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Gala Díaz Langou, de Cippec: “En la Argentina tener hijos implica una mayor posibilidad de caer en la pobreza”

El 57,7% de los niños y niñas vive en situación de pobreza, según el Indec

Delfina Torres Cabreros

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Según informó este miércoles el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) la pobreza llegó en el último semestre de 2020 al 42% y alcanza a 19 millones de personas, de las cuales gran parte son menores de 15 años. De acuerdo con los datos oficiales, el 57,7% de los niños y niñas viven en hogares donde los ingresos no alcanzan para comprar los bienes y servicios básicos y, de hecho, el mayor crecimiento de pobreza con relación al semestre anterior se observó en este grupo, con un aumento de 1,4 puntos porcentuales.

“El número más alarmante del informe es que casi 6 de cada 10 niños y niñas viven en situación de pobreza y esto se explica por un círculo vicioso que no es nuevo, pero que con el condimento de la pandemia se agravó: en la Argentina está penalizado la tenencia de hijos e hijas”, dijo a elDiarioAR Gala Díaz Langou, directora del programa de Protección Social de Cippec. 

Según detalló, esta situación responde a una primera explicación matemática —tener menores a cargo implica dividir el mismo ingreso entre más personas— pero, sobre todo, a que en la Argentina el tiempo de cuidado y crianza recae fundamentalmente en las familias, que dejan de invertir ese tiempo en el mercado de trabajo.

Este escenario ya estaba definido antes de la pandemia por la debilidad de políticas públicas para “desfamiliarizar” el cuidado, como serían la creación de más espacios para niños en la primera infancia, la ampliación del alcance de la doble jornada en el sistema educativo, la oferta de clubes y otras actividades recreativas. 

Sobre esta base, la irrupción del Covid-19 y el cierre de los espacios existentes generó una multiplicación del tiempo que destinan las familias a sus hijos e hijas. “Y cuando digo familias digo sobre todo mujeres, lo que también tiene un efecto en la ampliación de las brechas de género”, puntualizó Díaz Langou, para quien “los datos del Indec muestran un aumento de la pobreza, pero sobre todo que se ampliaron las desigualdades entre las familias que tienen hijos e hijas y las que no”, concluyó Díaz Langou. 

Esa desigualdad se advierte también en los indicadores de ingreso. Según puntualizó la analista, dentro del 20% de la población más pobre 9 de cada 10 familias tienen hijos e hijas, mientras que en el otro extremo la situación es inversa. Dentro del 20% de la población más rica, 6 de cada 10 familias no tienen niños o niñas. “En la Argentina tener hijos implica una mayor posibilidad de caer en la pobreza”, señaló. 

Si bien Díaz Langou consideró que las medidas de alivio implementadas por el Gobierno en los últimos meses “estuvieron pensadas con una lógica de género”, su alcance tuvo una limitación vinculada a las características propias de la pandemia. “Casi todas las soluciones implican socializar los cuidados y, por las restricciones sanitarias, eso es justamente lo que no se puede hacer”, precisó. 

Por otro lado, rescató la implementación de licencias otorgadas en el sistema público y privado a personas con menores a cargo, aunque señaló “dos grandes peros”. Por un lado, uno socioeconómico: estas medidas alcanzan sólo a los trabajadores formales y dejan por fuera a los más vulnerables. Por otro, uno de género: si bien todavía no hay datos generales, se sabe que en el sector público la gran mayoría de las licencias estuvieron tomadas por mujeres, lo que termina incidiendo en sus trayectorias laborales, amplía la brecha con los varones y, a la larga, también la brecha de pobreza infantil porque gran parte de los niños y niñas del país viven en hogares monoparentales o con mujeres a cargo.

DT

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