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The Guardian

Donald Trump, a juicio político por incitar a la “insurrección”: Qué dice la acusación y cómo será su defensa

Washington DC, EEUU
En su defensa a la acusación de la Cámara de Representantes, Trump declarará que no hizo nada de lo que lo acusan, pero también que el impeachment es inconstitucional porque él ya no es presidente

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En el memorándum de 80 páginas presentado por la Cámara de Representantes que reclama una sentencia condenatoria para Donald Trump en el juicio político que se dirimirá en el Senado la semana próxima, el equipo de acusadores ofrece documentación que busca determinar que el ex presidente había convocado a sus partidarios en Washington para incitarlos a marchar en protesta e irrumpir en el Capitolio de los EEUU cuando el Congreso certificaba la victoria electoral de su rival y sucesor en la Casa Blanca Joe Biden. Lo que constituye a sus ojos en “una incitación a la insurrección”.

En una descripción de las escenas de violencia vividas dentro del Capitolio, provista de detalles nunca revelados previamente, la demanda acusa a Trump de haber generado entre sus partidarios un “polvorín” de descontento que se prendió fuego el 6 de enero cuando una turba “armada, enojada y peligrosa” entró en el Congreso norteamericano.

Los abogados de Trump presentaron su defensa en un documento mucho más delgado, una respuesta de 14 páginas donde argumentan que el discurso del ex presidente no equivale a una incitación para tomar por asalto el Capitolio y que el impeachment es inconstitucional porque el funcionario acusado ya ha abandonado el cargo.

Por su parte, los gestores del impeachment impulsado por la Cámara de Representantes enfatizan en su presentación que los partidarios de Trump habían llegado a Washington “preparados para hacer lo que fuera necesario para mantenerlo en el poder. Todo lo que necesitaban escuchar era que su presidente les dijera que necesitaba que ‘lucharan con uñas y dientes’. Todo lo que necesitaban era que el Presidente encendiera un fósforo”.

La acusación responsabiliza a Trump por la violencia que siguió - cinco personas murieron, cientos de personas resultaron heridas, los legisladores y el personal que trabaja en el Congreso vivieron momentos de terror y el edificio quedó con “marcas de bala en las paredes, sufrió el saqueo de obras de arte y los pasillos quedaron manchados de materia fecal” – todo esto inmediatamente después, señalan, de las palabras de Trump a sus partidarios.

“La responsabilidad del presidente Trump por los hechos del 6 de enero es inequívoca”, concluye la acusación.

El documento señala el camino que seguirá y muestra cómo será el enfrentamiento espectacular que tendrá lugar la semana que viene. La acusación ya anunció que exhibirá más imágenes novedosas y hará oír más relatos de testigos. Entre estos, el testimonio de oficiales de policía. El proceso se lleva adelante a los ojos de la opinión pública, y los demócratas buscan aprovechar la oportunidad para disminuir al máximo el crédito político de los republicanos dispuestos a negarse a condenar a Trump.

Trump está acusado de incitación a la insurrección. Si es declarado culpable, Trump podría ser excluido de ocupar cargos políticos en el futuro. Sin embargo, parece poco probable que así suceda porque depende de que los demócratas consigan los 17 votos republicanos que necesitan, ya que la condena requiere de dos tercios de los votos en la Cámara Alta.

Los abogados de Trump niegan los cargos de la acusación: “Negamos que el presidente Trump haya incitado a la multitud congregada a participar en cualquier comportamiento destructivo”.

“Negamos que la frase 'Si no luchan con uñas y dientes nunca más van a tener un país' tenga cualquier relación con lo ocurrido posteriormente en el Capitolio, ya que claramente se trataba de la necesidad de luchar por la transparencia de las elecciones en general, como lo demuestra lo que sigue en la grabación completa del discurso”.

Esta estrategia a favor de Trump es el resultado de un cambio de último momento en los integrantes de su equipo de defensa. Después de que cinco abogados renunciaran el fin de semana pasado, el ex presidente nombró como reemplazos a dos nuevos abogados: David Schoen, un letrado a quien se puede ver con frecuencia en la pantalla del canal de noticias Fox News, y Bruce Castor, ex ministro de Justicia de Pensilvania.

