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Crisis política en Perú - Análisis

Las sombras sobre el juicio al ex presidente extraditado Alejandro Toledo y la nueva mano dura de Lima

Simpatizantes del expresidente peruano Alejandro Toledo se reúnen a las afueras del aeropuerto internacional Jorge Chávez el domingo en la capital peruana. Alejandro 'Choledo', presidente 2001-2006, en las elecciones que pusieron fin a la 'Fujicracia' en el Perú, llegó el 24 de abril a Lima, escoltado por policías, extraditado desde Estados Unidos para ser juzgado por el proceso abierto en su contra por presuntas coimas pagadas por Odebrecht, la empresa constructora internacional brasileña.
27 de abril de 2023 10:54 h

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El expresidente peruano Alejandro Toledo, que gobernó el país desde el 2001 al 2006, a su llegada a Lima el domingo 23 de abril extraditado por EEUU, dos días después de que se entregara a las autoridades estadounidenses, acusado de corrupción y lavado de dinero en el escándalo de los sobornos pagados a las autoridades por la constructora brasileña Odebrecht fue trasladado para su prisión en el penal de Barbadillo 

“Cholo sano y sagrado”, según las difundidas palabras de su esposa Eliane Karp, Toledo fue la primera gran figura de la política peruana inculpada por haber recibido sobornos de la empresa brasileña Odebrecht. El caso cobró notoriedad en febrero de 2017 cuando la prensa peruana filtró que Jorge Barata, el exdirector de Odebrecht en Perú, había confirmado a las fiscalías de Brasil Perú que el entonces presidente Toledo había recibido sobornos de 20 millones de dólares a cambio de que esa empresa obtuviera la concesión para la construcción de la carretera Interoceánica.

El fiscal Halmiton Castro, encargado de la investigación por el caso de sobornos de Odebrecht en Perú, pidió la detención preventiva del expresidente con cargos de tráfico de influencias y lavado de activos. No sólo el ex mandatario sino también otros funcionarios de su gobierno y de las gestiones de los expresidentes Alan García (2006-2011) y Ollanta Humala (2011-2016) fueron imputados del mismo delito: Odebrecht pagó 29 millones de dólares, según un acuerdo firmado por la empresa con el Departamento de Justicia de EEUU.

Toledo, quien en ese momento se encontraba en Francia junto a su esposa Eliane, negó categóricamente – y así lo sostuvo siempre- haber recibido dinero de la constructora, denunció una persecución de sus “enemigos” y consideró que Barata “mintió” en su declaración ante la Fiscalía.

El primer presidente peruano de origen indígena

 La imagen del ex presidente Toledo  devuelve a sus 77 años, con el desgaste físico debido al paso del tiempo, la misma estampa que de alguna manera lo catapultó en su carrera política iniciada a fines de los ‘90: un peruano común, de rasgos indígenas, con una historia de esfuerzo y educación basada en el mérito, que surgía desde las bases para contrarrestar la figura del poderoso expresidente Alberto Fujimori

Toledo nació en una familia humilde de la región de Ancash, al norte de Lima, de niño fue lustrabotas y vendió diarios, según su propio relato. Después de finalizar sus estudios primarios, obtuvo una beca de para estudiar economía en Universidad de San Franciscoen el norte de California. Y gracias a su talento con el fútbol, pudo mantener su beca, terminar la universidad, realizar un máster y un doctorado en la Universidad de Stanford, donde conoció a su mujer Eliane.

En las presidenciales de 1995, solo obtuvo  3,2 % de los votos por el partido Perú Posible por él fundado en 1994. A principios de 2000 y de cara a las siguientes elecciones presidenciales, se convirtió en el líder de la coalición opositora a Fujimori, quien después de una década en el poder era centro de denuncias por corrupción y violaciones a los DDHH. Los esfuerzos de Toledo por unificar la oposición no impidieron que el “Chino” venciera en segunda vuelta e iniciara su tercer periodo. 

