Patricia Bullrich es una política experimentada, con calle, que sabe encontrar el aplauso ante ciertas audiencias. El jueves pasado, sentada a la derecha de Paolo Rocca, jugó casi de local en el encuentro Propymes que anualmente organiza el Grupo Techint, gigante siderúrgico, constructor y petrolero que emplea a 25.000 personas y contrata o vende a unas mil pequeñas y medianas empresas.
La senadora de La Libertad Avanza desgranó desde el escenario del centro de convenciones de Recoleta el proyecto de reforma laboral que Javier Milei acababa de firmar esa mañana. Su óptica contribuyó a alimentar el imaginario de la audiencia: los empresarios (grandes, medianos y pequeños) son “héroes” que luchan en la tormenta económica argentina, resisten al Estado voraz y padecen a trabajadores que tratan de esquilmarlos con su holgazanería intrínseca, sus avivadas fingiendo enfermedades o su traición para hacerles juicio. En el ideario libertario que prima en la política y el mundo empresarial de hoy, toda regulación a contratar y despedir es mala, todo impuesto merece ser eliminado (“no podemos hacerlo de golpe, pero vamos en esa dirección”, dijo Bullrich), todo juez laboral es un parásito y todo sindicalista es corrupto, al menos hasta que un rayo lo transporte mágicamente al lado de las fuerzas del cielo.
La exministra de Seguridad eludió con picardía la media docena de veces en que Rocca, a su lado, pidió elevar aranceles ante las importaciones chinas, bajo el eufemismo de “desarrollar política industrial”. El titular de Techint procuró tocar una fibra sensible en el Gobierno del Soez: “Trump nos muestra el camino” sobre cómo imponer aranceles de 50% a la oferta china.
Por si quedaran dudas, los proveedores pymes que hicieron uso de la palabra casi no mencionaron el detalle de la caída de los ingresos de las familias o la infraestructura pública abandonada desde que asumieron los hermanos Milei. El núcleo de sus reclamos fueron los costos laborales —en sintonía con Bullrich— y China —en sintonía con Rocca—.
Un emprendedor de sembradoras contó que fue corredor de motociclismo de alta competición en su primera juventud. “Tiene tanta adrenalina ir en una moto a 300 kilómetros por hora como manejar una pyme en Argentina”, bromeó. El joven abandonó el motociclismo y regresó a su empresa familiar en Arequito, en 2008, al borde de la quiebra. Desde entonces, creció hasta los 170 empleados, pese a “décadas pasadas de decadencia”, que se habrían terminado con Milei en la Casa Rosada. Todo —se sobreentiende— por mérito propio.
Rocca procuró tocar una fibra sensible en el Gobierno del Soez: 'Trump nos muestra el camino'
La hipótesis de que los caños que necesita Vaca Muerta provengan del país asiático, “desleal y predatorio”, hoy ocupa el primer lugar en la agenda de Techint, que tiene a su área de siderurgia en Ternium y Tenaris, de grandes obras en Techint Ingeniería y Construcción, y a Tecpetrol como buque insignia en gas y petróleo. Ese reemplazo ya está por ocurrir en una licitación que lleva adelante Pan American Energy, de los Bulgheroni como accionistas principales. “Invitaron a licitar a todos los chinos posibles. Una locura”, sintetizó en un diálogo informal una persona presente en el cóctel de cierre en Recoleta. Un rumor que recorre la industria es que Tenaris podría cerrar su planta SIAT en Valentín Alsina, ante la falta de demanda de tubos de acero.
Hubo otro momento en que Bullrich se ganó el aplauso de la concurrencia. Por alguna lógica insondable, el Gobierno del Soez incluyó reformas impositivas en el paquete de la ley laboral. Una de ellas reincide en rebajas de impuestos a vehículos de lujo y a la compra de embarcaciones y aeronaves. Bullrich intentó alguna explicación productivista, pero trastabilló y acabó sincerándose: “Si alguien se quiere comprar un barco, que se lo compre, por supuesto”. Acaso había presentes unos cuantos empresarios pymes a los que les gusta navegar, porque nació la aprobación espontánea.
La letanía sobre el heroísmo empresarial abarca todos los rubros, desde Vaca Muerta a las finanzas, y transcurre sin el más mínimo atisbo de mirada lateral o de indagación sobre por qué los ensayos “promercado” conocidos en Argentina han terminado en derrumbes sociales y económicos. Nada equipara, no obstante, la autoerección del monumento al esfuerzo individual que en julio o agosto de cada año se brinda la Sociedad Rural en Palermo, “la fiesta del hombre de campo”. “Hombre”, un dato cierto. La voz femenina es casi inexistente en las convenciones del mundo empresarial argentino.
Del emprendedor al evasor
Hay algo a revisar en el inconsciente de la elite económica argentina. “Héroes” es la palabra dominante en los encuentros empresariales, pero también es la que utilizó Milei para referirse a los evasores.
