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Sexualidad
Informe
Cinco factores que interfieren en la intensidad de los orgasmos

Orgasmo

Cristian Vázquez

elDiario.es —

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El orgasmo se define como el pico del placer sexual: el momento en que alcanza su cúspide toda la tensión acumulada desde el comienzo de la excitación y en que, a la par de intensos espasmos mulculares, se liberan endorfinas, serotonina y oxitocina, hormonas y neurotransmisores que generan muy agradables sensaciones.

Pero, más allá de esa conceptualización general, lo cierto es que los orgasmos pueden manifestarse con distinta intensidad. Varían de una persona a otra, e incluso son diferentes los que una misma persona experimenta a lo largo de su propia vida. 

Es otras palabras: si bien todos ellos son el punto más alto del placer sexual, en ciertas ocasiones –o en ciertos momentos de la vida– esa cúspide alcanza alturas más elevadas que en otras. ¿De qué depende? Pues existen diversos factores que pueden reducir la intensidad de los orgasmos. A continuación, un listado con cinco de los más frecuentes:

1. La edad

Un primer factor que se puede señalar en este sentido es la edad: a medida que aumenta la edad, la intensidad de los orgasmos disminuye. Al menos esa fue una de las conclusiones de un estudio publicado el año pasado por investigadores del Laboratorio de Sexualidad Humana de la Universidad de Granada.

En este trabajo, los científicos se propusieron dar con los factores que determinan la intensidad de los orgasmos, para lo cual consultaron a una muestra de 1.300 personas (547 varones y 753 mujeres) de entre 18 y 80 años de edad. En concreto, se propusieron analizar la experiencia subjetiva del orgasmo.

No obstante, en 2018, un equipo de investigadores italianos habían publicado un estudio sobre el orgasmo femenino, en el que postularon una escala de placer subjetivo llamada “orgasmómetro”.

De acuerdo con estos resultados, la intensidad de los orgasmos aumentaba con la edad, algo en lo que resultaba clave la experiencia y el conocimiento del propio cuerpo. Pero el estudio analizó datos de 526 mujeres de entre 19 y 35 años, y los mismos investigadores aseguran que entre los 30 y 35 se encuentra el punto más alto del placer.

Después, sobre todo con la llegada de la menopausia –según estos expertos–, intervienen otros factores que afectan la intensidad de los orgasmos. De modo que, a partir de esta edad, las conclusiones de ambos trabajos son coincidentes.

2. Una insatisfactoria relación de pareja

La citada investigación de la Universidad de Granada encontró halló también otros factores que inciden sobre la intensidad del orgasmo, además de la edad. Uno de los principales estaba íntimamente ligado con la relación de pareja: cuanto más satisfechas estaban las personas con sus compañeros, mayor era el placer en el clímax sexual.

De tal hecho se deriva que quienes tienen sexo con personas con las que tienen una relación “insatisfactoria” –lo cual puede suceder por motivos diversos– tendrán más probabilidades de experimentar orgasmos menos intensos.

Hay que tener en cuenta, de todos modos, que las 1.300 personas analizadas en el citado estudio eran personas con parejas estables de al menos seis meses de duración.

3. La masturbación

Los orgasmos que se obtienen a través de la masturbación son menos intensos que los que se dan por el resultado del coito. Al menos esa es la conclusión de un estudio de científicos del Reino Unido que analizó algunas de las consecuencias químicas en el organismo en los momentos siguientes a ambas situaciones.

En concreto, los investigadores midieron los niveles de prolactina, una hormona vinculada con la sensación de “saciedad sexual” después del clímax. Comprobaron que, tras un orgasmo coital, tanto en hombres como en mujeres, el aumento en las cantidades de prolactina fue hasta un 400% mayor que el producido tras una masturbación.

Por lo tanto, el estudio concluye que el coito es “fisiológicamente más satisfactorio” que la masturbación. Se debe tener en cuenta, de todos modos, que ninguno de estos factores actúa de manera independiente: la intensidad de un orgasmo onanista puede ser mayor que el obtenido con otra persona en un acto sexual “de baja calidad”.

4. Fármacos

El consumo de ciertos fármacos o sustancias es una causa bastante frecuente de que los orgasmos pierdan intensidad. Por un lado, el alcohol y los canabáceos, que en ciertas personas aumentan el deseo sexual pero luego conspiran contra la ejecución (en los hombres, pueden originar una disfución eréctil) o reducen el placer.

Por otra parte, los medicamentos antidepresivos o ansiolíticos también pueden dar lugar a orgasmos menos intensos (y también a otros problemas, tanto en hombres como en mujeres: inhibición de la libido, dificultades para la excitación, menor comodidad y satisfacción, etc.). 

Lo bueno es que, en general, alrededor de un mes de dejar de consumir estas medicinas, sus efectos secundarios desaparecen y los orgasmos pueden volver a gozarse como antes.

También los medicamentos contra la hipertensión pueden restringir el goce en el momento del clímax, sobre todo en los hombres, pues su función es precisamente reducir la presión arterial, algo que afecta las erecciones y la sensibilidad del pene. En ese caso, lo idóneo será buscar –con asesoramiento profesional– la medicación que altere en menor medida el placer sexual.

5. Causas psicológicas

La intensidad del orgasmo puede resultar afectada por cuestiones psicológicas o incluso culturales. El estrés, por ejemplo, puede llevar a tener dificultades para llegar al clímax o para gozar del placer que este proporciona con plenitud. Y esto puede deberse a estar pasando por una situación puntual muy estresante o a un estado de estrés crónico.

También problemas como la fatiga, la ansiedad y la depresión generan dificultades. En otros casos puede aparecer un cierto “aburrimiento” ante la actividad sexual, algo que puede ser consecuencia de la ya mencionada insatisfacción en las relaciones de pareja.

En otros casos, la timidez y el pudor –y también algunas creencias religiosas– pueden impedir un disfrute pleno de los orgasmos y obstaculizar también la correcta comunicación que permitiría solucionarlo. En casos extremos, antecedentes de abusos y violencia pueden haber dado lugar a traumas que perjudiquen en este sentido.

CV

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