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Atlético Tucumán, Colón y Gimnasia: Pulga Rodríguez, en la historia de tres clubes

El "Pulga" Rodríguez festeja un gol con Gimnasia en el clásico platense del 5/12

Andrés Burgo

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En un 2021 en el que solo Defensa y Justicia (campeón de la Sudamericana y la Recopa), Colón (ganador de la Copa de la Liga) y Talleres (finalista de la Copa Argentina y segundo de la Liga) pudieron meter la cuña entre los habituales festejos de River (campeón de la Liga y la Supercopa) y Boca (campeón de la Copa Maradona y la Copa Argentina), también hubo un jugador por fuera de los dos clubes más grandes que talló su nombre y su apodo en el mármol de la historia. Si Julíán Álvarez, el delantero de River de 21 años, debería ser considerado “el futbolista local de la temporada”, el tucumano Luis Miguel “el Pulga” Rodríguez, que el 1º de enero cumplirá 37, llegó a un club exclusivo: el de ser considerado ídolo o futbolista muy querido por las hinchadas de tres equipos: Atlético Tucumán, Colón y Gimnasia.

Ya considerado una bandera de Atlético por sus 130 goles, que ayudaron al club tucumano a viajar desde el Argentino A (tercera categoría) hasta los cuartos de final de la Copa Libertadores, Rodríguez también llegó a lo más alto del altar de la hinchada de Colón en 2021. La Copa de la Liga ganada en junio significó el primer título oficial para el club santafesino y un quiebre en la carrera del Pulga, hasta entonces recubierta en una pátina de admiración romántica pero por fuera de las grandes definiciones. A fin de ese mes se incorporó a Gimnasia y, aunque todavía no llegó a la cumbre que alcanzó en Tucumán y Santa Fe, su aura y los tres goles que convirtió en el clásico platense del domingo pasado ya lo posicionaron en un lugar de preferencia para la veneración de los hinchas del Lobo.

Su caso es difícil de comparar en los más de 130 años que lleva el fútbol argentino organizado, en especial en tiempos en que muchos futbolistas cambian de camiseta todos los años (algunos por conveniencia laboral y otros para establecer un récord, como el uruguayo Sebastián Abreu) y pocos se convierten en referencia histórica. Sin contar a Diego Maradona, que siempre es un caso aparte (bandera de Argentinos, Boca y Newell’s, aunque haya jugado cinco partidos en Rosario), jugadores que hayan ingresado en la historia de tres clubes y el corazón de tres hinchadas no hay tantos.

El historiador Alejandro Fabbri, autor de libros como El Nacimiento de una pasión, Historias Negras del fútbol argentino o Clásicos, aporta su conocimiento. “Son excepciones, es cierto. Una podría ser el Pato (Ubaldo) Fillol, que fue ídolo en Quilmes, su primer club, y después en Racing y en River. Un caso más reciente es el del Beto (Alberto) Márcico, ídolo en Ferro, Boca y Gimnasia. Y si le sumamos Europa, también el Toulouse: no te olvides que 20.000 hinchas franceses firmaron una carta para que Carlos Bilardo lo llevara con la selección al Mundial 90”, recuerda Fabbri, de extensa trayectoria en medios de comunicación.

También especialista en el pasado y la memoria del fútbol argentino, el periodista Oscar Barnade ofrece otro nombre: Luis Artime, mítico goleador de Atlanta (1959-1961), River (1962-1965) e Independiente (1966-1968). Fabbri agrega que, si se le sumaran clubes extranjeros, el combo podría agrandarse: “El propio Artime también fue ídolo de Nacional de Montevideo. Con esa ampliación, podemos sumar a Miguel Brindisi en Huracán, Boca y Las Palmas de España. O a Roberto Perfumo en Racing, Cruzeiro de Brasil y River”.

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Es cierto que, sin contar a las figuras incuestionables, la definición de ídolo puede ser subjetiva. Hay jugadores muy bien recordados, o referentes de la historia de un club, o símbolos de una época, que no llegaron al panteón de la hinchada, a ese pellizco sentimental: es una cuestión de triunfos pero también de piel, de identificación, de convertirse en el ventrílocuo en el campo de juego de quienes están en las tribunas o enfrente de las pantallas.

Que Rodríguez les dobló las rodillas a los hinchas de Atlético Tucumán y Colón está fuera de discusión. “El Pulga llegó cuando tenía 20 años y se ganó a la gente con su fútbol atrevido y de potrero. Es el segundo máximo goleador del club y uno de los grandes ídolos, sino el más grande”, dice, desde Tucumán, Silvio Nava, dirigente de Atlético e historiador del club. César Carignano, ex delantero de Colón y la selección argentina, hoy periodista y escritor, explica cómo Rodríguez se hizo leyenda en Santa Fe: “El ídolo es el hincha hecho futbolista, el que siente que lo representa en todo sentido, el que se convierte en su piel. El Pulga cuadró con todo y además hizo crecer al club, elevó la vara. Y cuando combinó con Eduardo Domínguez como técnico, cambió la mentalidad del club”.

¿Rodríguez ya es un ídolo moderno de Gimnasia o por ahora, con sus 21 partidos en la porción azul y blanca de La Plata, “sólo” debe ser considerado como un futbolista muy querido, el primer paso para un eventual ingreso al panteón? En ese caso, ¿lo conseguirá en 2022, el año que le queda de contrato? Entendedor de las idolatrías en el club platense, Facundo Ache, periodista especializado en Gimnasia, reconoce la calidad del Pulga pero prefiere esperar. “Es un jugadorazo, claro, y seguramente otro hubiese sido el impacto de sus tres goles en el clásico si Gimnasia ganaba (terminó 4-4), pero por ahora jugó pocos partidos para entrar en la categoría de ídolo”, interpreta Ache, que en esa selecta lista incluye a Guillermo Barros Schelotto, Carlos Griguol, Pedro Troglio y a los hermanos Diego y Daniel Bayo, figuras entre finales de los 50 y comienzos de los 60. “Las cualidades para convertirse en ídolo son diversas, pero no se es ídolo por decisión propia: al ídolo lo elije la gente. En el caso del Pulga, la realidad será la única verdad”, dice el propio Daniel Bayo, a sus 80 años, desde La Plata.

En la breve lista de jugadores reconocidos y queridos por tres hinchadas también hay espacio para Pablo Michelini, de muy buen paso por Deportivo Español, San Lorenzo y Racing, pero que no entra en la categoría de ídolo popular. Rodríguez es un jugador tan querido por todas las hinchadas, incluso las que no lo disfrutaron en sus equipos, que -como escribió el periodista Ezequiel Fernández Moores- “es patrimonio nacional”. O, por qué no, es un jugador idolatrado por mucho más que tres clubes.

AB

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