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Tras las postergaciones, Caputo y Posse se reúnen con la comitiva del FMI “para reflotar el acuerdo caído”

Posse y Caputo son los elegidos por Milei para renegociar con los enviados del FMI.

elDiarioAR

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El Gobierno nacional confirmó que este lunes el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y el ministro de Economía, Luis Caputo, se reunirán con la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) que desde el viernes trabaja en Buenos Aires.

Asimismo, el gobierno insistió que no solicitará “fondos frescos” y que tampoco habrá un nuevo programa, sino que se trabaja en reflotar el programa que está caído.

El vocero presidencial, Manuel Adorni, ratificó el encuentro entre los funcionarios nacionales y la cúpula del FMI integrada por el jefe del Departamento Occidental, Luis Cubeddu, y su segundo, Ashvin Ahuja.

Adorni no precisó el horario, ni tampoco si se realizará en la Casa Rosada o en el Ministerio de Economía.

Consultado sobre la posibilidad de que Argentina pida ampliar el préstamo para obtener fondos, Adorni negó esta posibilidad como así también la de formular un nuevo acuerdo.

“Trabajamos para reflotar el acuerdo caído en virtud del incumplimiento de metas, entendiendo que lo que estamos haciendo van a ser satisfechas las nuevas metas porque el plan que estamos llevando adelante es de orden en las cuentas”, indicó.

Adorni remarcó que en virtud de esta situación “no debiera haber inconvenientes para que no se reflote”.

La delegación del FMI comenzó sus actividades reuniéndose con técnicos del Banco Central, hoy al mando de Santiago Bausili, un hombre de Caputo.

Entre los temas críticos a tratar se encuentran la acumulación de reservas y la gestión del tipo de cambio.

Las reservas netas del Banco Central cerraron 2023 con un saldo negativo, incumpliendo así las metas establecidas en un acuerdo anterior.

Aunque tras la devaluación y manejo del cepo, el Banco Central adquirió dólares en el mercado.

El Gobierno argentino enfrenta desafíos como el déficit fiscal y la emisión monetaria, y espera lograr la aprobación del FMI para un desembolso pendiente de 3.300 millones de dólares, además de enfrentar vencimientos inminentes con el organismo que ascienden a 7.700 millones de la moneda estadounidense para este año.

Las conversaciones actuales podrían ser clave para resolver estos compromisos financieros y reorientar el acuerdo con el FMI.

El último desembolso recibido por la Argentina fue antes de las elecciones presidenciales de octubre por un monto equivalente a US$7.500 millones, correspondientes a la quinta y sexta revisión del programa. A partir de ese momento, las relaciones con el organismo multilateral se enfriaron y no hubo más desembolsos ni revisiones pese a que la siguiente reunión estaba pactada para noviembre del 2023. Al día de hoy, el total del monto desembolsado por el organismo ronda los US$36.000 millones —el acuerdo fue por US$45.000 millones—.

Uno de los principales puntos a tener en cuenta es que, durante enero, cae el primer vencimiento del año por un monto equivalente a, aproximadamente, US$2.000 millones. A esto se le suma que, durante los primeros meses del año se concentra la totalidad de los vencimientos del 2024 por casi US$7.300 millones. Este es el principal conflicto que las autoridades argentinas buscan destrabar ya que en el acuerdo de facilidades extendidas firmado por el exministro de Economía Martín Guzmán los desembolsos para este año no superan los US$3.200 millones.

Frente a esta situación, desde el gobierno son optimistas al pensar que frente a un plan de estabilización y ajuste como el que están encarando, el FMI se mostrará receptivo y aceptará —de alguna manera— muñequear los pagos previstos para este año. Las declaraciones de Milei diciendo que la relación con el FMI no iba a generar ningún conflicto ya que su ajuste iba a ser mucho mayor van en este sentido.

En la conferencia de prensa del 12 de diciembre, el ministro Caputo anunció que el ajuste fiscal previsto para 2024 iba a rondar los 5,1% del PIB —2,9 puntos con recorte de jubilaciones y pensiones, transferencias a provincias, subsidios económicos, gastos de capital, programas sociales y gastos de funcionamiento y 2,1 puntos con aumento de impuestos— con el objetivo de alcanzar un equilibrio fiscal financiero, lo cual implica un superávit primario de alrededor del 3% del PBI.

Este ajuste propuesto por el Gobierno es, efectivamente, muy superior al superávit del 1% proyectado por el organismo en el calendario original. Además, el FMI se mostró optimista frente al salto del tipo de cambio oficial del 118%. Sin embargo, que esto signifique nuevos desembolsos o postergación de vencimientos es una incógnita difícil de develar.

Días antes del cambio de Gobierno, la directora de Comunicaciones del FMI, Julie Kozack, dijo que “es necesario un plan de estabilización fuerte, creíble y apoyado políticamente para encarar de forma duradera los desbalances macroeconómicos y los desafíos estructurales de Argentina, y a la vez protegiendo a los más vulnerables”, expresó, marcando la cancha sobre la posición del Fondo en las negociaciones que comenzaron formalmente ayer.

El economista Héctor Timerman opinó al respecto, y dio pistas sobre un cambio reciente en la visión del FMI respecto de los últimos pasos que dio el gobierno de Milei, en comparación con la gestión anterior.

“Desde hace unos meses que los académicos que trabajan en el FMI en conversaciones con el mercado instalaban la necesidad de que Argentina haga otra reestructuración con un haircut al estilo Grecia e Irlanda para que la deuda sea sustentable”, dijo Timerman, dando cuenta del estado de situación de los títulos públicos locales a finales de la gestión anterior.

“Creo que con el sendero fiscal que propone este Gobierno esas voces fueron silenciadas y eso es muy positivo para la recuperación de la Argentina”, dijo sobre la expectativa de recuperación en general.

El director de Adcap agregó que “para Estados Unidos, principal accionista del Fondo, la viabilidad política de cualquier acuerdo es tan importante como sus metas económicas. El Gobierno debe incluir a la oposición en el diálogo”, dijo, acentuando la discusión en el apoyo político que tendrá el nuevo plan, mucho más ambicioso en el ajuste fiscal que la propia propuesta el FMI para la gestión anterior.

Con información de agencia.

IG

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