Versiones cruzadas entre el Gobierno y referentes del campo por el precio de la carne
Desde fines de 2020, momento en que llegó a registrar un alza mensual de hasta 20%, el precio de la carne se volvió un problema central del Gobierno, que en mayo decidió restringir su exportación. Los datos muestran que bajó por primera vez en julio y mantuvo esa tendencia en agosto, aunque en una magnitud que no alcanza a compensar la suba acumulada ni devuelve necesariamente este bien a la mesa de las familias que tuvieron que suspender o reducir su consumo.
En torno a la baja del precio se desató una polémica: mientras que para el Gobierno se explica por la política de intervención en el comercio internacional, organizaciones rurales lo vinculan a factores estacionales e insisten en la nocividad del “cepo”.
El presidente Alberto Fernández resaltó ayer en un mensaje en sus redes sociales que “los precios de la carne bajaron desde el momento en que el Gobierno aplicó cupos a la exportaciones del sector”. Se basó en un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), que toma como insumo los precios relevados por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), cuyo consejo de representantes está integrado por frigoríficos y organizaciones miembro de la Mesa de Enlace y presidido por Juan José Grigera Naón, de la Sociedad Rural Argentina.
El informe muestra que en agosto el precio de la carne (tomando un promedio de distintos cortes) se redujo 1,4%, manteniendo la tendencia de julio, mes en que disminuyó 1%. En una mirada de más largo plazo, señala que los incrementos más significativos se observaron durante enero (7,6%), marzo (5,6%), abril (9,2%), noviembre (7,7%) y diciembre (20,2%) de 2020, y también en 2021, con particular aumento en los meses de enero, marzo y junio de 2021 (6,3% 7,3% y 7,9% respectivamente).
Respecto a agosto 2020 la variación de precios nominales de la carne (78,2%) se movió muy por encima de la variación de precios del período (51,8% aproximadamente), lo que implica un encarecimiento de los diversos cortes en términos reales.
La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner también se sumó a la discusión. Compartió en sus redes un recorte de un noticiero del canal de noticias TN en el que un carnicero cuenta en un móvil que hace dos meses no aumenta los precios, lo que considera una “hazaña” dentro de la dinámica inflacionaria actual. “No lo digo yo, lo dice un carnicero. Y, además, lo dice en TN. La estabilidad y la previsibilidad no sólo debe ser para los que invierten, sino también para los consumidores”, escribió la vicepresidenta.
Un relevamiento hecho por el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci) en los comercios de cercanía de barrios populares de 20 distritos del conurbano bonaerense también mostró que las carnes tuvieron un leve descenso en agosto (-0,33%), del mismo modo que en julio (-0,29%). En el mismo mes las frutas y verduras subieron 1,67%, y en el rubro de almacén se mantuvieron “incrementos significativos” que, en promedio, alcanzaron 3,02%.
“El cierre parcial de las exportaciones decidido por el Gobierno empezó a surtir efecto en leves rebajas en los precios de algunos cortes populares como el asado y las milanesas. Lo que produjo una casi inmediata desaceleración de los incrementos de los valores del conjunto de la Canasta de Alimentos”, analiza el documento del instituto vinculado a la organización Barrios de Pie.
Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), por otra parte, expuso un análisis diferente. “La carne no estabilizó su precio en mostrador por el desacierto de una medida demagógica, anacrónica, y de sesgo antiproductivo”, señaló. “El precio de la carne históricamente demuestra una estacionalidad que se repite todos los años de condiciones normales en esta época, como resultado de la interacción entre la dinámica del mercado de demanda interno y la producción”. “La estacionalidad es porque en esta época, de parición, la oferta es mayor y el consumo está estancado”, amplió la entidad a elDiarioAR.
De acuerdo con la explicación del sector, plasmada en el comunicado, los precios se estabilizan porque “al mercado interno no le entra un kilo más de carne”, lo mismo pasa con otros bienes básicos de consumo como la verdura, el pan y la leche. “La caída abrupta del poder adquisitivo de la gente, fruto de una desvalorización constante de nuestra moneda hace que aún con las ofertas obligadas por la falta de venta, el consumo no crezca, no traccione”, desarrolló.
Tal como expresaron en otras oportunidades anteriores las organizaciones que integran la Mesa de Enlace, la CRA consideró que la restricción de las exportaciones “no tuvo impacto en los precios al consumidor, que siguieron su tendencia estacional, pero sí afectó a pequeños y medianos productores, a trabajadores de toda la cadena”. “Nos condena a menores índices productivos en el futuro cercano. La historia volverá a repetirse y el consumo per cápita volverá a caer como ya lo ha hecho fruto de estas medidas”, aseguró.
La diferencia de diagnóstico genera dudas respecto de cómo continuarán los precios a futuro. Si es la restricción a las exportaciones lo que garantiza que se mantenga la dinámica bajista al menos hasta fin de 2021 o si, por el contrario, las fluctuaciones estacionales y el aumento de la demanda vinculado a mayores festividades —y posiblemente menores restricciones a la circulación— volverán a presionar sobre los precios.
DT
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