El alegato del desierto
Hay un momento en que la serie o la novela que estás leyendo, por más disparatada que sea, empieza a crear verosímil. O mejor dicho: vos le empezás a creer. En Better Call Saul para mí fue la escena en que Jimmy McGill (que después va a mutar a Saul Goodman y después a Gene Takavic) está en el desierto a punto de ser despachado junto a sus dos cómplices (unos jóvenes estafadores de poca monta) por un traficante enloquecido (Tuco) y su adlátere (Nacho). Jimmy consigue que le condonen a él la pena de muerte gracias a su potente labia. Pero como también tiene gran corazón, trata de salvar a sus dos cómplices ( a quienes no conoce, no son amigos, esto es importante) entonces empieza a alegar tratando de utilizar la psicología de Tuco, de mostrarle que él –Tuco– va a a ser el rey, precisamente porque no los tiene que matar, que el rey de verdad no necesita representar un poder. “Pero ellos se burlaron de mi abuelita”, dice Tuco (que como todo asesino enloquecido es un niño enojado). Entonces Jimmy larga un alegato desesperado y consigue que le bajen la condena: Tuco decide que no los va a matar, pero les va a quebrar una pierna a cada uno. Y eso hace. Es una escena trágica que termina haciéndote morir de risa.
Better Call Saul es una serie que trabaja en contra de la idea del spoiler. Todos sabemos cuál es nuestro spoiler, pero lo que no sabemos es cómo y cuando se va a dar. En Better Call Saul sabemos desde el comienzo que en el presente (en blanco y negro) el abogado de Walter White está escondido trabajando en un local de comida rápida bajo otro nombre. Y cuando regresa a su casa pone un cassette donde está la publicidad de Better Call Saul, y rememora mejores tiempos.
Better Call Saul es una serie que podría verse sin tener que ver Breaking Bad. Si bien es una precuela –sucede siete años antes de que Saul se encuentre con Walter White– tiene vuelo propio. Es más, mientras Breaking Bad parece una serie cerrada, Better Call Saul (aclaro que voy por el comienzo de la cuarta temporada) es inorgánica, tiene la libertad creativa de los sueños. Hay tiempos muertos, los personajes son inestables y se van construyendo a lo largo de la trama. Hay escenas que no van para ningún lado. Los creadores de la serie (Vicent Gilligan , Peter Gould) no parecen buscar un espectador y tratar de convencerlo, sino que escriben como si el espectador no apareciera en el tiempo que les toca a vivir. Eso les da una gran libertad creativa.
Dejo abajo unos apuntes en torno a Better Call Saul:
Uno: Estoy pensando en un amigo que conocí a través de otro amigo. Y me doy cuenta de que no es un amigo, sino una precuela.
Dos: Better Call Saul dice, entre otras cosas, que así como los pedófilos tratan de trabajar cerca de los niños (en los colegios, la iglesia, etcétera) los estafadores se reciben, a veces, de abogados.
Tres: Me impacta Mike Ehrmantraut, el personaje que interpreta Jonathan Banks. Su laconismo, la forma en que trata de hacer siempre lo que le parece justo –en eso se contrapone a Saul–. Yo no hubiese devuelto la plata que le dan para sobornarlo. Mike me supera. Banks trabajó antes en una serie que para mí fue toda una revelación y que yo vi en los noventa en un canal de aire: Wiseguy. Es una serie a la que Better Call Saul le debe mucho más que a Breaking Bad, ya que era de episodios largos y los guionistas se tomaban el tiempo para desarrollar a los personajes. Era –las dos temporadas que vi– una obra maestra y precursora de esos guionistas a los que no les importa el espectador medio que busca la comida en la boca.
Cuatro: El personaje de Kim Wexler (Rhea Seehorn) es otra de las reservas morales de Better Call Saul. Nos llama la atención ver a una persona enamorada de verdad de alguien. Y que no por eso deja de tener un mundo interior y decisiones potentes. Estar enamorado no es fundirse con el otro. Es potenciar la diferencia y dejarla crecer. Esta actriz no es la típica belleza, sino que se vuelve hermosa por el temperamento que muestra. Ni siquiera necesita ser feminista. No tiene que enarbolar nada: tiene amor propio y es dueña de sí misma. A mi me hizo acordar a Paula, la hija de Daktari, porque me enamoré de ella cuando era muy chico y veía televisión en blanco y negro a las seis de la tarde.
Cinco: Préstenle atención a lo que hace Patric Fabian, el actor que encarna a Howard Hamlin, con las manos, la forma en que pone sus brazos, con eso sólo marca quién es y el infierno interior que atraviesa.
Seis: Better Call Saul es una serie de espacios abiertos: largas tomas desde arriba del desierto, de las carreteras, del territorio americano. Como los poemas de John Ashbery.
Siete: Chuk, el hermano de Jimmy, le tiene fobia al magnetismo de la electricidad y cuando uno entra a su casa, tiene que dejar el celular en el buzón de entrada. Me encantaría que todos los que entren a mi casa hagan lo mismo.
Ocho: todos, en algún momento de nuestra vida, podríamos tener que hacer el alegato del desierto. Ojalá resultemos convincentes.
FC
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