dragón chino

“Todos los misiles dieron en el blanco con la mayor precisiión”, es la buena noticia sobre el buen funcionamiento de sus armas se lee en el parte de guerra del Comando Oriental del Ejército Popular chino. Algunos de estos misiles balísticos Dongfeng (sobre un total de 11) impactaron en los islotes del archipíélago Matsu, controlado por Taiwán, pero a una decena de millas náuticas del litoral continental chino. Otros cuatro misiles, después de sobrevolar el cielo de la isla, cayeron en aguas territoriales japonesas, informó el Ministerio de Defensa de Tokyo. 

Con estas buenas noticias que transmite sobre la efervescencia y la furia del Ejército Popular, el gobierno de Pekín se esfuerza por contrarrestar aquello en que las redes sociales chinas continentales coinciden en interpretar tal como el neoyorquino Bret Stephens: que la efectiva visita de Pelosi significa una derrota para Xi. ¿Por qué no la impidió, el Gobierno?, es una pregunta, o demanda, que esas redes registran miles y miles y aun millones de veces.

3 ...son juegos fatuos, dicen en Washington

El Pentágono, junto con analistas independientes, no temen que estas grandes maniobras espectaculares de la República Popular, con una concentración de medios y de fuerza sin precedentes en los últimos decenios, desde que reina una 'paz fría' en el estrecho marítimo que separa a la isla del continente, sean el preludio a una invasión. El Comando Indo-Pacífico de EEUU considera que China no está lista para ese paso. Y que hacen falta dos millones de soldados para intentar un desembarco con posibilidades de buen éxito (aunque las pérdidas y las bajas de todos modos serían terribles).

Acaso estudian en Pekín, conjeturan en Washington, una estrategia diferente a la del asalto frontal. Las maniobras actualmente en curso parecen inspirarse en la doctrina de la 'zona gris', suspendida entre la guerra y la paz. Buscarían crear un estado permanante de alarma y de presión que encerraría y dejaría bloqueada de hecho a la isla. 

4. Antes que el hierro, el oro

Antes del despliegue militar, Pekín aplicó una sanción económica -antes de golpear con el hierro y el acero, atacó el oro de Taipei. Suspendió la exportación de arena natural a la isla. La arena sirve para producir los semiconductores, o microchips. Taiwan es el primer productor mundial de microchips, lo que vuelve a este territorio en uno de los más importanes del planeta, cuya custodia se disputan las superpotencias. 

Aun en estos meses de confrontación abierta, la República Popular no ha buscado interrumpir el flujo de las inversiones taiwanesas, incluyendo la construcción de una nueva fábrica de microchips por 800 millones de dólares. Conjugando la creación de riqueza con la sintonización fina del instinto de supervivencia, la isla de 24 millones de habitantes y 21 economía del globo, con una población menor al 2% de la china continental y una superficie equivalente al 0,4% de la estadounidense,está llevando adelante el programa de la construcción de una maxi-planta de producción de microchips, por un valor de 12 mil millones de dólares, hasta 2024, con base en Arizona. Y el 42% de los bienes exportados por Taiwan es importado por la República Popular; en su mayoría, productos electrónicos. Y microchips. Quitarle la arena a Taiwan es un pasaporte seguro para quedarse sin microchips en el continente -la definición misma de por qué esta industria es estratégica para la isla.

5. TSMC, o el seguro de vida taiwanés se escribe con cuatro letras

Por sí sola, según datos del segundo trimestre de 2033, la TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company) ocupa el primer lugar en el mercado de microchips, con el 52,9% del mercado en el sector de fabricación y ensamblado. En segundo lugar se ubica la empresa surcoreana Samsung Electronics, con el 17,3 por ciento. Pero en el tercero, ya sigue otra empresa taiwanesa, Umc, que domina el 7,2 por ciento.En el mundo, 2500 millones de personas utilizan diariamente productos activados con microchips de la TSMC. 

Por azar objetivo, en estos días de recalentamiento diplomático boreal ante la posibilidad, luego la inminencia, y por último la confirmación del vuelo nocturno de Pelosi a Taipei, se hizo ver Mark Liu en la televisión norteamericana, entrevistado por CNN. Es el CEO de TSMC. Fareed Zakaria lo presentó sobriamente: “Este hombre fabrica el 65% de los microchips que usamos en EEUU”. Invitado a especular, Liu especuló a gusto: “En el supuesto de una invasión, nuestras plantas dejarían de ser operativas. Son muy sofisticadas, y dependen para funcionar de una conexión en tiempo real con el extranjero: con la Unión Europea, con Japón, también con EEUU. El mensaje para Pekin era claro: si usan el hierro, se quedan sin oro, por falta de insumos. Fue todavía más claro: ”Nadie puede apoderarse de TSMC por la fuerza“, concluyó Liu. 

