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Sobre este blog

A veces es más interesante lo que sucede en la previa de una entrevista que la entrevista que se publica. A veces, también, las bambalinas de un reportaje merecen “una nota aparte”. ¿Cómo se preparó Esmeralda Mitre para recibir a elDiarioAR? ¿Qué era eso que tenía sobre su escritorio el empresario Claudio Belocopitt? ¿Y el momento exacto en el que Alberto Samid se enfureció delante del grabador encendido? Hay datos de archivo, referencias, climas, declaraciones o rodeos del personaje que no llegan a un texto. Y no hay entrevistado sin entrevistador así que este boletín también indaga en los fracasos y los aciertos a la hora de entrevistar, de la escucha y lo imprevisible. Gracias por venir será una ventana para que corra aire y también para conocernos.

Autora: Victoria De Masi

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Los efectos

Ana Cacopardo.

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Nave de No Ficción es un encuentro de Periodismo Narrativo que se celebra en Bariloche. La segunda edición de este festival fue entre el 3 y el 5 de noviembre. Durante tres días, periodistas y comunicadores de todo el país pudieron participar de las actividades gratuitas. En el programa había mucho y todo bueno. Convocada por la Fundación de Periodismo Patagónico, organizadora del evento, ofrecí un taller. Pero del Nave me llevé apuntes y experiencias que quiero compartir con ustedes en esta edición de Gracias por venir.

Jueves 3, pasadas las 20.30. La periodista Ana Cacopardo sube al escenario. Su charla al público será bajo el lema Hacia una narrativa de las resistencias: bitácora de una búsqueda en el periodismo audiovisual. Ana conduce Historias Debidas, un programa que pasó por la Televisión Pública y ahora va por Encuentro. Es una gran entrevistadora que ha decidido hacer territorio: en los últimos años pasó de entrevistar mano a mano en estudios de televisión a viajar hacia los interiores de la Argentina. 

Ana pide que proyecten en la pantalla un fragmento de una de las emisiones de su programa. Vemos a Deolinda Carrizo, La Deo, caminando por el monte, su retazo de monte en Santiago del Estero. La Deo es una referente del MOCASE, el Movimiento Campesino de Santiago del Estero. En un ritual que mantiene en cada entrevista que hace, Ana Cacopardo enfrenta a La Deo con una foto de su infancia, una Deolinda montada a caballo. “Ese día estaba lleno de otoño”, le dice la mujer sin dejar de mirar la foto. 

Cacopardo, decía, es una gran entrevistadora. Sobre todo porque practica la espera, practica el silencio. Diseña un clima en el que pareciera no existir todo ese dispositivo audiovisual que necesita la tele. Acá, ahora, mientras vemos a Deolinda en la pantalla gigante, Cacopardo logra el mismo efecto. Estamos inmersos en eso que nos muestra. Aprendemos la palabra “mapurbe”, una combinación de dos: mapuche y urbano. A contramano de esta entrega de Gracias por venir, nos recuerda, también, que a veces es mejor “apagar la cámara”, resguardar el efecto/afecto que genera una pregunta. Tengo preguntas, muchas, para hacerle. Al día siguiente, viernes, le pido unos minutos y enciendo el grabador. Transcribo:

-Anoche abriste la charla diciendo que te parece difícil encontrar un lugar donde encaje tu manera de hacer periodismo.

-Lo que digo es que a veces es difícil situarlo, ¿no? Yo habito el campo de las ciencias sociales, el campo de los estudios de la Memoria, si querés ponerlo en términos académicos. Habito el espacio del activismo, porque soy activista por los Derechos Humanos y soy activista feminista. Y soy periodista y soy comunicadora. Entonces mi producción es anfibia en ese sentido. Mi mirada, las categorías que uso, a veces no son las propias de la televisión. ¿Lo que hago se inscribe en el espacio del cine documental? No, yo hago periodismo audiovisual. Decía también que me siento muy cómoda en este espacio, que es el del Periodismo Narrativo, porque creo que expresa mi búsqueda en el periodismo audiovisual.

-Hay un interés nuevo de las audiencias por las entrevistas en distintos formatos. Lo curioso es que los entrevistadores no son periodistas o, al menos, no vienen de una escuela periodística tradicional. Me refiero, por ejemplo, al podcast que conduce Migue Granados o el programa de Gastón Pauls, que va por Crónica TV. ¿Qué pensás de esto?

-Y podemos nombrar otras producciones, como El Método Rebord Caja Negra, que además son entrevistas larguísimas. Creo que expresan una búsqueda y un disfrute de la conversación de parte del público. Lo que de paso desmiente aquello que dice que lo que funciona son los formatos cortos, breves, que hay que pensar en clave Twitter. Yo no creo eso. Creo que tanto las ideas como las emociones necesitan tiempo para desplegarse. Una atmósfera necesita un tiempo para configurarse. Ayer yo hablaba del tiempo de las entrevistas que hago, que son entrevistas a personas que me interesan, personajes que admiro, admiro sus luchas, sus peleas, su obra artística. Me interesa aproximarme a ese mundo. Comprenderlo. Saber cuáles son sus lógicas. Entender de qué modo habita una categoría identitaria, por qué se nombra como se nombra y eso configura un vínculo, y para eso necesitás tiempo. Y a mí me parece que la gente, el público, busca y disfruta eso.

