Cómo saber qué pasó con tu abuelo: el mejor buscador de víctimas del franquismo lo llevan voluntarios

Hernán Fernández-Barriales siempre escuchó en casa que a su bisabuelo materno lo habían fusilado después de la Guerra Civil. Nada más. Ni cuándo, ni dónde ni por qué. Nadie a su alrededor sabía entonces que Domingo López Blanco fue encerrado en el campo de concentración de Castuera en 1939 y que, tras pasar por un Batallón de Trabajadores en Navarra, sería ejecutado en las tapias del cementerio de Mérida el 10 de julio de 1941. Era socialista, miembro de UGT y tercer teniente de alcalde de Valdecaballeros (Badajoz), tenía 36 años y una hija de diez, la abuela de Hernán, que vivió casi toda su vida entre el silencio y el desconocimiento.
Si poco antes de morir su nieto pudo contarle lo que había pasado con su padre fue gracias a su empeño personal. En 2018 la curiosidad le llevó a intentar saber más y tirar del hilo, pero no sabía ni por dónde empezar. ¿Habría documentación a su nombre en algún sitio? ¿Una sentencia? ¿Una ficha carcelaria? “Fue muy complejo porque no había ningún tipo de oficina ni web a la que dirigirse para preguntar. Poco a poco fui encontrando cosas desperdigadas en diferentes archivos pero no tenía muy claro cómo podía acceder a ellos”, explica. Así arrancó la indagación de su pasado familiar, pero también fue el germen de lo que hoy es el mejor buscador online de represaliados del franquismo: se llama Buscar Combatientes y se ha convertido en toda una referencia.
Cualquiera puede comprobar en él si en los archivos españoles que contienen información sobre la Guerra Civil o la dictadura franquista hay rastro documental de una persona. Al menos de los registros que Hernán y el equipo de una veintena de voluntarios que le ayuda en la tarea ha podido ir indexando y agrupando para introducirlos después en una base de datos de la que bebe el motor de búsqueda. De esta forma, no es necesario bucear en cada archivo para intentar localizar la información, sino que el buscador, puesto en marcha en 2021, la reúne de forma accesible y a golpe de click.
Sin esta herramienta, la tarea se convierte muchas veces en laberíntica: son muchos los archivos que pueden tener fondos, desde expedientes de responsabilidades políticas o de depuración a causas de juicios franquistas, fichas policiales o bases de datos sobre militares republicanos. Y lo primero es saber dónde buscar. “La dificultad inicial es conocer si hay algo a su nombre y dónde y eso no es nada fácil. Si lo sabes, hay que localizar el documento en el que pueden aparecer las referencias que luego servirán para solicitarlo, pero tampoco es sencillo saber cómo hacerlo”, resume Hernán, ingeniero de profesión y aficionado a la informática.
En su caso, y a base de grandes dosis de constancia y tiempo, Hernán descubrió que había información sobre su bisabuelo en varias fuentes: el Archivo General Militar de Ávila, el Archivo General e Histórico de Defensa de Madrid y también en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca. Supo también que su bisabuelo paterno, Zosimo Barriales, que fue militante del PSOE, había pasado por la cárcel de Celanova (Ourense). “Es un sistema diseñado para que la gente se dé por vencida. Si a mí, teniendo mucha paciencia, me parece una odisea, no me quiero imaginar a alguien que no se lleve muy bien con Internet”, describe el impulsor del buscador.
Pero el origen de la plataforma tiene un antecedente que a Hernán le sirvió “de mucha ayuda” en su momento: la página web Combatientes.es, que además de compartir nombre con su iniciativa, es una guía de búsqueda para saber dónde y cómo indagar en las fuentes. Natalia Lemos Geddo, que la puso en marcha en 2009, reconoce que su objetivo era “poner un granito de arena” porque “estos procesos son muy enrevesados y prácticamente hay que volverse un experto en archivos”. “Si la gente no sabe dónde pedir, ¿crees que se le va a ocurrir entrar al Tribunal Militar Territorial Primero a ver si hay una causa de su familiar? ¿O preguntar en Interior por un expediente de prisiones?”, se pregunta.
