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La sombra de Obama se proyecta sobre el gabinete de Biden

Barack Obama junto a Joe Biden en 2015

David Smith

Washington —

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Lo volvió a hacer. Tras cuatro años de silencio mientras Donald Trump ocupaba la Casa Blanca, Barack Obama está de nuevo en todas partes. En la televisión, en la radio, en las redes y en las librerías. 

El libro de las memorias del presidente número 44 de Estados Unidos, Una tierra prometidase publicó el 17 de noviembre y tras haber conseguido vender 890.000 ejemplares en sus primeras 24 horas, es probable que se conviertan en las memorias presidenciales más vendidas de la historia moderna de país. Obama superó las 725.000 copias vendidas que alcanzó el libro autobiográfico de su mujer el día de publicación.

Desde que comenzó la promoción de la obra de 768 páginas, hay una pregunta que se repite: ¿qué influencia podrán ejercer tanto Obama como sus aliados cuando quien fue su número dos, Joe Biden, asuma la presidencia en enero? La pregunta es un arma de doble filo. Biden sabe que siempre podrá recurrir a su antiguo jefe para pedirle consejo, pero sigue los pasos de una figura enorme y podría salir mal parado de las comparaciones. 

David Garrow, autor de Rising Star: The Making of Barack Obama [Una estrella ascendente, la creación de Barack Obama], dice: “Estoy seguro de que responderá con gusto a cualquier pregunta o petición que Biden le plantee. Me pregunto si, después de haber servido durante ocho años como vicepresidente, Biden va a apostar por apoyarse en Barack de manera significativa. Podría parecer que recurre al hermano mayor”.

A sus 59 años, Obama está todavía en su mejor momento político. En el libro escribe sobre el mes después de abandonar la Casa Blanca junto a su mujer Michelle: “Dormimos hasta tarde, cenamos a lo grande, dimos largos paseos, nadamos en el océano recuperamos fuerzas, cuidamos nuestra amistad, redescubrimos nuestro amor y planeamos una segunda etapa con menos sobresaltos y la esperanza de las mismas satisfacciones”. 

Redescubriendo el amor

Esa segunda etapa incluirá otro volumen de memorias y una biblioteca presidencial -el museo dedicado a cada presidente, habitual en Estados Unidos- valorada en 500 millones de dólares en Jackson Park, en el sur de Chicago. Obama mostró una maqueta del edificio en el programa 60 minutos en el canal CBS. Explicó que incluirá una réplica del despacho oval y los vestidos de Michelle Obama que “sin duda alguna, serán muy celebrados”.  

Pero la ronda de entrevistas del ex comandante en jefe, incluido un detallado diagnóstico sobre el modo en que la división y la desinformación amenazan a la democracia, también recuerda a sus partidarios la excepcional capacidad política de Obama. Plantea, incluso, una idea muy tentadora. Un posible regreso al ruedo. 

Durante una entrevista con el programa de los domingos por la mañana en la CBS, Obama dijo: “(Biden) no necesita mis consejos y le ayudaré en todo lo que pueda. No, no planeo trabajar en el equipo de la Casa Blanca ni nada parecido”. Cuando se le preguntó si tendría en cuenta una posible nominación para un puesto en el gabinete, respondió: “Hay cosas que no haría porque Michelle me abandonaría. Me diría, '¿Qué? ¿qué vas a hacer qué?'”.

Biden, de 78 años, fue senador por Delaware de 1973 a 2009, y luego vicepresidente de Obama hasta 2017. Obama ha elogiado a Biden y a la vicepresidenta electa, la senadora Kamala Harris de California, en varias ocasiones durante su tour. Los describe como la mejor esperanza con la que el país cuenta para regresar a la estabilidad después de los años de Trump. Pero Obama no siempre vio a Biden como su heredero natural. Se dice que en 2015 optó por Hillary Clinton y desalentó a Biden a la hora de presentarse a la presidencia. Cuando Biden lo hizo en 2020, su tercer intento, Obama volvió a mostrarse escéptico y no lo apoyó hasta que fue nominado candidato a mediados de abril.

El número dos

En su libro, Obama explica que Biden estuvo en contra de la operación de los Navy Seals que terminó con la vida de Osama bin Laden en 2011. Trump explotó ese tema en su campaña. Garrow matiza: “Estuvieron en desacuerdo en privado y con intensidad en varias cuestiones de política exterior, como en el caso de la operación que terminó con Osama bin Laden. De algún modo, creo que Biden sentiría que llamar a Obama lo empequeñecería. Pero diría lo mismo de casi cualquier ex vicepresidente. Tiene más que ver con el cargo que con cada persona” .

