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MÉXICO - PRESIDENCIALES 2024 Análisis

Dos campañas electorales negativas, o el infierno es la otra candidata

Las fórmulas presidenciales mexicanas de oficialismo y oposición están encabezadas por mujeres. El 2 de junio 92 millones de votantes decidirán cuál de ellas gobernará el país los próximos seis años. Imagen del Día Internacional de la Mujer, viernes 8 de marzo en Ciudad de México.

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Las campañas en México marchan a toda máquina rumbo a las elecciones presidenciales del 2 de junio de 2024. Las dos candidatas con posibilidades, Claudia Sheinbaum del oficialista Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) y Xóchitl Gálvez de la alianza opositora derechista Va por México, recorren incesantemente el territorio de la república mexicana buscando asegurar los votos que puedan darles la victoria entre los 100 millones de electores habilitados. La candidata morenista goza de ventaja en todas las encuestas, aunque los números son muy disímiles y varían desde un aventajamiento de 7 puntos hasta uno de 60. La candidata Gálvez y su equipo- cuya alianza reúne al Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido de Acción Nacional (PAN) y al Partido de la Revolución Democrática (PRD)- cuestionan la validez de dichas mediciones. De cumplirse los vaticinios demoscópicos, Sheinbaum podría ser la primera mujer en la presidencia. No obstante, El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador ha planteado su temor de que ante la inminente derrota en urnas, la oposición busca crear las condiciones para anular las elecciones

Un viejo personaje del panismo y conocedor de las artes involucradas en una campaña electoral, Jorge Castañeda publicó una columna de opinión donde recordó las enseñanzas de los maestros de la búsqueda del voto. Castañeda mencionó en esa columna que si un candidato va rezagado por muchos puntos y carga con altos negativos mientras que su rival no, es menester embestir con una campaña negativa - o lo que en otras latitudes de América Latina se conoce como guerra sucia.

La descalificación preferida del popular presidente Andres Manuel López Obrador (AMLO) contra sus opositores era tildarlos de oligarquía, llamarlos la mafia del viejo poder. La candidata presidencial opositora Xóchitl Gálvez se creyó- a este ataque por ser de origen humilde, trabajadora desde jóven y empresaria de éxito construída desde abajo

La opinión de Castañeda, ex canciller mexicano y ex coordinador de campaña de Vicente Fox en 2000 y Ricardo Anaya en 2018, cayó mal entre morenistas, que lo acusaron de querer ensuciar la contienda. Sin embargo, un seguimiento del proceso de disputa entre las candidatas muestra que las campañas negativas han estado en curso desde antes que se definieran los nombres de las candidatas. 

Ridiculizar a la adversaria

Los medios y canales de comunicación oficialista y de MORENA encontraron desde 2023 la hebra que había que jalar para distorsionar la imagen de Xóchitl Gálvez. Desde su incipiente proyección como candidata a la presidencia de la nación -que fue casual, puesto que ella buscaba ser la jefa de gobierno de la Ciudad de México- pretendió que uno de sus atributos era cierta confianza comadrona, ocurrente, malhablada. La descalificación preferida de Andres Manuel López Obrador contra sus opositores era tildarlos de oligarquía, la mafia del poder. Xóchitl era inmune -o eso se creyó- a esas diatribas porque ella es de origen humilde, trabajadora desde muy jóven, exitosa emprendedora construída desde abajo.  

Pero el mismo estilo bonachón que podía servir para conectar con la gente, por ahora también ha servido como causa de escarnio. Xóchitl jugó su espontaneidad como virtud aunque eso signifique también tomar los asuntos según vengan. Medios como Sin Embargo Mx, que tiene una línea editorial de izquierda, han destacado recientemente que Xóchitl cambia sus propuestas según su auditorio. Así, frente a una congregación popular de simpatizantes de su movimiento puede asegurar que las transferencias directas que se implementaron durante el último sexenio no serán tocadas. Se trata de beneficios para la población que ella declara respetar. Tan pronto como el auditorio está conformado por cámaras de empresarios o representantes de grupos económicos, las transferencias directas son tratadas como lastres en el erario público que no pueden ser permanentes y no pueden ser para universales. Sin Embargo Mx insiste, con el recuento de estas inconsecuencias, en la falta de palabra de la candidata.  

Los usos políticos de la burla de la rival 

Las observaciones a sus declaraciones podrían ser, sin embargo, demasiado sofisticadas. En un nivel más franco de comunicación política se resaltaron escenas más cómicas. Sentada en el Instituto Nacional Electoral y esperando firmar su inscripción como candidata, la hidalguense fue captada sacándose un chicle de la boca y pegandolo debajo de su silla. Esto ocurría a tan solo días de que ella había regresado de los EEUU en donde había hecho declaraciones en inglés que luego había sido ridiculizado por washawashear un mensaje al presidente norteamericano Joe Biden. Más recientemente la candidata opositora ofreció primero, y concretó después, firmar con sangre un compromiso de no tocar los programas sociales. Cada una de estas escenas cobró relevancia con la coordinación mediática y de usuarios de redes sociales inequivocamente ridiculizando y caricaturizando las acciones.  

Al terminar el primer trimestre de 2024 ya nadie cree que el presidente AMLO quiera forzar las leyes o reformar la Constitución para prolongar su residencia en el Palacio Nacional más allá del fin del sexenio de su mandato.

Gálvez no ha podido remontar el cerco tendido a su alrededor que la asedia con la mofa. En ello la campaña negativa de MORENA ha sido eficiente: la candidata adversarua difícilmente puede ser tomada en serio si alrededor de ella gravita el recuerdo de numerosas escenas burdas.  

Antes de la candidatura de Claudia Sheinbaum, sobre Andrés Manuel López Obrador pesó la sospecha de que buscaría denodadamente las formas de preservarse en el poder. La sospecha venía en ese entonces de sus antagonistas políticos que tenían que emparentarlo con Hugo Chavez, Nicolás Maduro, Daniel Ortega y así poder ver especularmente en Venezuela y Nicaragua el destino de México. No se han cumplido esas oscuras premoniciones. México no ha caído en situaciones como las de los países del socialismo del siglo XXI y navegó con cautela en sus relaciones con Estados Unidos. Al terminar el primer trimestre de 2024 ya nadie cree que AMLO quiera prolongar su residencia en Palacio Nacional. 

AGB

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