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George Lucas pone Cannes a sus pies: “'Star Wars' no es una película de naves espaciales, es mucho más”

George Lucas justo antes de comenzar su charla en el Festival de Cannes

Javier Zurro

Cannes —

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La ovación más calurosa de este Festival de Cannes llegó el último día, y no fue para una película, sino para un director que hace casi 20 años que no dirige. George Lucas apareció en el teatro Debussy y el patio de butacas se vino abajo. Pocos directores lograron lo que él, que una saga como Star Wars haya traspasado cualquier barrera generacional. Son las películas que pasan de padres a hijos. Aquellas que se ven en familia, las que hacen a un niño de 10 años maravillarse ante el espectáculo que ve en la pantalla y creer en lo imposible.

Una saga en la que nadie creía y que George Lucas se empeñó en sacar adelante costara lo que costara. Quizás por eso su lema es “perseverancia”. Lo repitió varias veces en la masterclass que dio en Cannes y donde repasó su carrera desde los inicios hasta que cambió la industria para siempre. Él mismo lo reconoció. Más allá del éxito comercial, quizás lo que más rompió a Hollywood fue que gracias a sus películas las licencias para crear muñecos y merchandising se convirtieron en la mayor fuente de dinero de las productoras. Un cambio que también hizo que la industria del cine se parezca más a una fábrica de souvenirs que a una que hace películas. 

Repasó sus inicios, y mientras que otros cineastas tienen claro esa película que les hizo querer dirigir, él no menciona ninguna, pero sí que no era un buen estudiante, y que comenzó a estudiar antropología y ciencias sociales. Gracias a un amigo se fue a la Universidad de California del Sur y entró en un departamento de fotografía que resultó ser… de cine. “Pensé que esto era una locura, llegás a la Universidad y hacés películas cuando en aquella época solo había unas pocas docenas de escuelas de cine”, recordó. Allí descubrió el cine, especialmente el de animación, porque en su pueblo solo había dos salas. Una para la serie B y otra para el cine más comercial. Fue cuando ya pudo manejar a San Francisco cuando comenzó a ver las películas de las vanguardias y cuando lo tuvo claro. “Eso es lo que quiero hacer”.

No solo hizo eso, sino que junto a una generación de amigos como Martin Scorsese, Paul Schrader o Francis Ford Coppola cambiaron las normas en lo que luego se llamaría ‘el nuevo Hollywood’. Para Lucas el cambio estaba en lo que les motivaba. “No estábamos realmente interesados en ganar dinero. Estábamos interesados en hacer películas. Esa fue la gran diferencia. No se entraba en la industria del cine si no tenías un pariente o conocías a alguien, así que ninguno de nosotros pensó realmente que íbamos a poder dedicarnos al cine. Queríamos hacer cine, aunque fueran cortos en la escuela”, dijo Lucas ante una audiencia entregada.

De hecho, son solo ellos a los que muestra sus películas. De sus consejos se fía, pero no deja que nadie opine sobre lo que hace. “Soy cabezón, no quiero que nadie me diga cómo deben ser mis películas. No me gustan los ‘grupos de discusión’, ni los pases previos. Me fío de mis amigos. De Marty, de Francis…”. 

El éxito en el que nadie creía

El punto de inflexión en su carrera llegó con el éxito de American Graffiti. “De repente me convertí en la persona más deseada de Hollywood”, confesaba Lucas, que aprovechó ese momento para vender su idea de Star Wars, “una película muy loca que era como las de los años 30 de ciencia ficción”, y para redactar junto a su abogado un nuevo contrato. Le dijeron que estaba loco. Pero sabía que era la única oportunidad que iba a tener. Fue ahí donde pidió tener las licencias de sus películas. Hablando en plata, la capacidad de hacer camisetas y merchandising de Star Wars antes incluso de que se estrenara. En aquel acuerdo también dejó claro que aquello era una trilogía. 

Pero aunque el jefe de la Fox le había comprado su idea, solo había tres personas en toda la compañía que tuvieran “fe en la película”. “El estudio no tenía fe en la película. Pensaban que no iba a funcionar, y cuando se la mostré terminada dijeron que la odiaban, que era una película estúpida y que no la querían. Hasta intentaron venderla, pero al final no lo hicieron. Eso sí, la estrenamos en muy pocos cines, en 32 salas, pero el éxito que tuvo hizo que llegáramos a más de mil, algo inaudito en aquel momento”, explicó Lucas. El resto es historia.

Los críticos y los fans se enojaron con el 'Episodio I' porque decían que era una película para niños. Es que 'Star Wars' siempre fue una película para niños

Lo que nunca entendió es que redujeran Star Wars a conceptos simplistas. “Star Wars no es una película de naves espaciales, es mucho más”, dijo ante el aplauso de la sala y explicó que el origen de la franquicia más popular de la historia del cine está en un lugar más oscuro, la guerra de Vietnam. “El propósito de hacerla nació durante la Guerra de Vietnam. Yo iba a hacer Apocalypse Now, pero no pude hacerla finalmente. Mi versión era una sátira, algo parecido a Dr. Insólito. Francis le bajó el tono, y como le encantaba El corazón de las tinieblas lo cambió por algo más serio y más extraño”.

Star Wars siempre fue una película para niños de 12 años. Siempre fue pensada de esa manera, para los niños durante la Guerra de Vietnam. En aquel momento todos estábamos a punto de ser reclutados y la gente regresaba en ataúdes. Estábamos saliendo a la calle por los derechos civiles y viviendo momentos muy oscuros, y pensé que quería hacer algo muy poderoso para los niños. Dije, ‘quiero hacer una película para niños de 12 años que están pasando por la pubertad y que no saben lo que están haciendo y por qué están aquí y haciéndose muchas preguntas'”, desveló el director.

Repitió muchas veces algo de lo que no se avergüenza. Al revés, lo subraya. Y es que Star Wars es una saga para gente entre 10 y 15 años. Contestó así a las críticas que tuvo el Episodio I, que fue “destrozada por los críticos y los fans que tenían diez años cuando vieron el Episodio IV”. “Dijeron que era una película para niños y que no querían ver una película para niños, sino una de adultos. Que Jar Jar Binks era terrible. Justo lo mismo que dijeron sobre C3PO, que era irritante y que me deshiciera de él. O de los Ewoks, que decían que eran osos de peluche, que eran para niños pequeños. Es que esta es una película para niños y Star Wars siempre fue para niños”, zanjó.

También contestó a otras de las críticas que se hicieron a las diferentes entregas de la saga, como por ejemplo que solo hubiera hombres blancos: “Un comentario que ignora que casi todos los personajes son extraterrestres y que la idea de la película es que hay que aceptar a las personas por lo que son, sean peludas o de color verde. En la película los únicos que son discriminados son los robots. Está ese momento en donde les dicen que ellos no pueden entrar, y era una forma de decir que siempre alguien encontrará una razón para discriminar a alguien”. La crítica fue, después, que no hubo mujeres, y ahí Lucas se puso serio, porque para él Leia es “la auténtica heroína de la película”. En Cannes el héroe fue él, un cineasta retirado que hizo que en el templo del cine de autor la gente aplaudiera hasta que le dolieron las manos a aquel que les hizo creer en una puesta de sol binaria, en la velocidad de la luz, y en que podían mover cosas gracias a la fuerza.

JZ/CRM

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