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Las librerías húngaras empiezan a precintar libros infantiles con personajes LGTBI tras la orden de Viktor Orbán

Marcha del Orgullo en Budapest, la capital de Hungría, este mes de julio.

Flora Garamvolgyi/elDiario.es

Budapest —

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La mayor cadena de librerías de Hungría, Libri, empezó a envolver en plástico los libros en los que aparecen personajes LGTBIQ, tal y como establece la llamada 'ley de protección de la infancia', tras haber sido absorbida por una fundación privada vinculada al primer ministro del país, el ultranacionalista Viktor Orbán. Esa controvertida ley exige que los libros con personajes LGTBIQ estén precintados, entre otras cosas.

Libri, que también es la principal editorial del país, explicó en un correo electrónico, que el envoltorio es un requisito de la Autoridad húngara de Protección del Consumidor para cumplir con la polémica ley, que entró en vigor en 2021.

La cadena de librerías es la primera en Hungría en utilizar el envoltorio transparente, aunque en algunos establecimientos de zonas rurales ya se había empezado a usar.

De hecho, la cadena rival, Líra, fue multada recientemente con 32.000 euros, la cifra más alta de la historia del sector editorial en Hungría, por vender una novela gráfica sin el envoltorio. El libro en cuestión es 'Heartstopper', de la autora británica Alice Oseman, que cuenta la historia de amor de dos chicos.

En 2021, Líra ya había tenido que pagar una multa de unos 700 euros por vender un libro infantil del autor estadounidense Lawrence Schimel, que representaba un día en la vida de un niño con padres del mismo sexo. Según las autoridades húngaras, la librería omitió indicar que se trataba de una familia “diferente de una familia normal”.

Ley LGTBfóbica

Hace dos años, el Gobierno húngaro aprobó una ley muy criticada que prohíbe que en los materiales educativos o en los programas de televisión para niños y niñas aparezcan personas LGTBIQ. La legislación penaliza promover y exponer a los menores de 18 años a la homosexualidad o el cambio de sexo, pero la definición de “promoción” en el texto es muy vaga.

La ley también fue criticada porque relaciona la homosexualidad con la pedofilia. Según la interpretación de la norma que hace la Sociedad Háttér, una organización húngara dedicada a los derechos de las personas LGTBIQ, un padre podría infringir la ley por el mero hecho de comprar a su hijo una novela juvenil en la que aparezca un personaje de esa comunidad.

Fuentes del sector editorial en Hungría explican que, después de que la institución educativa Mathias Corvinus Collegium (financiada por el Gobierno ultraderechista) comprara Libri, la cadena de tiendas se puso en contacto con varias editoriales para averiguar si creían que sus libros cumplían con los requisitos de la ley de protección de la infancia.

La Autoridad de Protección del Consumidor multó recientemente a Libri con unos 2.500 euros por “exposición inadecuada”. La cadena explicó entonces que la autoridad obligaba no sólo a vender los libros por separado, sino a hacerlo en “envoltorios precintados”.

Aparte de la novela gráfica 'Heartstopper', entre las obras afectadas por la medida figura la serie 'Riverdale', de Micol Ostow, ambas convertidas en series de Netflix.

De hecho, el secretario de Estado de Interior húngaro, Bence Rétvári, criticó 'Heartstopper' en su perfil de Facebook: “un cómic de chicos besándose. Los padres no saben si se los está provocando o si están tratando de convertir a sus hijos”.

Por su parte, Eszter Polgári, director del programa legal de la Sociedad Háttér, asegura que “el mayor inconveniente es que estos libros saldrán de las estanterías a las que pertenecen. No se colocarán en la sección juvenil, sino en la de literatura para adultos, por lo que el público al que van dirigidos ni siquiera reparará en ellos”.

Mientras, Ádám András Kanicsár, periodista y activista LGTBIQ+, señala que “todo esto también supone presión para los activistas. En Hungría, a menudo son los civiles los que mantienen viva parte de la cultura y esto es lo que tiene que pasar ahora”.

En abril, 15 Estados miembros de la UE (incluida España) se sumaron a una demanda judicial presentada anteriormente por la Comisión Europea contra la ley de protección de la infancia, que fue calificada de “vergonzosa” por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.

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