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ALIMENTACIÓN

¿No podés tomar sol? 10 alimentos que te darán tu dosis diaria de vitamina D

Foto: Pixabay

Eva San Martín

Diario.es —

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Conocida como la “vitamina del sol”, la vitamina D es un bien tan valioso como difícil de conseguir. Su papel en la salud no deja de ser esencial: los científicos insisten en que es fundamental para mantener fuertes tus huesos, dientes y músculos.

Incluso hay estudios que le atribuyen una función en la prevención de algunos tipos de cáncer o para evitar infecciones respiratorias, como resfriados o gripes, aunque no existen evidencias de que pueda prevenir el coronavirus o paliar su acción. Aun así, tu cuerpo necesita vitamina D. Para obtenerla, lo recomendable es combinar horas de sol con alimentos que contengan una cantidad significativa.

No solo se obtiene del sol: las sustancias precursoras de la vitamina D existen también en algunos alimentos, sobre todo en el huevo, el hígado de algunos animales y el pescado azul, como la caballa, el boquerón y el atún blanco. “El problema es que hay pocos alimentos que contengan este precursor en la concentración suficiente como para considerarlos una fuente efectiva de vitamina D”, señala Ana Belén Ropero, profesora de Nutrición y Bromatología en la Universidad Miguel Hernández, y directora del proyecto Badali, una enorme base de datos científica de alimentos y sus nutrientes. En resumen: ninguna de estas dos fuentes de vitamina D, sol y alimentos, son reemplazables; necesitamos ambas.

¿Cuánta vitamina D necesitas comer?

Para elaborar una lista de compras en la que no falte vitamina D, primero hay que saber cuánta necesitás. Un adulto sano, o niño mayor de un año, requiere, en general, 15 microgramos (µg) de vitamina D al día. Esta cantidad ya está calculada para un entorno sin radiación solar, es decir, valdría para el contexto de falta de sol durante el confinamiento.

Estos 15 µg casi podés obtenerlos, por ejemplo, al comer 200 gramos de atún en lata. Pero no es tan simple: según la base de datos de nutrientes del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, también estarás ingiriendo una enorme cantidad de sodio, más de 800 miligramos (mg), y seguramente demasiada proteína, casi 60 gramos (g). Por eso, hay que diversificar la canasta de productos.

¿Es lo mismo un alimento fresco que uno en conserva? No. La cantidad de vitamina D, como la de otros nutrientes, varía con su procesado. “Como regla general: el producto fresco contiene más vitamina D que el enlatado o en conserva”, explica Ropero. Un ejemplo: mientras que 100 g de caballa fresca aportan 13,8 µg de vitamina D, y casi cubren la recomendación diaria, la misma cantidad de caballa enlatada en aceite proporciona la mitad (7,3 µg).

La explicación: durante su procesado, se limpia y se le quita buena parte de la “grasa buena” que tiene de forma natural, precisamente donde se encuentra la vitamina D (liposoluble). Menos presente aún en la lata “al natural” o en agua, puesto que la vitamina D no se solubiliza en agua, y buena parte se pierde. Es decir: mejor elegir pescado azul fresco. Y, entre los enlatados, mejor en aceite que al natural.

10 alimentos del súper para tu dosis de vitamina D

Si te preocupa tomar vitamina D, he aquí los diez alimentos que deberías incluir en el chango. Además, hemos revisado las bases de datos nutricionales para esclarecer cuánta vitamina D nos aporta cada opción.

  1. Pescado azul fresco: la caballa (13,8 µg), el jurel (11 µg), las sardinas (8,3 µg, aunque ahora son complicadas de encontrar) o el salmón (10,9 µg, si bien con cautela, porque acumula tóxicos). Aunque es rico en vitamina D, mejor no abusar del atún rojo, por su alto contenido en mercurio, como hemos dicho más arriba.
  2. Pescado azul congelado: aunque fresco es la primera opción se puede optar por los congelados. Conservan la misma cantidad de vitamina D. Pero revisá que no contengan sal añadida. Y si la llevan, lavalos bien en casa una vez descongelados.
  3. Latas de atún en aceite, sin sal: cantidad de vitamina D: 6,7 µg/100 gramos. Por su parte, la lata de atún al natural solo contiene 1,2 µg.
  4. Latas de sardinas: esta especie se limpia poco al enlatarla (solo se quitan las vísceras), por lo que conserva bastante bien su vitamina D si se compara con su versión fresca. En aceite, contienen 4,8 µg/100 g; la misma cantidad que cuando las compramos en escabeche u otra salsa a base de tomate. Por eso, las sardinas, siempre resultan una opción: tanto frescas como en conserva o enlatadas.
  5. Latas de caballa: mejor comprarla fresca o congelada, pero enlatadas en aceite la presencia de vitamina D es de 7,3 µg/100 g.
  6. Huevos: recomendables para todos, salvo para quien padece diabetes. Contienen 2,46 µg cada 100 g. Un huevo pesa alrededor de 65 g: hay, por lo tanto, más o menos 1,6 µg.
  7. Champiñones y otros hongos: la capa externa de los hongos se parece a nuestra piel: cuando recibe los rayos UVB, sintetiza precursores de la vitamina D. Aunque en este caso se trata de vitamina D2, en lugar de la versión D3 que fabrica nuestro cuerpo o que obtenemos de alimentos de origen animal. Eso sí: solo constituyen una buena fuente de vitamina D si han recibido rayos UVB, bien del sol o bien de forma artificial. Su contenido de vitamina D, en consecuencia, varía muchísimo. Desde los 10,6 µg presentes en algunos hongos silvestres del género Cantharellus (como el rebozuelo) a los muy escasos 0,2 µg de los champiñones que no han recibido radiaciones UVB.
  8. Hígado: este órgano acumula moléculas solubles en grasa como las vitaminas A, E y D. El problema: también concentra toxinas, no beneficiosas.
  9. Leche enriquecida con vitamina D: el contenido de vitamina D de los lácteos en general es pequeño, insuficiente para incluirlo entre los alimentos que aportan vitamina D. a no ser que este producto venga enriquecido con ella. La cantidad varía mucho con la marca: hay envases con 20,1 µg mientras que otros contienen 2,6 µg. El problema: sus efectos sobre el organismo no están tan claros, ni se sabe con certeza si funcionan igual.
  10. Bebidas vegetales enriquecidas: lo mismo ocurre con las leches vegetales, como la de soja, avena o almendra: solo aportan vitamina D si están enriquecidas. Y su contenido es variable: hay que revisar la etiqueta. Buena opción, sin embargo, para vegetarianos y veganos, si ya es habitual es su dieta.

Cuatro alimentos con vitamina D que es mejor evitar

Además de la leche o las bebidas vegetales, en el súper existen otros alimentos enriquecidos con vitamina D. Sucede con algunos cereales de desayuno o ciertas barritas de frutos secos. El problema: muchos incluyen gran cantidad de azúcares añadidos.

También hay que tener cuidado con algunos alimentos en conserva, como las anchoas: una buena fuente de vitamina D, pero traen mucha sal. Mucha mejor opción resulta su versión fresca o congelada: el boquerón. También la margarina es rica en la vitamina D, pero esta virtud, no compensa sus efectos negativos, ya que cuenta también con grasas saturadas.

E.S.M.

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