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Sobre este blog

Punto de Encuentro es un espacio de Amnistía Internacional para amplificar las voces y miradas de periodistas, comunicadoras y fotógrafas que trabajan en temas relacionados con mujeres y disidencias.

En un contexto de violencia creciente contra activistas de derechos humanos y ante la reducción de estas agendas en muchos medios masivos de comunicación, Amnistía Internacional y elDiarioAR se unen para dar un espacio destacado a contenido federal e inclusivo. 

El rol de periodistas feministas ha sido clave en los avances de los últimos años y el ejercicio profesional riguroso y libre es clave para garantizar esas conquistas que son para toda la sociedad. 

Punto de Encuentro pretende ser precisamente un espacio de coincidencia, pero también de debate constructivo. Porque no se puede ser feminista en soledad.

Mujeres y criptomonedas: comunidades femeninas a contramano de los criptobros

Mujeres en Crypto (MEC) es una comunidad cuyo objetivo es “fomentar la participación y liderazgo femenino en Web3.

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Eugenia Granado llegó al mundo cripto en bicicleta. Era 2020, en pleno inicio de la pandemia de coronavirus, cuando empezó un emprendimiento de eco-envíos. Un día le llevó a un cliente una wallet fría Trezor, un dispositivo pequeño similar a un pendrive que permite almacenar criptomonedas sin necesidad de conexión a Internet. Vio la palabra “Bitcoin” escrita en el envoltorio del paquete y, aunque la había escuchado alguna vez, le picó la curiosidad y empezó a buscar información del tema. “Yo tenía una versión errada, pensaba que era algo solo para gente que tenía mucho dinero”, recuerda.

Hoy puede marcar la importancia de la ciberseguridad y distinguir que “cripto no es lo mismo que blockchain”, pero en esos primeros acercamientos al mundo cripto hubo “un aprendizaje a los golpes”, con mucha búsqueda propia y con una experiencia en inversión que resultó ser una estafa. “Puse poquito, 10 dólares para probar que no solo no me los devolvieron, sino que me pedían más”, dice. 

En 2023, se acercó a Mujeres en Crypto (MEC) para anotarse en Mujeres a la Vanguardia, un curso online de capacitación gratuito destinado a mujeres de la industria tecnológica que quieran empezar a trabajar en Web3. Lejos de los influencers y criptobros y de la promesa de hacerse rico de la noche a la mañana gracias a la especulación financiera, MEC es una comunidad cuyo objetivo es “fomentar la participación y liderazgo femenino en Web3”, un término que refiere a una World Wide Web descentralizada con el blockchain -un libro de contabilidad compartido e inmutable que facilita el proceso de registro de transacciones y seguimiento de activos  cada movimiento queda registrado como un bloque de datos independiente de otro- como tecnología principal.

“Del lado de los que trabajamos estamos muy lejos de la paridad y no creo que se alcance al 50% de los equipos de trabajo compuestos por mujeres en las empresas. Al ser menos las mujeres que estudian carreras relacionadas, eso impacta en el mercado de trabajo, marca quiénes empiezan las startups”, apunta Hanna Schiuma, directora de relaciones institucionales de Crecimiento, un movimiento que busca que Argentina sea una cripto-nación, y cofundadora de la billetera virtual Belo.

Según la investigación “La brecha que persiste” (2024) hecha por la ONG Chicas en Tecnología, a pesar de ser mayoría en la población universitaria, las mujeres representan apenas el 37,3% de las alumnas en carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas); solo 1 de cada 5 estudiantes de programación son mujeres (20,3% del total de los alumnos) y representan el 22,8% de quienes estudian carreras vinculadas al desarrollo tecnológico. 

Datos de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) indican que creció la cantidad de alumnas mujeres en los últimos años, pero que todavía está muy lejos de la paridad.

