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Fondos e inversores agitan con 8.000 millones de euros la compra de clubes de fútbol en Europa

Olivier Giroud, jugador del AC Milan.

Diego Larrouy

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Hubo un tiempo en el que el AC Milan era el equipo más importante de Italia y uno de los más temidos de Europa. Se posicionó como el segundo club más importante de Europa y llegó a ser el brazo futbolístico de la omnipresencia de Silvio Berlusconi en la vida económica, política y deportiva de Italia. Hasta que, hace unos años, los problemas económicos llevaran al equipo a quedarse fuera de competiciones europeas y navegar en la parte media de la liga italiana. El pasado año volvió a la élite europea y se llevó de nuevo la liga. Entre medias, un fondo de inversión estadounidense hizo una caja millonaria con su venta.

Hace unos días, se cerró la entrada de un nuevo propietario en el club milanés. El tercero desde que la familia Berlusconi lo vendiera en 2017. Fue entonces cuando el político y empresario vendió al inversor chino Yonghong Li el club. La operación se cerró entonces por 740 millones de euros, pero los problemas comenzaron a surgir al año siguiente, cuando varios inversores que habían respaldado al empresario asiático comenzaron a reclamarle que devolviera los préstamos. Uno de estos apoyos financieros fue el fondo estadounidense Elliot Management, que había prestado 300 millones de euros.

Con la quiebra del inversor chino, el grupo financiero quedó como propietario del AC Milan. Se trata de uno de los mayores actores de inversión en todo el mundo, conocido especialmente por invertir en compañías en reestructuración o por su posición activista en el accionariado de las empresas en las que invierte. Se lo señaló, entre otras cosas, por ser el responsable de la salida de Jack Dorsey de Twitter. Ahora, vendió el club por 1.200 millones de euros, una cifra sensiblemente superior al préstamo que dio a Yonghong Li y al dinero que tuvo que poner después para equilibrar las cuentas de la entidad.

Detrás de esta compra está el grupo Redbird, un gigante de la inversión con diversos intereses en el mundo del deporte. Es accionista indirecto, a través de Fenway, de una porción del Liverpool o de los Red Sox de Boston en la liga estadounidense de beisbol. Es además propietario del Toulouse, equipo de la primera división francesa. El acuerdo de adquisición del AC Milan incluye a otros inversores como los propietarios de los New York Yankees o el fondo de inversión Main Street. Este grupo financiero cuenta entre sus inversores con la estrella del baloncesto Lebron James o el rapero Drake, entre otros.

El del AC Milan no fue el único movimiento de compraventa de equipos de fútbol europeo que se produjo en los últimos doce meses. Desde finales del pasado verano europeo hasta ahora, se cerraron una decena de operaciones que movieron más de 8.400 millones de euros. Los fondos de inversión, los inversores estadounidenses e incluso los jeques árabes movieron un mercado agitado en los últimos años, especialmente por los efectos de la pandemia en las cuentas de los clubes.

Buena parte de esa importante cifra económica la protagonizó el Chelsea. El club protagonizó durante la primavera muchos rumores sobre su propiedad. Su anterior dueño, Roman Abramovich, figuraba entre los oligarcas rusos sancionados por el Reino Unido tras la invasión de Ucrania. El Gobierno británico forzó su venta y, tras media docena de ofertas, fue finalmente el empresario estadounidense Todd Boehly, quien se hizo con la propiedad por unos 5.000 millones de euros. Este acuerdo amplió la sombra del dinero de inversores estadounidenses, muchos de ellos vinculados a franquicias de las ligas profesionales norteamericanas, en el fútbol inglés.

La liga inglesa es la más importante del viejo continente en volumen de ingresos y durante los últimos doce meses protagonizó distintas ventas de clubes. Una muy conocida fue a finales del año pasado, cuando el Newcastle fue adquirido por el fondo soberano saudí, en uno de los movimientos más señalados como 'sportwashing' de países autoritarios de Oriente Medio, como antes lo fueron el Manchester City o el PSG. Se estimó en su momento que la operación rondó los 400 millones de euros.

Pocos días después de aquella operación, se cerró también la venta del 27% del West Ham londinense por algo más de 230 millones al empresario checo Daniel Kretinsky, copropietario en su país del Spartak de Praga. Ya a comienzos de este año, otro club de la premier, el Southampton fue adquirido por un empresario de medios de comunicación serbio, Dragan Solar, por unos 130 millones de euros. Este inversor es también dueño de un club turco. El empresario estadounidense John Textor, que intentó comprar el Benfica portugués el pasado año se hizo a finales del pasado verano con una parte del Crystal Palace por algo menos de 100 millones de euros.

Francia e Italia

El furor inversor llegó a otras ligas. En Francia, uno de los clubes con más historia, el Olympique de Lyon fue adquirido a comienzos del verano por el propio Textor, a través de su grupo Eagle Football Holdings. Según informó Forbes, la operación, que se realizará en varias fases, tiene un precio de unos 840 millones de euros. Además de tener el 40% del Crystal Palace y de convertirse en el propietario del Olympique de Lyon, Textor es dueño de un club de la segunda división belga y del Botafogo brasileño.

El listado de operaciones de venta de clubes europeos de los últimos meses se cierra en Italia. Stephen Pagliuca, co-propietario de los Boston Celtics, subcampeón de la NBA, hizo su entrada en el fútbol del viejo continente comprando a comienzos de año el 55% del Atalanta. La operación se cifró en algo más de 400 millones de euros. El Genoa, considerado como el club italiano más antiguo, también fue vendido a un inversor estadounidense, el fondo 777 Partners por unos 150 millones de euros. Este inversor es también accionista del Sevilla FC y del Standard de Lieja.

Paralelamente al furor de los inversores por comprar clubes de fútbol europeos, hay también un mercado incipiente de adquisición directamente de campeonatos. Fondos de inversión que adquieren parte de los derechos de una liga a cambio de beneficiarse de los ingresos por la emisión televisiva de los partidos. España fue el primer caso en Europa. LaLiga vendió un porcentaje de su accionariado a CVC hace un año a cambio de algo menos de 2.000 millones de euros. Le siguió posteriormente la LFP francesa, quien también logró ingresos millonarios con una operación similar. Ahora es la liga alemana, la DFL, la que explora una situación similar, según informó Bloomberg a finales de agosto. El órgano que dirige el fútbol profesional en Alemania encargó a Deutsche Bank que busque un inversor para la operación. El medio financiero señaló como interesados a Blackstone, KKR o, de nuevo, CVC.

DL

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