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Cómo es el nuevo libro de Emmanuel Carrère después de la polémica por ‘Yoga’ y con una masacre en primer plano

El escritor francés Emmanuel Carrère acaba de publicar el libro "V13", una impactante crónica judicial sobre los atentados en París en 2015.

Agustina Larrea

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“Una emoción expulsa a otra, un concentrado de humanidad a otro, una cara a otra: la inmensa psicoterapia de estas cinco semanas que se acaban ha tenido la belleza de un relato colectivo y la crueldad de un casting”, describe el escritor Emmanuel Carrère en las páginas de V13 (Anagrama, 2023), su nuevo libro. 

Alejado del tono intimista y perturbado de la novela Yoga, su trabajo previo y controversial, el autor volvió a ponerse el traje de cronista para desplegar con contundencia su tono filoso. Esta vez lo hizo para narrar el juicio por los atentados yihadistas que tuvieron lugar en París, el viernes 13 de noviembre de 2015, y que dejaron 131 muertos, entre los asistentes a la sala de recitales Bataclan, los comensales de los cafés aledaños y el ataque en el Stade de France.

Como buena parte de la prensa local e internacional, el escritor se acreditó para poder estar presente en la mayoría de las audiencias del proceso judicial que en la jerga se dio en llamar V13 por la fecha de los atentados en manos de terroristas del Estado Islámico. Con asistencia casi perfecta, entre el 2 de septiembre de 2021 y el 7 de julio de 2022 (nueve meses: “un año escolar, un embarazo”, dirá) Carrère se sentó con una libreta en un rincón incómodo de la sala y se dedicó a hacer una cobertura que salió semanalmente en la revista francesa L’Obs en formato de crónicas breves de alrededor de 8 mil caracteres, que ahora fueron adaptadas y en algunos casos extendidas para el libro. 

Sobre las motivaciones que lo llevaron a la tarea, el autor revela en las páginas de V13: “Si yo fuese abogado, o cualquier otro actor en el gran mecanismo de la justicia, estaría ejerciendo mi oficio, por supuesto. También si fuera periodista. Pero soy un escritor al que nadie le ha pedido nada y que, como dicen los psicoanalistas, sólo persigue satisfacer su deseo. Y vaya deseo. No me alcanzaron personalmente los atentados, no los sufrió nadie de mi entorno. En cambio, me interesa la justicia”. 

“El juicio que se inicia hoy no será, como se dice a veces, el Núremberg del terrorismo; en Núremberg juzgaron a altos dignatarios nazis, aquí se juzgará a segundones, ya que los que mataron han muerto. Pero también será un gran acontecimiento, algo inédito que quiero presenciar; primer motivo. Otro es que, sin ser un especialista en el islam, y menos aún un arabista, me interesan las religiones, sus mutaciones patológicas, y este interrogante: ¿dónde empieza la patología? Cuando se trata de Dios, ¿dónde empieza la locura?”, detalla en la primera de las crónicas, donde subraya que, más allá de los atacantes suicidas, los catorce acusados tuvieron roles muy dispares en los atentados y de algunos ni siquiera queda del todo clara su participación.

Con gran maestría para detectar escenas dentro y fuera de la sala, para describir comportamientos y para “pescar” personajes destacados entre la multitud de testimonios, los jueces, los juzgados y todo tipo de asistentes a un juicio histórico, Carrère no esquiva las contradicciones –las propias y las del sistema judicial– y sus cambios de opinión a lo largo de las extensas jornadas en tribunales. A la vez, lejos de ser asertivo, expone varias preguntas alrededor de los acusados, de las víctimas, de lo que implica algún tipo de reparación ante este tipo de muertes, del derecho a la defensa, de la justicia y sus límites.

“Es preciso confesarlo: a la gente aficionada a los juicios, cronistas judiciales de profesión u ocasionales como yo, más que las víctimas les fascinan los culpables. Compadecemos a las víctimas, pero tratamos de comprender la personalidad de los culpables. Son sus vidas las que escudriñamos para detectar el punto de desgarrón, el punto misterioso en el que se desviaron hacia la mentira o el crimen. En V13 ocurre lo contrario. Las cinco semanas de testimonios de las partes civiles nos han trastornado, nos han devastado, y casi cuatro meses después lo que emerge son sus rostros puestos al desnudo por la tragedia. ¿Y los acusados, después de esto? Pensábamos que sus interrogatorios serían apasionantes y en realidad no lo son porque no tienen nada que decir. Bueno, nada… Es una tontería decir que nada, lo que quiere decir sobre todo es que no hemos sabido escuchar”, señala en uno de los relatos.

Estructurado en tres partes (Las víctimas, Los acusados, El tribunal), el libro es exhaustivo en dos dimensiones: la reconstrucción de los ataques de aquella noche y lo que ocurre en los alrededores del juicio. Desde las víctimas y sus familiares, hasta los acusados, los abogados de todas las partes, todos se incorporan al relato desde la mirada de Carrère.

El escritor se acerca, por ejemplo, al padre de una de las víctimas de los atentados quien tiempo después escribió un libro con el padre de uno de los terroristas; rescata un personaje insólito que quiso hacerse pasar por amiga de una víctima y de manera abnegada llevó adelante todo tipo de campañas solidarias; describe la vida de una joven que estaba empezando a vivir un gran amor cuando murió por el impacto de las armas terroristas; se detiene en uno de los acusados que, pese a su compromiso con la causa yihadista, misteriosamente no detonó su cinturón con explosivos esa noche.

El relato también incorpora una mirada sobre la política internacional, el rol de Francia en Siria, algunos desmanejos inquietantes de la policía francesa al investigar los ataques y sus derivaciones, entre otros asuntos de gran complejidad. Aunque siempre con el tono de Carrère, un observador que logra una vez más meterse ahí, en los intersticios de lo político y lo íntimo. Así todo se va ensambla con agudeza y de manera visceral a partir de los testimonios, a partir de las vidas ajenas.

V13 llega a las librerías luego de la controversia que acarreó Yoga, la publicación previa de Carrère. Allí, el escritor navegaba entre el testimonio sobre su práctica de yoga por más de 30 años, sus ideas alrededor de la literatura, su concepción de la ficción, su divorcio y el diagnóstico de trastorno bipolar que recibió y por el que se vio sometido a crudos tratamientos con electroshock.  

Lejos de aquellos días de crisis, al parecer, el autor retoma en su nueva publicación la senda de libros previos como El adversario con vigor y la perspicacia que lo caracteriza.

AL/MG

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