Se deriva una simbiosis de esa fricción en el plano de la representación política. En las pasadas elecciones, un grupo de gobernadores se presentó como “representantes del interior productivo”, defensores de la apertura, ávidos de ayudar a Milei “porque si le va bien a él, nos va bien a todos los argentinos”, pero sin desatender los intereses del pago chico. Nada demasiado nuevo bajo el sol, aunque parecía mejor organizado. Los gobernadores de Santa Fe y Córdoba se esmeraron en reclamar la baja de los impuestos al agro; los de Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz lideraron el pedido de reducción de retenciones y otras cargas a hidrocarburos; y los de Jujuy, San Juan y Salta hicieron lo propio con la minería.
Tanta devoción sirvió de poco. Al final de cuentas, sus votantes —que casualmente, coinciden bastante con los que apoyan a Milei— desatendieron la oferta de representación del “interior productivo” y la avenida del medio, poblada por nombres con recorrido en derechas tradicionales, la UCR y el peronismo, y se decantaron por vedettes, tarotistas, evangelistas, entrepreneurs y streamers que les acercó la boleta que punteó Karina Milei.
La oda al “empresario héroe” se monta sobre una negación muy abarcativa: no existe el Estado que invierte (o invertía) miles de millones de dólares por año para sostener el mejor sistema universitario público de América Latina, ni un sistema científico en más de un sentido modélico para la región. Ambos, universidades e investigaciones científicas (Conicet, INTA, INTI, hoy en proceso de desmantelamiento), proveen profesionales y avances técnicos que terminan generando negocios y ganancias empresariales, que jamás son mencionados en las reuniones de la elite. Tampoco tienen ningún valor las promociones impositivas ni los blanqueos periódicos, que condonan cada tanto miles de millones de dólares de evasión —y se terminan compensando con la recaudación del IVA o rebajas de jubilaciones—; ni los planes sociales y un sistema de pensiones universal que previenen caos social. La protección a través del manejo del tipo de cambio o del comercio exterior, o la provisión barata de electricidad, que han lastrado el equilibrio de las cuentas públicas —y en más de un sentido, se tornaron contraproducentes— tampoco son tenidas en cuenta en las sesiones de autoayuda de los hombres de negocios.
Universidades e investigaciones científicas (Conicet, INTA, INTI, hoy en proceso de desmantelamiento) proveen profesionales y avances técnicos que terminan generando ganancias empresariales, que jamás son mencionados en las reuniones de la elite
Generosidad ultra
Todo este magma de “sentido común” que supo leer y potenciar Milei para llegar a la Presidencia habilitó una transferencia de recursos de pobres a ricos, en pleno desarrollo.
Los negocios de petróleo, gas, soja y maíz generan ganancias exuberantes, pero el ímpetu por bajarles impuestos y retenciones no parece tener fin. Los US$1.600 millones que el Estado dejó de cobrar cuando el Ministerio de Economía habilitó a la desesperada unas 72 horas de “retenciones cero” al agro en septiembre pasado se suman a los US$570 millones que en 2026 dejará de percibir el fisco por otra ronda de algarabía. En la producción de Vaca Muerta y de litio en Norte, especialistas marcan que la carga impositiva ya se ubica entre los valores más bajos de Sudamérica, pero algunas firmas locales demoran decisiones porque estiman que el Gobierno puede darles todavía más, mediante reinterpretaciones del generosísimo RIGI.
La línea quedó trazada de entrada. En noviembre, la recaudación sobre los bienes de la cúpula económica se redujo en un 68%, que se explica tanto por un descenso de la tasa dispuesta en diciembre de 2023 como por un anticipo abonado en 2024, mientras las jubilaciones se encuentran en un piso en décadas. Hay plata para gastar US$300 millones en aviones F16 que Dinamarca procuraba sacarse de encima, pero no hay partida para la expansión de cloacas ni de conexiones de agua en el presupuesto 2016. La lista sigue con el desfinanciamiento histórico del Conicet y las universidades.
El palo en la rueda propia
La prédica libertaria puntualiza en “el costo laboral” y la “carga impositiva” como dos de los principales males del país.
Con este “escenario base”, en parte heredado y en parte buscado, el Ejecutivo se apresta a implementar la reforma laboral, con voluntad de aprobación en diciembre, y otra impositiva, todavía en un estado difuso.
Milei repite lo que parece ser una estrategia que ya utilizó Macri. Acelera el deterioro del mercado de trabajo, para después ofrecer la hiperflexibilización como solución a los problemas autogenerados.
Desde diciembre de 2023, cuando asumió el ultra, hasta septiembre pasado se habían perdido 185.700 o 2,8% de los empleos formales registrados en el sector privado, según la Secretaría de Trabajo. En el segmento estatal, el procentaje de descenso es similar. El balance general es un aumento de la desocupación, en parte compensado por un alza abrupta de autónomos y monotributistas, de 121.000 puestos, 5%. Como explicó Bullrich en la convención de Techint, eso no es malo, “porque los jóvenes no quieren depender de nadie”. Prefieren pedalear.