Lima fue un polvorín: la Marcha de los Cuatro Suyos 

Toledo convocó en julio de 2000 la denominada “marcha de los Cuatro Suyos”, en alusión a las cuatro regiones del Imperio Inca e invitó a la ciudadanía del entero Perú a unirse en Lima dos días antes de que Fujimori asumiera el 28 de julio su tercer mandato. La Ciudad de los Reyes fue el escenario de saqueos e incendios perpetrados por los manifestantes al ex Ministerio de Educación, el Palacio de Justicia y la sede del Jurado Nacional Electoral, con la intervención indiscriminada de cañones de agua y gases lacrimógenos por parte de la Policía. 

En septiembre de ese mismo año,  la transmisión nacional de un video difundió la vasta red de corrupción del gobierno de Fujimori. Fue el primero “vladivideos”, cuyo total se estima en 30.000 el número de  grabados de manera clandestina por el principal asesor de Fujimori, Vladimiro Montesinos que registró  sobornos a dirigentes políticos, jueces, empresarios, comunicadores y autoridades locales. El escándalo provocó la huida de Montesinos y la convocatoria a elecciones generales por parte de Fujimori quien luego de un viaje oficial al sultanato de Brunei en noviembre se autoexilió en Japón y renunció a la presidencia.

 Ocho meses después y tras un corto periodo de presidencia interina de Valentín Panigua (200-2001)Toledo fue elegido presidente de Perú en segunda vuelta en junio de 2001 contra Alan García, el candidato aprista. 

El presidente elegido por el pueblo por ser del pueblo

Toledo asumió la presidencia con enormes expectativas de sus votantes que habían confiado en su idoneidad para enfrentar la transición de la Nación hacia la democracia, el fortalecimiento del Estado de Derecho y el crecimiento económico. El primer día de su presidencia,  Toledo o Pachacutec, aquel guerrero y conquistador del Incario con quien gustaba compararse, reeditó el camino del Inca, con un bastón y un tobillo maltrecho, y juramento y ofrendó su gobierno a los espíritus de las montañas en las alturas del Machu Picchu. “Mi objetivo central será crear trabajo. Seré un guerrero frontal contra la pobreza en el Perú, particularmente en el Perú Posible”, anunció en su potente discurso que retumbó contra las piedras de las montañas y la Ciudad Sagrada de los Incas.

Grandes esperanzas e ilusiones perdidas 

Las reformas que muchos de los sectores sociales esperaban quedaron postergadas. Poco pudo hacer por la inclusión social y por atender los temas que causaban conflictos económicos sociales. Aún más: para lograr la estabilidad económica recurrió a políticas ampliamente cuestionadas: la privatización de empresas, un paso no menor al neoliberalismo transnacional que él había denunciado en su campaña electoral. Y aún más, se había comprometido a “defender el patrimonio regional, en particular la intangibilidad de SedaparSeal y Egasa, como empresas de propiedad y administración pública”. Transcurrido un año de mandato, autorizó la venta de la Empresa de Generación Eléctrica de Arequipa (EGASAEGESUR de Tacna; una medida que desató la ira del sur de Perú. Huelgas de hambre, cacerolazos y protestas masivas dramatizaron la molestia popular ante un presidente elegido por el pueblo por ser del pueblo que no cumplía con sus promesas de campaña, y que solo bajo presión de las protestas firmara un acta para dejar sin efecto la privatización.

Los escándalos éticos, denuncias de corrupción, como el llamado denominado “Caso Bavaria”, las contramarchas en las políticas de Estado erosionaron la popularidad del entonces presidente Toledo quien tuvo que  afrontar la rebelión de un sector de la población liderada por el militar en retiro Antauro Humala, que acusó a la presidencia y a las FFAA de integrar la mafia fujimontesinista. 

Hacia finales de su mandato, en 2005, una comisión investigadora del Congreso lo halló culpable de fraude electoral por la falsificación de más del 80% de las 520.000 firmas para inscribir en 1997 a su partido Perú Posible. Sin embargo, las acusaciones que más complicaron a Toledo fueron dos. La primera, le valió un proceso judicial acusado formalmente de lavado de activos después de la compra de dos inmuebles a nombre de su suegra por unos 4,5 millones de dólares con fondos presuntamente no declarados, a través de una empresa “fantasma” creada en Costa Rica bajo el nombre de Ecoteva. Y la segunda, su supuesta vinculación con el escándalo internacional de sobornos de  Odebracht.