Schoen dijo a Fox News que “el presidente Trump ha condenado en todo momento la violencia ” y  que “lo ocurrido no tiene nada que ver con el presidente Trump”.

Esta declaración de no-violencia pierde fuerza ante las decenas de páginas de citas textuales de dichos de Trump, cuyas referenciadas se consignan en notas al pie, que se remontan a seis meses atrás, y que nutren el documento presentado por los acusadores en el impeachment. Este documento culmina con una descripción del discurso de Trump a los partidarios antes de que se movilizaran al Capitolio

“Al mirar la tensa multitud que tenía ante él, el presidente Trump entró en frenesí y exhortó a sus seguidores a que 'si no luchan con uñas y dientes, nunca más van a tener un país’”, dice el memo, y continúa: “Luego los dirigió directamente hacia el Capitolio, con estas palabras: 'Nunca recuperarán a nuestro país con debilidad. Tienen que mostrar fuerza y ​​tienen que ser fuertes’”.

“Convocó a una turba a Washington, los exhortó a que explotaran  de indignación y apuntó con ellos, como con un cañón cargado, a lo largo de la avenida Pensilvania”, concluyen los acusadores.

En qué iba a consistir la defensa de Trump había estado en duda durante semanas, en medio de noticias filtradas según las cuales el ex presidente insistía en que los abogados usaran como principal argumento el fraude electoral del que según él había sido víctima. Un equipo legal, liderado por Butch Bowers, abogado del estado de Carolina del Sur, había resistido adoptar esa línea argumentativa, pero la relación profesional se rompió por una discusión sobre los honorarios profesionales de los letrados, según varios informes. El escrito presentado el martes por sus nuevos defensores sostiene que Trump no puede ser juzgado porque ya había dejado el cargo y que las palabras que pronunció no constituyen ni una incitación a la violencia ni mucho menos a tomar por asalto el Capitolio.

“El 45º presidente cree y, por lo tanto, defiende que, como se trata de un ciudadano privado, el Senado no tiene jurisdicción para decidir sobre su idoneidad para ocupar cargos políticos en el futuro”, sostienen.

Este argumento fue anticipado y refutado enérgicamente por los acusadores de la Cámara de Representantes, quienes escriben: “Ese argumento es incorrecto. También es peligroso... No hay una ‘excepción de enero’ para el impeachment o cualquier otra disposición de la Constitución. Un presidente debe responder de manera integral por su conducta en el cargo desde su primer día hasta el último”.

El cargo de la acusación fue aprobado en una votación bipartidista en la Cámara. Muchos académicos constitucionalistas están de acuerdo en que es tema de debate si los discursos de Trump equivalen a una “incitación” según lo sostiene la acusación.

“Los derechos de expresión y participación política significan poco si el Presidente puede provocar una acción ilegal si pierde en las urnas”, escribieron los gestores del impeachemt propulsado por la Cámara. “La incitación del presidente Trump a la violencia mortal para interferir con la transferencia pacífica del poder y anular los resultados de las elecciones fue, por lo tanto, un asalto directo a los principios básicos de la Primera Enmienda”.

El documento subraya que los legisladores que quedaron atrapados en el Capitolio el 6 de enero, escaparon por muy poco y estuvieron muy cerca de sufrir violencias mayores, que habrían sido calamidades todavía más terribles que las ya padecidas.

“Los alborotadores corearon, '¡Cuelguen a Mike Pence!'”, dice la presentación demócrata, aludiendo al hecho de que el Vicepresidente le había informado a Trump que él cumpliría su papel ceremonial en la certificación del voto electoral a favor de Joe Biden. “Otro gritó: 'Mike Pence, vamos por ti ... ¡maldito traidor!'. Y otros gritaban: 'Dile a [la presidenta de la Cámara Nancy] Pelosi que vamos por esa perra'.

“Para proteger nuestra democracia y seguridad nacional, y para disuadir a cualquier futuro presidente que considere provocar violencia en busca del poder, el Senado debe condenar al presidente Trump y descalificarlo para ocupar cualquier futuro cargo federal. Solo después de que el presidente Trump rinda cuentas por sus acciones, podrá avanzar la nación guiada por fines comunes y firmemente comprometida con la Constitución”, concluye la acusación.

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