Aunque los grupos de mujeres cripto no necesariamente se identifican como feministas (ni admiten exclusivamente mujeres), su misión es, mediante las capacitaciones y el networking, incrementar la presencia femenina en el mundo tecnológico, dominado por varones y con sueldos más altos que otras actividades en el mercado laboral. Las criptomonedas son vistas como un sistema económico alternativo que, para algunas, implica la inversión de su dinero para proteger sus ahorros u obtener alguna ganancia económica mayor a la que podrían tener con un instrumento como, por ejemplo, un plazo fijo. Todo muy distante de la promesa de volverse ricos en un instante.

Cryptogirls

Cuando María Mercedes Etchegoyen leyó el whitepaper de Bitcoin -el documento fundacional que explica qué es y cómo funciona la criptomoneda- pensó: “Esto es una revolución”. Etchegoyen, abogada especializada en propiedad intelectual y fundadora de la comunidad Cryptogirls, había conocido Bitcoin cuando un cliente quiso pagarle desde el exterior y usar la criptomoneda como medio de pago. Debido a la restricción cambiaria, que implicaba la retención de alrededor del 30% del pago total, y del límite para facturar al exterior, esta forma de pago le resultaba conveniente.

Bitcoin nació a principios de 2009 creada por Satoshi Nakamoto -un seudónimo que no se sabe si se refiere a una persona o grupo de personas- que lanzó la primera moneda digital descentralizada basada en código abierto. Bitcoin no depende de ningún banco central, va de usuario a usuario a través de internet y la transacción queda registrada de forma permanente online.

“En 2008 fue la crisis de Wall Street en la que en Estados Unidos se ejecutaron 11 millones de viviendas. Es una crisis gigantesca en la que si bien hay un paquete de medidas de recuperación, el salvataje es a los bancos. Esto da lugar a una recesión, crece el desempleo, hay inflación y surgen varias respuestas por parte de la sociedad -explica Mercedes D’Alessandro, doctora en Economía y exdirectora nacional de Economía, Igualdad y Género en el Ministerio de Economía-. Por ejemplo, las protestas que derivaron en el movimiento ‘Occupy Wall Street’ y, por otro lado, las criptomonedas, que nacen con una idea de salirse de ese registro del Estado. Como ese Estado nos falló, aprovechamos las virtudes de internet para hacer esta revolución”.

Etchegoyen empezó a leer más sobre Bitcoin y a operarlo. En medio de la pandemia de coronavirus, fundó la comunidad Cryptogirls. “Fue algo medio accidental. Muchas de mis conocidas empezaron a trabajar desde casa, algunas no podían prestar servicios y surgía la pregunta de cómo hacer para aguantar económicamente. Empezaron a hacerme preguntas y, como algunas se repetían, dije ‘bueno, vamos a hacer un grupo de chat’. Hacíamos Zooms, nos mandábamos noticias, libros, cosas que fueran de interés y ahí se empezó a gestar”, recuerda.

La comunidad creció y las mujeres que se acercaban, remarca Etchegoyen, tenían “objetivos muy puntuales”. “Me acuerdo de una chica que quería iniciar un emprendimiento de uñas, tenía un ahorro muy chiquito y quería potenciar eso”, dice. Aunque el chat perdió la efervescencia de tiempos pandémicos, Cryptogirls continúa ofreciendo información sobre cripto, blockchain y tecnología de forma gratuita en sus redes.

Schiuma afirma que el universo de usuarios de cripto tiene que ver con “el problema que cada uno intenta resolver”. “Argentina es un país con una población muy usuaria de cripto, en especial de cripto estables (stablecoins) como una forma de defender y dolarizar sus ahorros, son personas que no tienen ahorros nutridos, sino que son clase media laburante que no tiene acceso al mercado de cambio”, explica. Las stablecoins son criptomonedas que tienen un valor estable que está atado a un activo externo, como puede ser el dólar.

Después, hay otro público de compradores para las otras criptos. Ethereum es una plataforma descentralizada que se usa para dinero digital, smart contracts y aplicaciones. Está basada también en blockchain y su criptomoneda se llama Ether, que durante marzo de 2025 tuvo un valor promedio de 2200 dólares, mientras que Bitcoin rondó los 87 mil dólares. “La gente que compra Bitcoin apuesta a que va a valer más”, apunta Schiuma.