Con todo esto, no sorprende que la vuelta de Toledo en 2011 a la arena política con la presentación de su candidatura a la presidencia en la contienda que ganó Ollanta Humala (2011-2016), sólo le valiera un cuarto lugar en número de votos.

El regreso del ‘Cholo’ Toledo a Perú: “que no me maten en la cárcel”

Toledo en su reciente y obligado regreso a Perú fue recibido por fiscales y policías en el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, en Callao, en el área metropolitana de Lima. En el penal de Barbadillo cumplirá la orden de 18 meses de prisión preventiva dictada en febrero del 2017, hasta octubre del 2024, que motivó su posterior extradición.

El fiscal Pérez Gómez a cargo del caso por el que se extraditó al expresidente Toledo pide para él una condena de 20 años y 6 meses de pena privativa de la libertad por los delitos de lavado de activos y colusión. También, sospechoso de tráfico de influencias, asociación ilícita y blanqueo de capitales.  “[Esperamos] que lo que viene a ser la parte intermedia del proceso pueda concluir en unos meses y ya entrar en etapa de juzgamiento”, declaró Gómez a la prensa peruana. Sin embargo, según trascendió en medios locales, se espera que el juicio no comience hasta dentro de año y medio.

Antes de entregarse Toledo reclamó a los cuatro vientos: “Le pido a la justicia peruana que no me maten en la cárcel, que me dejen pelear con argumentos. Mi salud es muy mala. Tomo 14 pastillas al día, tengo presión arterial alta y padezco restos de cáncer […]. Respeten eso, no han probado nada y ya me quieren arrestar”, tras afirmar no haber recibido “un solo dólar” de forma ilícita. 

En EEUU y antes de su extradición, dijo tener problemas en el corazón y remanentes de cáncer, sin embargo, semanas antes de aquellas declaraciones presentó un documento ante el juez norteamericano que evaluaba su caso, en cuyo contenido aseguró que su esposa Eliane sería sometida a una cirugía a la cadera, por lo que dependería de sus cuidados. 

El abogado del ex presidente Toledo asegura que su defendido padece cáncer, probablemente con intenciones de solicitar una variación de prisión preventiva por detención domiciliaria bajo la invocación del artículo 290 del Código Procesal Penal para que Toledo cumpla la detención en su hogar. También su exministro de Economía y Finanzas y luego presidente, Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018) logró variar la prisión: su edad avanzada y padecer fibrilación auricular crónica con potencial riesgo de muerte súbita le permitió cambiar la prisión preventiva por arresto domiciliario en 2021  

Durante el desarrollo de la audiencia de variación de prisión preventiva por detención domiciliaria, el fiscal adoptó una inusual posición a favor del arresto domiciliario. Uno de sus argumentos contribuyó al análisis de la eventual variación: aunque los informes médicos no mencionen de forma expresa que la enfermedad era grave, esto debe ser determinado luego de que los jueces analicen estos informes. 

Un dilema para el Perú 

Con Toledo en la prisión donde se encuentran Fujimori, cumpliendo una condena de 25 años por corrupción y crímenes de lesa humanidad y Pedro Castillo, preventiva acusado de corrupción y rebelión, son tres los exmandatarios encarcelados además de los procesados Ollanta Humala y Kuczynsky. El expresidente Alan García se suicidó antes de ser detenido. No queda exceptuada la actual presidenta, Dina Boluarte, quien será investigada por la presunta financiación ilegal del partido Perú Libre en las elecciones de 2021, según anunció la Fiscalía a fines de marzo. Además, de esclarecer lo ocurrido en la represión de las protestas al inicio de su gobierno, en las que murieron unas 60 personas

Esta particular situación, sostiene el politólogo Fernando Tuesta, de la Pontificia Universidad Católica de Perú (PUCPsignifica “un vaciamiento de las instituciones”.  Y es probable que se genere un espacio para outsiders y nuevos partidos, que no garantiza necesariamente que vayan a ser mejores o más limpios que los anteriores.

AGB

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