6. La isla Britannia de Oriente, o Taiwan, rule the waves !

Gracias a empresas colosales como Evergreen, Yang Ming Marine y Wan Hai, un décimo de la capacidad logística marítima mundial está bajo control de Taiwán, que además tiene bajo su bandera (reconocida sólo por pocos países como la de un Estado independiente) el 10% de los navíos de la marina mercante mundial.

Son taiwaneses dos de los más grandes puertos del mundo, Kao-hsiung y Taipei.

No ha de sorprender que a Taiwán corresponda el mayor número total de empresas tecnológicas que cotizan en las bolsas de comercio de las más importantes metrópolis financieras.

7. Si Barack asesinó a Osama, Joe mató a Ayman

En la noche del lunes, el presidente demócrata Joe Biden anunció el buen éxito del operativo para dar muerte con un dron teledirigido a Ayman Al Zawahiri, médico, egipcio, y de 71 años, máximo dirigente de la organización Al Qaeda. El asesinato había tenido lugar en un caserón de un barrio acomodado del centro de Kabul, capital de Afganistán; el asesinado había sido avistado varias veces asomándose a un ventanal en ochava.

Once años antes, en 2011, el millonario saudita Osama bin Laden, predecesor del difunto en el vértice de la dirigencia de 'La Base' (que esto signfica qaeda en árabe), había sido descubierto en el escondite donde vivía oculto, en la clandestinidad, en Pakistán. Fue asesinado entonces por EEUU en una anterior operación exitosa, pero aquella con un equipo comando en el terreno. La ejecución, una vez fehaciente, la pudo anunciar desde la Casa Blanca a la nación y al mundo el primer presidente negro de EEUU, el demócrata Barack Obama. Cuando Biden era su vicepresidente.

8. El barroco del Terror, o el culteranismo fullero y el conceptismo de la Casa Blanca

A pesar del vituperio de la alabanza en boca propia de la inteligencia norteamericana y de su tartamudeante vocero, el presidente n° 46 de EEUU, todo indica que, aun si no hubieran dedicado años, personal, buchones y recursos a la búscqueda del número 2 de Bin Laden, lo habrían hallado de todos modos sin mayores sacrificios ni engorros allí donde el dron lo asesinó. Bastaba, para ello, abandonar al gobierno democrático de Afganistán, retirarse las tropas del terreno, y en la práctica, abandonar Kabul y entregar todo el país a los talibanes -la magnífica ironía de la noche sin libros de Biden, escribe George Packer. 

El presidente norteamericano aprovechó su discurso de 'Misión cumplida' de la venganza fría para ceder a una proclividad oratoria favorita: decir que los hechos le daban la razón, y que eran la prueba de la verdad de un concepto que había enunciado con anterioridad. En este caso, el de que se podía operar en el terreno afgano sin tener tropas destacadas en el país -lo había dicho cuando el desastroso retiro de la presencia militar norteamericana, que había llegado en 2003 para castigar a los sostenedores de Al Qaeda, y partía en 2021 para que estos volvieran a ocupar el poder en la capital afgana después de 20 sangrientos años de guerra nunca del todo ganada. También podría decirse que los hechos demostraron que no sólo habían regresado los talibanes a Kabul, sino también Al Qaeda.  

9. Antes de que invada a Ucrania el General Invierno

Casi con unanimidad, el Senado de EEUU ratificó el ingreso de Finlandia y de Suecia a la Alianza militlar atlantista. Un solo voto en contra y 95 a favor. Se daba por sentado la victoria de la propuesta de los dos países nórdicos europeos que buscan armarse (más y mejor) y renunciar a la neutralidad contra Rusia.

La masiva presencia real en las bancas de la Cámara Alta y el voto presencial casi total enfatiza el bipartidismo de la política exterior a favor de la prolongación de la defensa (más y mejor armada) de Ucrania, aprovechando el verano meridional. Y la unión va más lejos: tanto el líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, con el republicano, Mitch McConnell, comparten la idea de que la administración Biden debería multiplicar su actividad para contrarrestar a Vladimir Putin en Europa y a Xi Jinping en Asia. 

