Tres datos preocupantes y un anuncio apresurado
Un viernes de malas noticias para el gobierno nacional ¿apresuró un anuncio de sábado? Los salarios no repuntan, el empleo continúa en caída y la inflación cortó su tendencia a la baja.
En cuanto a los salarios, se publicó el dato del RIPTE (Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables) que elabora la Secretaría de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación. En mayo, los trabajadores que han sido declarados en forma continua durante los últimos 13 meses, tanto en el sector público como en el privado, percibieron en promedio $879.500 brutos, unos $730.000 netos.
Con este salario, si lo comparamos con una canasta básica total de un hogar tipo 2 (cuatro integrantes, dos adultos y dos menores), valorizada por el INDEC en $851.351 para el mismo mes, significa que el salario de un trabajador estable sólo alcanza a comprar 85,7% de la canasta de un hogar. Es decir, si un hogar de este tipo no tiene otro ingreso, está por debajo de la línea de pobreza. Este dato es crítico en tanto se trata de trabajadores que se supone que son de los que se encuentran en mejores condiciones en relación al conjunto de trabajadores de Argentina.
A su vez, la evolución del salario medido por RIPTE muestra un estancamiento en un piso muy bajo: se ubica 8,8% por debajo de noviembre de 2023, último mes del gobierno anterior. En promedio, los salarios en lo que va de 2024 resultan 19,4% menores a los salarios de 2023.
En cuanto al empleo, el dato de SIPA, elaborado también por la Secretaría de Trabajo, muestra una caída en abril de 13.000 puestos de trabajo registrados en el sector privado, que se suman a 3.200 puestos que se perdieron en el sector público y 2.800 puestos menos de empleo en casas particulares. Para el mes de mayo, la Encuesta de Indicadores Laborales prevé más destrucción de puestos: unos 18.000 empleos solamente en el sector privado.
Así, desde noviembre de 2023 se registran 111.656 puestos de trabajo menos en el sector privado, 25.418 menos en el sector público y 11.731 menos empleo en casas particulares: unas 150.000 personas que perdieron su fuente de ingreso en tan solo cinco meses.
En el sector privado, la destrucción de puestos de trabajo está encabezada por la construcción: 57% de los empleos perdidos desde noviembre se explican por esta actividad. Le sigue en importancia la actividad industrial: 16% de los puestos perdidos pertenecían a esta rama, que atraviesa un período crítico y tiende a agravarse. No sólo mostró en mayo una contracción de la actividad con respecto a abril sino que explicó el 39% de los empleos perdidos en abril.
En el otro extremo, los únicos sectores en los que se creó empleo desde noviembre fueron las actividades primarias de agricultura y ganadería, pesca y explotación de minas y canteras, pero que lejos están de compensar la pérdida de puestos del resto de los sectores: se crearon 9.000 empleos en estas tres ramas mientras que se perdieron 120.000 en el resto.
Este dato resulta preocupante de cara a lo que viene: el Gobierno apuesta a estos sectores para reactivar la economía, pero no son dinámicos en empleo como es la construcción y la industria, que juntas explican un cuarto del trabajo registrado asalariado en el sector privado.
Por último, el dato de inflación publicado ayer a la tarde arrojó que en junio los precios subieron en promedio 4,6%. Así, se interrumpió la tendencia descendente: en mayo había sido de 4,2%. Al interior, lideró los aumentos la división vivienda, agua, electricidad y gas con 14,3%, explicado por la suba de tarifas en los hogares, principalmente de sectores medios y bajos. Por debajo del índice general se movieron los alimentos con aumentos de 3% promedio y el rubro transporte (+3,9%) por la postergación de la actualización del impuesto a los combustibles y de las tarifas del transporte en el AMBA.
Desde su asunción, Milei acumula 126% de inflación, y 121% en alimentos. Si bien en el Gobierno aseguran que la inflación “tiene su certificado de defunción firmado” y que la suba de junio fue exclusivamente por el aumento de tarifas, la inflación núcleo, que deja de lado los precios regulados y estacionales, se mantuvo en niveles de mayo: 3,7%, lo que podría constituir un piso difícil de perforar hacia adelante.
Si el dato fuera tan bueno para el Gobierno, ¿habrían salido un sábado a realizar un anuncio de política monetaria? En las dos primeras semanas de julio, la inflación pareció acelerarse al ritmo de la suba de los dólares paralelos (y con ello la ampliación de la brecha cambiaria, que superó el 50%). En ese marco, el Gobierno anunció una medida que parece estar lejos de su manual libertario: el Banco Central intervendrá –aún más– en los dólares financieros (MEP y CCL). Al 20% que vuelcan los exportadores producto del dólar “blend” en dicho mercado, se sumará una gran parte de los dólares que compre el Banco Central en el mercado del dólar oficial.
Así, el Ministerio de Economía resignará acumular reservas en pos de contener la brecha cambiaria y con ello la inflación. Pareciera entonces que la conclusión vertida por Luis Caputo (“vamos a exterminar la inflación para siempre en Argentina”) no resulta tan convincente.
CB/DTC
0