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El espionaje en la era Milei

La SIDE, en virtual parálisis: crisis operativa, zozobra interna y Neiffert en la cuerda floja

La sede central de la SIDE, en 25 de Mayo 11, a escasos metros de la Casa Rosada.

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“No se mueve un papel”, resume crudamente un funcionario con conocimiento directo de lo que sucede en los despachos de 25 de Mayo 11, la histórica sede de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). La descripción se repite en boca de otras figuras expertas en el mundo espía: la agencia estaría viviendo una suerte de “parálisis”, que combina déficit de gestión, desconfianza interna y un vacío político que refuerza la tesis de un cambio en la conducción antes de fin de año, según pudo saber elDiarioAR de distintas fuentes consultadas.

Aunque el director formal de la SIDE es Sergio Neiffert, su gestión hace meses que está virtualmente congelada. Hombre de confianza de Santiago Caputo, el asesor todopoderoso de Javier Milei, el “Señor 5” no logró imponer una línea estratégica, ni siquiera un plan de reorganización básico. “Neiffert perdió toda capacidad de dirigir, si es que en algún momento la tuvo”, sintetizó con crudeza una voz consultada. Todas las fuentes coincidieron en que su estilo, hermético y burocrático, colisiona con la necesidad de dar señales de control político en un área que con el correr de la gestión libertaria se convirtió en sinónimo de inmovilismo.

Sergio Neiffert, titular de la SIDE.

Ese anquilosamiento quedó expuesto con nitidez con el caso Spagnuolo. Cuando estalló el escándalo por los audios del extitular de la Agencia Nacional de Discapacidad —en los que se mencionaban supuestos pedidos de coimas por parte de Karina Milei—, el entorno de Caputo se enteró del material no por los canales formales de la SIDE, sino por información proveniente de fuentes externa. “Eso fue lo más grave: nadie en la Casa supo anticipar nada”, recuerda un colaborador que siguió de cerca las horas previas a la publicación periodística. El episodio fue leído como una evidencia de la desconexión entre la cúpula política y los mandos operativos.

El contraste es notorio si se recuerda el supuesto énfasis con que La Libertad Avanza había relanzado el organismo en julio de 2024. Aquella reestructuración —presentada como el inicio de una “nueva era” de profesionalización y transparencia, y acompañada por el fallido decreto que pretendía aumentar en 100.000 millones de pesos los “fondos reservados”— prometía modernizar la inteligencia argentina bajo un esquema de agencias especializadas. Un año más tarde, las promesas se desvanecieron entre internas y la falta de lineamiento. “Fue una puesta en escena”, sostuvo ante la consulta de elDiarioAR un exdirector técnico que participó de la transición, que hasta se arriesgó a asegurar que hoy “hay menos inteligencia que antes”.

Tiempos en los que la SIDE era la Agencia Federal de Inteligencia (AFI).

La estructura interna de la SIDE, modificada a través de un DNU, sobrevive con su organigrama. En la cúspide formal se mantiene Neiffert, de quien dependen tres agencias con autonomía creciente: la Agencia de Seguridad Nacional (ASN), la Agencia Federal de Ciberseguridad (AFC) y el Servicio de Inteligencia Argentino (SIA). La ASN, bajo el mando del excomisario Alejandro Cecati, concentra las tareas de inteligencia interior y seguridad estratégica. Es el área con mayor gravitación, sostenida en la protección del histórico Antonio “Jaime” Stiuso y con influencia directa sobre buena parte de las operaciones territoriales. El segundo de Cecati, Ignacio “Nacho” Jiménez, aporta vínculos con esa “vieja guardia” y contactos en la Triple Frontera.

La AFC, dirigida por el especialista en criptografía Ariel “Wata” Waissbein, se encarga del control de sistemas informáticos y vigilancia digital, mientras que el SIA, conducido por Alejandro Colombo —antiguo delegado del organismo en Roma durante los años 90—, mantiene relaciones con embajadas y agencias extranjeras, especialmente con la CIA y el Mossad.

Ese área no está exenta de polémica. A mediados de septiembre, Colombo viajó junto al subsecretario administrativo de la SIDE José Francisco Lago Rodríguez —un joven abogado de estrecho vínculo con Caputo— a Azerbaiyán en una misión oficial que se financió con fondos públicos y pasajes emitidos en primera clase, según publicó Sección País. ¿El pretexto? Participar de una cumbre de inteligencia. Sin embargo, en los hechos, ambos terminaron asistiendo al Gran Premio de Fórmula 1 en Bakú para ver al argentino Franco Colapinto.

La nueva SIDE está conformada por Alejandro Cecati (Director de la Agencia de Seguridad Nacional), Alejandro Colombo (Director del Servicio de Inteligencia Argentino) y Ariel Waissbein (Director de la Agencia Federal de Ciberseguridad).

Por encima de todos ellos se mueve, en tanto subsecretario de Operaciones, Diego Kravetz. Su designación en diciembre pasado como virtual “Señor 8” agitó las aguas puertas adentro de la central, donde ejerce el rol de coordinador político con capacidad de intervenir sobre las tres agencias y canalizar información sensible hacia la jefatura. Kravetz llegó al cargo por impulso de Caputo, con el mandato de imponer su impronta e intentar mantener cierto equilibrio entre los distintos bloques, pero su relación con Neiffert se fue enfriando con el correr de los meses.

“Existe una rotación constante de funcionarios ante la crisis que produce la interna en la conducción”, confió a elDiarioAR una fuente con terminales directas en el organismo. “Hay espías que no reportan a sus jefes porque pertenecen a otro bando”. La frase ilustra el nivel de descomposición interna que atraviesa la SIDE, donde hace años la lealtad institucional fue reemplazada por la pertenencia facciosa, con capas tectónicas que fueron solidificándose durante décadas.

El diagnóstico se repite con distintos matices, pero idéntico fondo: la inteligencia en la era Milei quedó atrapada entre la inacción y la ausencia de brújula política. La situación diaria lo refleja en dos datos claves: las licitaciones para renovar equipamiento permanecen frenadas, al igual que la fluidez en el vínculo con otros organismos del Estado, como ARCA o la UIF. Por eso, en algunos despachos del Ejecutivo ya dan por hecho que Neiffert dejará el cargo a más tardar en diciembre, una vez concluido el calendario electoral, en sintonía con el recambio de gabinete que ya anunció el Presidente. “No hay ejecución ni presupuesto que alcance si nadie firma nada”, apuntan preocupados en la Casa Rosada.

Santiago Caputo al bajar de una camioneta negra en la Casa Rosada.

Dato de color: como reveló elDiarioAR, hasta hace pocas semanas, Caputo se movía con custodia del propio organismo. Una alta fuente del SIDE justificó el guardaespaladas para el asesor por su rol como íntimo colaborador de Milei. “Se puede por el lugar objetivo que tiene Santiago”, planteó una voz autorizada. Otras, en cambio, rechazaron esa explicación y apuntaron que, de ser así, debería haber habido una resolución secreta ya que el estratega ni siquiera es funcionario.

En definitiva, todo está en veremos, pero prima una certeza: la dinámica interna de “La Casa” no responde a una doctrina ni a una estrategia de Estado, sino a un sistema de confianzas personales que funcionan como microclimas de poder. En ese territorio donde las órdenes se diluyen y la información se fragmenta, la inteligencia parece dejar de ser una herramienta para anticipar los conflictos y se transforma en el espejo más fiel de ellos.

PL

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