El único voto en contra fue del senador republicano Josh Hawley, uno de los más fieles al presidente Donald Trump. Declaró que EEUU debería ocuparse menos de la carrera armamentista de Kiev y de la OTAN y más del comercio exterior y de China. Hasta febrero, era la estrategia compartida por toda la clase política en Washington. Desde que Biden pronunció su discurso del Estado de la Unión, donde se convirtió en un 'presidente de guerra', aquel consenso se volvió irrelevante. 

10. Venezuela, o el oro es el oro es el oro

Ante las crisis de la República Bolivariana, y apremiado por la necesidad de liquidez, el presidente venezolano Nicolás Maduro utilizó el oro monetario como garantía (swap) para recibir préstamos a mediano plazo de bancos internacionales. Algunas de esas garantías auríferas se perdieron por impago. En el año 2019, por ejemplo, el Deutsche Bank tomó el control de 20 toneladas de oro que Venezuela había colocado como fianza para respaldar un préstamo de 750 millones de dólares que el gobierno de Maduro recibió en el 2016 y no canceló.

El segundo mecanismo recurrido por Maduro para obtener divisas es la vertiginosa y acelerada venta del oro monetario venezolano. Para ello, el Banco Central de Venezuela continúo la política de Hugo Chávez de repatriación del oro que estaba en bancos del exterior. Una vez repatriado, era vendido, en gran parte a Irán, aliado, porque las ventas a otros Estados están prohibidas por las sanciones impuestas por Washington a Caracas. 

Venezuela pasó de poseer 360 toneladas en el año 2013 a 161 toneladas en el 2018. Durante los años 2017 y 2018, según el Concejo Mundial del Oro , el BCV fue la institución bancaria que vendió más oro monetario en el mundo. Según los balances del BCV, las reservas de oro monetario venezolano quedaron reducidas a 98 toneladas para finales del año 2020. Un año después, en diciembre de 2021, la cifra llegó al mínimo histórico de 79 toneladas.Es por ello que la recuperación de 31 toneladas de oro que la República posee en el Banco de Inglaterra, y que la Justicia británica le denegó, considerando que el titular del Ejecutivo es Juan Guaidó, se ha vuelto clave. El gobierno de Caracas apelará, y no le faltan argumentos.  

AGB

Antes del aterrizaje de la diputada Nancy Pelosi en la isla de Taiwan, la norteamericana mejor conocida por su amor a China era una Premio Nobel, la novelista Pearl Buck. Cuando en noviembre de 1938 la Academia Sueca le otorgó el Premio anual de Literatura, medios e intelectuales de EEUU repartieron el mayor énfasis de sus respuestas entre la incredulidad, el asombro, el sarcasmo, la burla y el despecho. Era una mujer, era una misionera cristiana hija de un pastor presbiteriano, sus libros siempre se vendían, su prosa eludía el alarde y el coloquialismo, el slang y el americanismo aunque nunca evitaba la claridad, en sus tramas el mal podía triunfar en los hechos pero jamás sobre las conciencias, en sus tramas no había ni antihéroes ni víctimas ni losers, pero rara vez winners. Esta escritora que usaba un inglés universal había aprendido a conversar, y a oír, conocía bien los dialectos provinciales y rurales en China, La buena tierra, título de la más famosa de sus novelas, y ambiente predilecto de todas ellas. Nacionalistas y marxistas, preciosistas y vanguardistas, que la ignoraban, la injuriaron. Hasta que no le dieron a él el Premio Nobel, el novelista William Faulkner aludía a ella como “esa sirvientita de los chinos”. A diferencia de las agonizantes ficciones del blanco varón sureño, en las de Buck faltan el racismo, la superioridad, la exageración y el neologismo ; a diferencia de la católica demócrata Pelosi, esta evangelista era democrática nomás y, hay que admitirlo, era poco provocadora.

A Pelosi le concedieron en suelo taiwanés la mayor distinción del gobierno de la isla que la República Popular China considera una provincia rebelde, no un Estado independiente. No es galardón internacional, como el Nobel. A los ojos chinos continentales o de la ONU, ni siquiera es nacional tampoco. La presidenta taiwanesa Tsai-Ing-wen colocó a la presidenta de la Cámara de Representantes, funcionaria más alta del gobierno de EEUU en visitar Taipei en el último cuarto de siglo, la condecoración honorífica cuyo nombre, no sin retórica metáfora, es “Orden de las Nubes Propicias”. Parece por lo menos opinable que el tono propiciatorio del adjetivo nuboso pueda extenderse al orden planetario de esta semana, según las diez estaciones de en las que este jueves 4 de agosto se detuvo El mundo es azul como una naranja, Newsletter Semanal de Política Internacional de elDiarioAR que hoy les llega aquí y así.