Mujeres en Crypto

El origen de la comunidad Mujeres en Crypto (MEC) también fue en pandemia, a través de un grupo de Telegram. María Fiorentini es estudiante de abogacía, pasante en Lawi y maneja la comunidad de MEC junto a Verónica Botana y Constanza Bianchi. Al igual que Etchegoyen, llegó al mundo de las criptomonedas porque tenía que recibir pagos del exterior. “Quería hacer algo con eso, buscaba nuevas formas de invertir”, recuerda.

En el medio, hizo por curiosidad un curso de legaltech y blockchain y ahí vio “cómo las cripto no eran sólo números que subían y bajaban, sino que había una tecnología detrás” que se utiliza en otras áreas, además de las finanzas, y que “estaba trayendo muchos beneficios en el acceso a la justicia y el derecho”, como en el Congreso de la Nación, donde los votos de cada legislador quedan registrados mediante blockchain. Es así que se acercó a MEC.

“La comunidad está pensada para hablar de la tecnología. Nosotras estamos para que hagas ese click, que blockchain no es solo invertir. Alguien que no conoce puede pensar que tiene que ver con ‘invertí en esto o en lo otro’, pero no damos ningún consejo, para eso están los asesores financieros”, señala.

MEC ofrece dos capacitaciones de forma gratuita: Introducción a Blockchain y Mujeres a la Vanguardia, un curso online de capacitación gratuito destinado a mujeres de la industria tecnológica que quieran empezar a trabajar en Web3. “Esto lo hacemos a través de networking, tanto presencial como virtual”, agrega Fiorentini. 

Para el último 8M, MEC organizó una actividad de Mujeres a la Vanguardia que incluyó como panelistas a distintas mujeres del universo blockchain. “Queríamos darle visibilidad a esas mujeres. Algunas chicas que recién empiezan piensan que esto no es para ellas porque cripto mezcla finanzas y tecnología, dos mundos donde hay una mayoría de hombres. Nosotras queremos mostrar a las mujeres que están, que puedan contar su día a día para que otras vean que es posible, que hay que buscar ocupar esos espacios”, relata.

La Argentina cripto

D’Alessandro afirma que “con la pandemia hay un boom de las criptomonedas y del dinero electrónico” y que fue un momento donde se logró mayor inclusión financiera y un gran proceso de bancarización. “Con el IFE teníamos que llegar a cerca de 9 millones de personas, pero solo la mitad tenía una cuenta bancaria porque ya recibía la AUH. A eso se le suma el crecimiento que hubo en las billeteras virtuales. Hubo una curva de aprendizaje enorme y las cripto se inscriben en ese proceso”, agrega.

Datos de 2020 de la Cámara Argentina de Fintech indican que, por ejemplo, entre febrero y julio de 2020, Mercado Pago reportó un crecimiento de los pagos en supermercado con código QR del 500%, mientras que la billetera virtual Ualá, superó los 2 millones de usuarios antes de junio de ese año.

En materia de criptomonedas, la misma Cámara señala que el país es en la actualidad “uno de los líderes globales en adopción de criptoactivos y blockchain”, con más de 2,5 millones de usuarios activos mensuales de billeteras cripto y un volumen de transacciones que superó los 91.100 millones de dólares en 2024.

“No es, como dice el ministro de Economía, Luis Caputo, un sector de nicho. No es pequeño ni despreciable -señala D’Alessandro-. Es un sector desregulado, sin control del sistema financiero y se te escapa del sistema productivo”.

Además de la pandemia y las restricciones cambiarias, otros factores que influyeron en el crecimiento del mundo cripto en Argentina fueron el precio barato de la energía -que permite la instalación de las máquinas utilizadas para minar las criptomonedas- y la existencia de desarrolladores en la industria del software muy preparados gracias al alto nivel educativo.