Aún así, mientras Biden se encuentra con una entrada desalentadora debido a la pandemia de coronavirus, una crisis económica y disturbios raciales, Obama podría resultar una fuente de asesoramiento inestimable. Esto seguiría la ruta marcada por John F. Kennedy, que consultó a Dwight Eisenhower durante la crisis de los misiles en Cuba y con la tradición seguida por otros presidentes, a excepción de Trump, de compartir algunos momentos complejos con sus predecesores. 

David Litt, que ha escrito discursos para el presidente número 44, dice que Obama y Biden “tenían una relación de trabajo muy intensa y de mucho respeto y confianza personal, así que creo que es una situación muy interesante”. Cree también que “el presidente Obama habría apoyado de cualquier manera a cualquier presidente demócrata pero en este caso concreto hay incluso más cercanía ya que mucha gente que trabajó en la Administración Obama y luego en la campaña de Biden, es muy probable que se unan a la administración de Biden”. 

Los medios informaron de otros veteranos del gobierno de Obama que están siendo considerados para puestos clave bajo el mandato de Biden. Se habla de Susan Rice, ex consejera de Seguridad Nacional, y de Michèle Flournoy, ex subsecretaria de Defensa. Pero sería un error considerar la presidencia de Biden como el tercer mandato de Obama, según Litt, autor del libro Democracy in One Book or Less [Democracia en un libro o menos].

“Al fijarnos en los discursos y la campaña de Biden y su equipo, han sido muy claros en que el papel de Joe Biden como vicepresidente del presidente Obama era una parte importante de su biografía, pero Biden ha dirigido su propia campaña y esta será su presidencia”, dice.

Para dejarlo claro, según el medio político Axios, el equipo de transición de Biden dijo a los veteranos de Obama son bienvenidos si se quieren presentar a puestos de trabajo, pero que las personas que trabajaron en la campaña de Biden tendrán prioridad.

Algo que puede resultar crucial para Biden es cómo se perciba a Obama, no ya por su base demócrata, sino por los 73 millones de personas que votaron por Trump, un hombre que irrumpió en la política al impulsar la teoría de la conspiración racista de que Obama no nació en Estados Unidos. El pragmático Biden ha prometido cerrar las heridas entre los estados más republicanos y más demócratas.

Larry Jacobs, director del Centro para el Estudio de la Política y el Gobierno de la Universidad de Minnesota, dice: “Obama es muy popular entre los demócratas, pero con los republicanos es más complejo. Es muy posible, en términos de presentación pública, que podamos ver un poco de George W. Bush. Podría ser justo el tipo de líder republicano que Joe Biden va a necesitar el día de la toma de posesión y en otros momentos clave para mostrar normalidad después de la presidencia trastornada de Donald Trump”.

Otros analistas sugieren que Obama podría ser un valioso baluarte para el moderado Biden, ya que se enfrenta a la presión de su flanco izquierdo en temas como la reforma policial y la crisis climática. Señalando las pérdidas de los demócratas en la Cámara de Representantes, Michael Steele, ex presidente del Comité Nacional Republicano, dice: “Creo que Obama va a ser importante para mantener a los progresistas un poco a raya”.

Biden pasó ocho años a la sombra de Obama. Está a punto de descubrir si, incluso con los poderes de la presidencia, puede de verdad escapar de ella. Pero dadas las múltiples crisis que va a afrontar desde el momento en que entre en el Despacho Oval éste puede ser el menor de sus problemas.

Moe Vela, antiguo asesor de Biden en la vicepresidencia, dice: “Joe Biden es un hombre muy seguro. Está muy cómodo en su piel. Sabe quién es y francamente ama y admira a Barack Obama. No se siente amenazado por la adoración de Barack Obama. En todo caso, es un gran fan suyo”. “No creo que se sienta amenazado por eso en absoluto. Su trabajo es tan complejo que lo último que le preocupa a Joe Biden, estoy seguro, es si Barack Obama está llamando la atención con su gira del libro. No lo tiene en el radar. Está feliz por Obama, pero tiene mucho en la sartén”.

Traducido por Alberto Arce.

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