Esfuerzo, tiempo y 60 euros al año
El buscador se ha ido convirtiendo con el tiempo en una web popular, no solo entre quienes quieren buscar a sus familiares, sino también entre historiadores e investigadoras, que reconocen que lo utilizan con asiduidad. “Incluso los archiveros recurrimos a veces en primera instancia al buscador”, afirma la técnica superior de archivos del Archivo General Militar de Ávila Henar Alonso, que explica que, en ocasiones, si en su archivo no consta la documentación solicitada por una persona, suelen recurrir a la web. “La respuesta que damos muchas veces es que empiecen por ahí y si salen resultados se dirijan directamente a cada fuente”.

La herramienta desarrollada por Hernán bebe de diferentes fuentes, desde archivos oficiales a trabajos de investigación y también bases de datos de asociaciones memorialistas. El proceso está sujeto a dos posibilidades: cuando los archivos han colgado en formato legible digitalmente los listados de nombres de quienes tienen fondos, la operación es una migración de información. Sin embargo, en muchas ocasiones estos registros son imágenes antiguas en PDF en los que el usuario debe leerse cientos o miles de páginas con la esperanza de encontrar el nombre que busca.
En estos casos, la tarea consiste en ir tecleando los datos manualmente en hojas de Excel que luego pasarán a formar parte del buscador, una tarea ardua y minuciosa que hace Hernán junto a los voluntarios que a lo largo del año le han ido contactando para saber cómo podían ayudar al proyecto. Lo hacen con los listados que hay disponibles, pero el impulsor explica que en el buscador no está toda la información disponible porque “o bien no he dado con ella o no está online”. Hernán se dedica a ello desde la ciudad holandesa en la que vive actualmente, lo hace en su tiempo libre y no cobra nada por ello, al contrario, mantener la página web le cuesta “unos 60 euros” al año.
“Debería encargarse el Estado”
El buscador es una plataforma viva que crece a medida que se sigan añadiendo datos. En 2021, Hernán empezó con los 400.000 expedientes de juicios sumarísimos que se conservan en el Archivo General e Histórico de Defensa de Madrid y hoy el número total de registros supera los seis millones. Además, ha ido perfeccionándolo: más allá de nombre y apellidos, el buscador ofrece resultados con términos de búsqueda como el lugar de nacimiento o la unidad militar a la que pertenecía el represaliado e identifica erratas –muy comunes en la documentación de los archivos– para que cuando se busca un nombre correcto, aparezcan también estos resultados erróneos.
Son “horas y horas” de trabajo en el que Hernán insiste porque es consciente “del interés de la población” en su web, algo que atestigua la media de 2.000 usuarios diarios que entran. Por eso no entiende que las Administraciones Públicas no hayan desarrollado una herramienta similar. “Creo que debería encargarse el Estado y si no lo hace pienso que hay una parte de falta de voluntad porque se podría hacer algo mucho más potente si se pusiera un mínimo de recursos públicos. Yo pongo todo mi esfuerzo en hacerlo lo mejor posible, pero desde un organismo estatal se podría avanzar a una velocidad decente”.
Con el paso del tiempo, se han ido ordenando los archivos y hay iniciativas oficiales que agrupan fondos como el Centro Documental de la Memoria Histórica o el portal de víctimas que aglutina archivos dependientes del Ministerio de Cultura. El Portal de Archivos Españoles (PARES) también centraliza información, pero el buscador da errores actualmente. “Al final lo que la gente busca es qué pasó con su abuelo, su tío o su familiar y en eso Buscar Combatientes es imbatible”, sentencia Henar Alonso, que recuerda que la Ley de Memoria Democrática estipula la creación de un censo de fondos documentales que, de momento, se ha traducido en la activación de una pestaña en el censo-guía de archivos que indica cuáles tienen información sobre la Guerra Civil o la dictadura.
“La gente se está muriendo sin saber... Hay comunidades que han hecho cosas y que facilitan la centralización de información, pero si nosotros dejásemos de hacer el trabajo que hacemos creo que lo sufriría la sociedad”, concluye Hernán.
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