De dónde sale la teoría del aceite de cannabis que Jesús empleaba en sus supuestos milagros de sanación

Jesús posaba las manos sobre un enfermo y el gesto parecía suficiente para que recuperase fuerzas. Unos pasos tambaleantes se transformaban en andares firmes que sorprendían a todos los presentes. Los ojos velados de un ciego se abrían con una claridad súbita que devolvía expresiones de asombro en quienes observaban esos hipotéticos milagros.
Entre las historias más repetidas se incluía también la abundancia de panes y peces que saciaba multitudes enteras, un relato que enmarcó su supuesta figura en un halo de misterio desde los primeros tiempos.
Una teoría relaciona esos relatos con el uso de aceite de cannabis
La hipótesis que relaciona esas curaciones con el uso de aceite de cannabis se ha difundido en distintos medios, aunque siempre como teoría polémica. David Bienenstock, autor y editor de la revista High Times, señaló en una entrevista con el Daily Star Online que “no hay ninguna diferencia entre el aceite de cannabis eficaz utilizado hoy y el que habría estado disponible en tiempos de Jesús”. Según su planteamiento, la sustancia se aplicaba sobre la piel y podía calmar dolencias físicas que en aquella época se interpretaban como males sin remedio.
Varios investigadores han buscado referencias en el Antiguo Testamento para reforzar esta línea. El libro del Éxodo describe con detalle la receta del aceite de la unción sagrada, que incluía mirra líquida, canela aromática, casia, aceite de oliva y una hierba denominada q’aneh-bosm. Ese término ha sido identificado por algunos lingüistas como cannabis, mientras que otros lo asocian con cálamo, una planta utilizada en la medicina tradicional por sus efectos terapéuticos.

Chris Bennett, escritor especializado en la historia del cannabis, defendió en High Times que “los antiguos ungidos quedaban literalmente empapados con esa potente mezcla”. El investigador apoya su tesis en textos bíblicos que relatan cómo los discípulos ungían a enfermos y éstos recuperaban la salud, lo que, en su opinión, sugiere que el aceite contenía un principio activo con efectos reales. Además, Bennett recordó que la etimóloga polaca Sula Benet propuso en 1936 que el vocablo hebreo kan significa cáñamo o junco, y que bosm equivale a aromático, lo que acrecentaría la identificación con cannabis.
La interpretación no es aceptada de forma unánime. Lytton John Musselman, profesor de Botánica en la Universidad Old Dominion, explicó a la revista Vice que “el cálamo es un componente muy importante de la medicina ayurvédica y se ha demostrado que tiene eficacia”. En su argumentación añadió que la planta sigue siendo común en remedios herbolarios de Sri Lanka y que también fue muy valorada por comunidades nativas en Norteamérica, que buscaban tierras donde creciera de forma natural. Por lo tanto, no se trataría de cannabis.
La discusión sobre el origen del aceite sagrado sigue dividiendo a estudiosos y creyentes
El debate no se limita a la filología. Existen hallazgos arqueológicos en Beit Shemesh, cerca de Jerusalén, que muestran restos de cannabis quemado en contextos médicos del siglo III, lo que refuerza la idea de su uso terapéutico en la región. Bennett apuntó en varios de sus libros que este contexto hace verosímil que Jesús, como personaje histórico hipotético, utilizara aceites con extracto de cannabis en sus prácticas de sanación, especialmente en casos que hoy se interpretarían como epilepsia o afecciones cutáneas.
Otros estudiosos, sin embargo, consideran que la conexión entre las menciones bíblicas y la planta sigue siendo demasiado débil. El profesor Musselman insiste en que los efectos medicinales del cálamo se ajustan mejor a lo que narran los textos sobre el aceite sagrado. Su postura busca frenar las interpretaciones que asocian automáticamente el término q’aneh-bosm con cannabis, algo que, a su juicio, responde más a una lectura contemporánea que a una traducción precisa de los escritos antiguos.

En paralelo, algunos grupos religiosos actuales han abrazado esta teoría como una forma de reivindicar el cannabis en un marco espiritual. En Colorado, el colectivo Stoner Jesus Bible Study sostiene que las acciones atribuidas a Jesús encajan con alguien que compartía experiencias bajo los efectos de la planta. Esa lectura moderna ha alimentado la discusión cultural, aunque carece de base arqueológica firme.
El historiador Bennett lleva la idea un paso más allá al afirmar que “si el cannabis fue uno de los ingredientes principales del aceite de la unción antigua, y recibir ese aceite es lo que convirtió a Jesús en el Cristo y a sus seguidores en cristianos, perseguir a quienes usan cannabis podría considerarse anticristiano”. La afirmación condensa una visión que mezcla interpretación histórica y militancia a favor de la legalización, lo que genera aún más recelo en sectores académicos convencionales.
Frente a esas posturas enfrentadas, lo que permanece claro es que los textos bíblicos describen un aceite con un poder sanador que marcó a quienes recibían la unción. La disputa sobre si ese poder procedía del cálamo o del cannabis mantiene vivo un debate que se extiende más allá de la historia religiosa y conecta con la discusión contemporánea sobre el valor medicinal de la planta. En cualquier caso, la idea de que un ungüento pudo estar detrás de las supuestas curaciones atribuidas a Jesús seguirá alimentando todo tipo de discusiones durante mucho tiempo.
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