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El Gobierno teme una inflación de más del 6,5% en agosto y planea combatirla con ajustes y refuerzo de reservas

Massa, en el anuncio de un refuerzo de las asignaciones familiares para contrarrestar la inflación.

Alejandro Rebossio

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En el Ministerio de Economía celebran que desde que se anunció que Sergio Massa lo encabezaría, el 27 de julio pasado, todos los activos financieros mejoraron: los bonos, hasta un 22%; las acciones, un 64% en el caso de la estatal YPF o un 38% en el de Edenor (la distribuidora eléctrica de Daniel Vila, José Luis Manzano y Mauricio Filiberti); y los dólares paralelos bajaron entre 10% el blue y el 14% el contado con liquidación (CCL). Lo que no podrán festejar es el dato de la inflación del primer mes de Massa como ministro. Temen que finalice agosto entre el 6,5% y el 7%, después del 7,4% de julio, cuando Martín Guzmán renunció al Palacio de Hacienda y fue reemplazado brevemente por Silvina Batakis.

Para combatir el elevado nivel del índice de precios al consumidor (IPC), el Gobierno apuesta a la ortodoxia, aunque vaya a renovar el programa Precios Cuidados. La base es el “rigor” fiscal, como le llaman, y la suba de las tasas de interés, tanto del Banco Central como de las exitosas y a la vez onerosas colocaciones de títulos del Tesoro, con la que descartan la necesidad de recurrir al financiamiento monetario en lo que resta del año. El oficialismo desestima la posibilidad de bajar la inflación abriendo la economía, con una rebaja de aranceles que abarate la importación, ni provocando una recesión. Consideran que hay un problema de oferta y demanda y por eso la semana pasada Massa, su secretario de Comercio Interior, Matías Tombolini, y el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, recibieron a representantes de la industria de alimentos, bebidas e higiene, Agustín Llanos (Molinos), Carlos Agote (Mastellone), Gabriela Bardin (Procter & Gamble), Esteban Agost Carreño (Coca-Cola), Gonzalo Fagioli (Quilmes), Adrián Kaufmann (Arcor) y Laura Barnator (Unilever), para pedirles que eleven su producción para el mercado interno y la exportación a cambio de asegurarles las divisas para importar insumos.

Acumular reservas

En el equipo económico desestiman que los precios estén fijados por el dólar CCL o que haya importaciones que se paguen a ese valor del dólar, pero igualmente consideran importante seguir bajando su cotización. ¿Cómo? Acumulando reservas. ¿Cómo? Descartan una devaluación o un desdoblamiento cambiario, por sus impactos en el poder de compra de la gente y pese a que eran propuestas que formulaba Gabriel Rubinstein antes de asumir como viceministro de Economía. Apuntan a continuar la ardua negociación de algún incentivo a cada sector exportador, como la soja o la minería. Si no llegan a un acuerdo con el campo, en el Gobierno se sentarán a esperar a que liquiden para comprar el mes entrante insumos para la próxima cosecha de trigo en diciembre. También apuestan a las nuevas restricciones a importaciones suntuarias, como el whisky o los aviones de lujo, al tiempo que celebran que en agosto terminó la temporada de compras de gas natural licuado (GNL) de Estados Unidos o Qatar, encarecido por la guerra de Ucrania. Incluso este mes bajaron las importaciones gasíferas a menos de US$ 1.000 millones, tras alcanzar los 2.200 millones en julio.

A su vez, buscarán préstamos. Por un lado, Massa ha adelantado que negocia con tres bancos, uno norteamericano, uno europeo y otro asiático, por un préstamo repo (viene del inglés repossesion, es decir, recuperación), que implica una elevada tasa de interés y cuantiosas garantías. Ambas variables están discutiéndose por estos días. El nuevo director del Central impulsado por Massa, Lisandro Cleri, está a cargo de la negociación. En 2015, el gobierno de Mauricio Macri consiguió un crédito repo al 7%. Ahora la tasa puede ser mayor y las garantías, equivalentes a bonos por más de cuatro veces el valor prestado. Al igual que en 2015, se trataría de un financiamiento puente hasta que empiecen a llegar los dólares. Hace siete años se apostaba al endeudamiento externo. Ahora, a la construcción del gasoducto Néstor Kirchner, que en el segundo semestre de 2023 o a lo sumo en 2024 reduciría las importaciones de gas en invierno y elevaría las exportaciones en verano.

La semana próxima en Washington Massa buscará además convencer al presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mauricio Claver-Carone, que desembolse los ya aprobados créditos por US$ 700 millones. También se reunirá con la jefa del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, para presentarse, evaluar la marcha del acuerdo actual y pedirle que le preste 1.300 millones del nuevo Fondo de Resiliencia y Sustentabilidad. Antes que el ministro, esta semana viajarán a la sede del FMI varios de su equipo económico, como Rubinstein, el jefe de asesores, Leonardo Madcur, el secretario de Hacienda, Raúl Rigo, y el director del Instituto de Estadística (Indec), Marco Lavagna, además del director del Central Jorge Carrera y el subgerente Germán Feldman. Conversarán del proyecto de ley de presupuesto 2023, que debe presentarse el 15 de septiembre.

AR

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