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“Matan” por unas horas a Claudia Piñeiro y la escritora lo desmiente en Twitter

La escritora Claudia Piñeiro, víctima de fake news.

elDiarioAR

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A través de una cuenta falsa de la editorial Alfaguara en redes sociales, la multipremiada escritora argentina, Claudia Piñeiro, fue dada por muerta durante unas horas, hasta que fue la misma autora quien debió salir a desmentir todo a través de Twitter: “Acá desde el más allá y para que se queden tranquilos, no es como lo esperaba, pero teniendo en cuenta que soy atea y de todos modos me recibieron con los brazos abiertos, no me puedo quejar”, posteó, con sentido del humor.

Después, explicó: “Ya me habían matado antes en Wikipedia, pero de un modo más gracioso, años atrás, porque decían que iba a morir en una fecha futura. Todavía no habíamos llegado a esa fecha. En dos minutos, un ‘comando’ de gente de Twitter arregló todo y me mandó la dirección IP de la persona que lo había escrito. Ahora soy la primera escritora argentina que mata este hombre”, dijo.

El autor de la fake news, un profesor de historia y crítico italiano, Tommasso Debenedetti, ya se había comunicado vía mail con el diario La Nación días atrás para adjudicarse la falsa noticia de la muerte del escritor japonés Haruki Murakami y había anticipado que “mataría” a la autora de “Elena sabe” y “Las viudas de los jueves”, según informó este miércoles el periodista Daniel Gigena. Algo que finalmente sucedió por estas horas.

El mismo Debenedetti había dado a conocer las muertes falsas de Isabel Allende, John Grisham, Hugo Chávez, Dalai Lama, Pedro Almodóvar, el papa emérito Benedicto XVI, Mario Vargas Llosa, Kazuo Ishiguro y Michel Houellebecq, además de ofrecer a distintos medios falsas entrevistas “exclusivas” a Derek Walcott, Mijail Gorbachov, Manuel Vázquez Montalbán, Noam Chomsky y Philip Roth.

El campeón italiano de la mentira

Debenedetti publicó en diferentes medios de Italia un centenar de entrevistas inventadas con escritores y celebridades, durante 10 años. Nacido en 1969 en Roma, casado y padre de dos hijos, profesor de italiano y de historia en un instituto público de la capital, hijo y nieto de críticos literarios (Antonio y Giacomo), dijo al diario El País en 2010. “Me gusta ser el campeón italiano de la mentira. Creo que he inventado un género nuevo y espero poder publicar nuevos falsos en mi web, y la colección en un libro. Por supuesto, con prólogo de Philip Roth”, sostuvo.

Luego de estudiar literatura e historia italiana, comenzó a trabajar como periodista, aunque sin título que lo acredite como tal. En 1998 obtuvo un carné de colaborador de prensa que lo ayudó a abrir algunas puertas. En 1994 empezó a escribir críticas literarias y entrevistas con escritores italianos que, con el tiempo, salió a la luz que se trataba de material inventado por Debenedetti.  

Mi idea era ser un periodista cultural serio y honrado, pero eso en Italia es imposible”, le dijo hace años al periodista Miguel Mora. “La información en este país está basada en la falsificación. Todo cuela mientras sea favorable a la línea editorial, mientras el que habla sea uno de los nuestros. Yo, simplemente, me presté a ese juego para poder publicar y lo jugué hasta el final para denunciar ese estado de cosas”. Entre sus fechorías, creó un perfil de Vargas Llosa en la que el escritor anunciaba una visita a la Argentina.

Pero su itinerario de entrevistas falsas terminó en 2010, cuando el escritor Philip Roth descubrió el fraude en medio de una charla con la periodista Paola Zanuttini, quien le preguntó por unas “declaraciones” anteriores entregadas a Debenedetti donde se mostraba decepcionado por la gestión de Barack Obama como presidente de los Estados Unidos. “¡Nunca he dicho una cosa semejante! Obama es fantástico”, dijo, y pidió a su agente investigar el asunto. Tarea que terminó por desenmascarar al historiador italiano.

En aquel entonces, en declaraciones al portal colombiano Semana, Debenedetti explicó que cuando Roth “descubrió mis entrevistas falsas, he probado una extraña felicidad. Sabía que un período largo concluía y no podría volver a firmar un artículo. El juego había sido traído a la luz y en lo sucesivo podría ser libre, aunque entonces no supiera en qué dirección andarían mis juegos”, reflexionó, sin atisbos de culpa.

Además, el falso periodista argumentó que sus editores “siempre supieron” que sus notas eran falsas. “Estoy seguro de que los jefes de redacción y directores sabían que se trataba de materiales falsos. Uno de ellos hace poco me lo ha dicho: ‘Lo sospechábamos, pero no queríamos indagar, porque no convenía’. Está claro: un colaborador ofrece por veinte euros o gratis una primicia cada semana con un gran nombre de la cultura mundial que habla de temas actuales, el periódico hace un buen papel sin gastar nada y después, si se descubre, el único acusado o castigado es el autor. Todos los jefes que publicaron mis entrevistas falsas siguen en sus puestos, y nadie los ha criticado”, sentenció.

Sin cabida en el periodismo tradicional, Debenedetti finalmente optó por continuar con su “misión” a través de las redes sociales, con perfiles falsos y recurrentes noticias sobre muertes que no son tal. Ahora, le tocó a Claudia Piñeiro. Pero nadie recogió el guante y la misma escritora desbarató el intento en minutos. 

Con información de agencias.

IG

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