Criptobros, estafas y la necesidad de educación financiera

Además de MEC o Cryptogirls, existen otras comunidades que nuclean a mujeres del mundo cripto, como Mujeres en Bitcoin o Cripto Curiosas, que tiene presencia en Argentina y otros países del continente. También hay comunidades de mujeres en tecnología y otras como Crecimiento o La Crypta, dedicadas solo a las criptomonedas donde participan varones y mujeres.

Pero en los últimos meses en medios y redes sociales -en especial a partir del escándalo de la memecoin $Libra que involucra al presidente Javier Milei- empezaron a tomar relevancia los criptobros, varones jóvenes que muestran en sus redes sociales un estilo de vida de supuesto lujo: madrugar para “aprovechar el día”; ir al gimnasio; manejar autos de alta gama; vestirse con ropa de marcas internacionales y usar un reloj marca Rolex, al que también llaman “casa” ya que sus precios van de los 6.850 a 231.600 dólares. Y la manera de llegar a esta forma de vida, explican los bros, es gracias a haber tomado cursos o mentorías de trading que en realidad obedecen a esquemas Ponzi. 

A esto se suman también las memecoins, un tipo de criptomoneda que es creada como “algo divertido” y que su precio fluctúa abruptamente, por lo que se puede ganar o perder mucho dinero en poco tiempo. La más conocida es Dogecoin, que cuando Elon Musk tuiteó sobre ella aumentó su valor en más de un 50% en horas.

Es importante diferenciar entre los que construimos un sistema financiero alternativo y tomar distancia de los estafadores que están dando vueltas por todos lados”, apunta Schiuma. Para ella es clave que el sector empiece a estar regulado, pero que también exista educación financiera en las escuelas a edad temprana “no solo por lo cripto, sino también por el problema de las apuestas en chicos”, para lo que es necesario que “exista cooperación entre el sector público y el privado”.

Por su parte, D’Alessandro afirma que el aumento de la ludopatía en jóvenes o la fantasía de volverse rico gracias a un esquema Ponzi o a la especulación financiera está relacionada a la crisis socioeconómica actual. “Hay un problema y es que los pibes no ven en el trabajo una forma de desarrollarse cuando tenés sueldos con los que no llegan a cubrir un alquiler. Son víctimas de un sistema que los lleva a tener de ídolos a tecno-ricos que lo alimentan desde sus plataformas. Es un problema a resolver, no algo para marcarlos”, dice.

Más mujeres en cripto, un esfuerzo público y privado

Después de hacer el curso de Mujeres a la Vanguardia, Eugenia decidió ser una de las doce voluntarias de Mujeres en Crypto. “Cuando empecé en este mundo me encontré con un mundo poco abierto a la injerencia de mujeres. Y MEC para mí significa un lugar seguro, donde una puede aprender y preguntar, donde hay mucho amor y muchas ganas”, cuenta. 

Para Schiuma, es necesario fomentar la participación de las mujeres en el universo cripto porque “analizan el riesgo de otra manera” y “mejoran el proceso de decisión”. “Hay pocas mujeres en los roles de toma de decisión porque ya hay pocas en el entry level. Es un problema sistémico -opina-. Necesitamos más mujeres estudiando carreras afines a tecnología y finanzas y para eso hay que hacer un esfuerzo conjunto entre los sectores público y privado, es un cambio cultural que va a tomar muchísimo tiempo”.

Añade que otra parte de la solución es la representación, que las mujeres que ya están en cripto disputen espacios en la prensa o en paneles de discusión. Y asegura: “Eso genera identificación. Cuando las mujeres pueden ver a otra que es líder se genera una conexión del modelo de rol. Estaría buenísimo que las mujeres se animen a investigar y a entrar”.

LF / MA

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En un contexto de violencia creciente contra activistas de derechos humanos y ante la reducción de estas agendas en muchos medios masivos de comunicación, Amnistía Internacional y elDiarioAR se unen para dar un espacio destacado a contenido federal e inclusivo. 

El rol de periodistas feministas ha sido clave en los avances de los últimos años y el ejercicio profesional riguroso y libre es clave para garantizar esas conquistas que son para toda la sociedad. 

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