-¿Y qué diferencia podría haber entre un periodista y alguien no se define como periodista?

-Bueno, Gastón Pauls es un buen escuchador. El tipo escucha. Escucha y no sé si pone una buena pregunta, pero pone el cuerpo, una afectividad, una emoción que habilita la palabra del otro. Y entonces ahí pasa algo. Y la escucha, en un momento en el que escuchamos muy poco, yo la celebro. La celebro tanto como los espacios, los pocos espacios que hay en la televisión abierta o por cable, y como los espacios que se abrieron también en las redes. 

-¿Qué temas no te convocan para trabajar?

-Mirá, lo que no me convoca para trabajar son las agendas de los opinadores de siempre porque si pensamos políticamente nuestro trabajo nuestra misión es ensanchar las agendas. Y ensanchar las agendas significa pensar otras voces aún para para temas que son parte del debate público. Creo que periodistas y productores tienen el laburo de ensanchar las agendas. Tenemos producción de conocimiento de nuestras universidades públicas. ¿Por qué los opinadores de siempre?

Viernes 4, casi las 11. La periodista Agustina Paz Frontera, co-directora de LatFem, ofrece un taller de lecturas de autoras de periodismo llamado Las otras. “Las otras” son esas que no son las de siempre, las firmas de siempre, a las que siempre leemos. Para el cierre, Agustina nos pide que pasemos de mano en mano el último libro de Cristina Rivera GarzaEl último verano de Liliana, y leamos fragmentos en voz alta. “Liliana” es la hermana de Cristina, la autora de la crónica escrita en primera persona que relata la circunstancias de la muerte de su hermana y las formas del duelo en su familia. 

Primero lee Agustina, después lee una mujer que viajó desde Quilmes especialmente para participar del festival. Lee la periodista Ángeles Alemandi y todos escuchamos y miramos el piso y no podremos sacudirnos esa prosa de Rivera Garza hasta después de unas horas. Es más que un remate, es un latigazo. La historia que desanda es cruel, las palabras son las palabras justas. E incluso unas horas después, cuando los que estábamos en el taller de lectura nos encontremos en otra actividad cruzaremos miradas que, traducidas, dirían esto: “Vos estuviste ahí donde estuve yo y te produjo este efecto que se resiste a salir del cuerpo y por eso aquel momento será inolvidable para nosotros”.

Viernes 4, 15.30. Martín Kohan, docente, se acomoda en uno de los sillones del escenario. Está solo. No lleva puesta ninguna camiseta de Boca. Sostiene el micrófono. Sobre la mesita, unos apuntes y el celular. Hablará de Rodolfo Walsh, de Walsh y la verdad. Con una gracia que compartimos, Kohan dirá que la discusión está saldada, por fin, que como la birome, el colectivo y el dulce de leche la No Ficción como género periodístico es un invento argentino. La tesis es verificable: Operación Masacre se publicó en 1957; A sangre fría, de Truman Capote, en 1965. El dato, además, es irrefutable. 

Pero después del chiste, que celebramos porque se nos viene encima el Mundial y queremos ganar lo que sea, Kohan sobre Walsh dirá esto: “Un periodista que confiaba en la potencia de la escritura”. Y esto: que con la Carta a las Juntas, Walsh quería afectar al Estado. Es decir: no sólo quería distribuir información -es decir, ser periodista- sino afectar al destinatario de su carta. La sala está llena. Kohan termina su exposición bajo el ruido de los aplausos. 

Si la afectación potencia la escritura, el efecto es imparable. La escucha afectiva que produce la respuesta es un efecto. La lectura en ronda, una comunión en torno a un texto, genera otro efecto: la compañía; y reproduce otro: la reescritura. 

Escribir -escuchar, leer- es un acto de fe. Siempre. 

VDM

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A veces es más interesante lo que sucede en la previa de una entrevista que la entrevista que se publica. A veces, también, las bambalinas de un reportaje merecen “una nota aparte”. ¿Cómo se preparó Esmeralda Mitre para recibir a elDiarioAR? ¿Qué era eso que tenía sobre su escritorio el empresario Claudio Belocopitt? ¿Y el momento exacto en el que Alberto Samid se enfureció delante del grabador encendido? Hay datos de archivo, referencias, climas, declaraciones o rodeos del personaje que no llegan a un texto. Y no hay entrevistado sin entrevistador así que este boletín también indaga en los fracasos y los aciertos a la hora de entrevistar, de la escucha y lo imprevisible. Gracias por venir será una ventana para que corra aire y también para conocernos.

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