Milei es el rey de la minería y el petróleo, pero en ese segmento, el derrumbe de empleos en 21 meses alcanzó el 7,5%.
La consultora Invecq, de los economistas Matías Domecq, Matías Sturt y Santiago Bulat, realizó una interesante presentación en la jornada de Techint.
El famoso “costo laboral” no se verifica como un peso muy superlativo en la comparación con países como Brasil y Uruguay, que han tenido una mejor performance económica que Argentina en la última década y no han pasado por traumas tan profundos. Al incluir conceptos como aguinaldo, vacaciones, aportes a la Seguridad Social, indemnizaciones y aviso de despido, el costo sobre el salario promedio de trabajadores registrados alcanza 61% en Uruguay, 63% en Brasil y 68% en Argentina. En la comparación con el resto de América Latina, Argentina se destaca por un mayor peso en la Seguridad Social, y está en el segmento inferior en el rubro vacaciones.
La diferencia sí se vuelve abismal en el contraste con Paraguay, en el que el “costo laboral” representa 44% del salario. Eso sí. Los paraguayos de 65 años o más que reciben jubilación contributiva son 11,9% (más de 90% en Argentina), otro 50% recibe una pensión no contributiva (Observatorio del Gasto Público de Desarrollo en Democracia) y sólo 34% tiene seguro de salud (no hay PAMI). Hasta ocurre el milagro de que la jubilación mínima en Paraguay (US$167) es inferior a la de Argentina (US$230), perforada por el Gobierno de los Milei. Es tal la informalidad en el vecino del norte, que se calcula que sólo 1,5% llegan a completar los 30 años de aportes al llegar a la edad de jubilarse (OIT).
El dogma Sturzenegger es inmune al dato. La motosierra en manos del ministro de Desregulación se apresta a desbaratar la mecánica de las vacaciones, fraccionándolas y repartiéndolas durante meses no veraniegos. Es decir, irrumpe en un rubro en el que el marco regulatorio argentino presenta menos costos que en Brasil (que duplica, porque los brasileños tienen más días de vacaciones) y Uruguay (33% más), y similar a Chile y Colombia, según Invecq.
Algo similar ocurre con las indemnizaciones, otra bestia negra que afecta a los “héroes” del emprendedorismo. Argentina está en un status similar a Chile y Uruguay.
El deterioro del mercado laboral argentino se ubica en el creciente empleo informal. Alcanza 36,8% de los asalariados, pero si se consideran los monotributistas, una categoría que Gobiernos como los de Macri y Milei se especializan en hacer crecer a paso firme, suman 42%. Se necesitan 27 monotributistas con un ingreso de $2 millones mensuales para alcanzar un aporte a la Seguridad Social similar al de un solo trabajador registrado con el mismo sueldo, informó Invecq.
Es decir, el déficit se encuentra en que el segmento que realiza aportes (58%) no alcanza para cubrir un sistema jubilatorio que abarca a casi todos los mayores de 65 años.
El blanqueo lanzado por Milei en 2024 generó una registración de 16.703 trabajadores que estaban en la informalidad, 0,3% del total. Equivalen a apenas un tercio de los puestos formales en el sector privado que se destruyeron entre junio y septiembre.
Los gobiernos que “insertan a Argentina en el mundo” lanzan blanqueos a mansalva y tienden a extender los períodos de prueba al infinito. El blanqueo lanzado por Milei en 2024 generó una registración de 16.703 trabajadores que estaban en la informalidad, 0,3% del total. Equivalen a apenas un tercio de los puestos formales en el sector privado que se destruyeron entre junio y septiembre.
Sturzenegger ideó otra solución para un problema que no es tal, el monto indemnizatorio, que se encuentra acorde al equilibrio de la región. En todo caso, el incremento del costo está asociado a la alta litigiosidad, que en cantidad de juicios acumulados en los últimos doce meses, se encuentra cerca del pico de 2017, en una dinámica que parece asociada a las crisis económicas antes que a la deslealtad del empleado al que le gusta ir a tribunales.
La solución elegida por el Gobierno ultra consiste en transferir tres puntos de los aportes a la Seguridad Social a un fondo de asistencia laboral (FAL). Esa caja actuará como un seguro para la empresa a la hora de despedir empleados. Como acumulará un volúmen latente, mayormente sin uso, se transformará en un activo financiero, sujeto a compras, ventas y cotizaciones. Es decir, se desfinanciará todavía más a la Agencia Nacional de Seguridad Social que paga las jubilaciones, lo que podría leerse como otra transferencia de ingresos regresiva.
Sturt, de Invecq, evaluó que que el 28% de la carga tributaria total sobre el PBI es acorde a un país con el desarrollo intermedio de Argentina. Es unos puntos mayor al promedio latinoamericano (21,5%), el doble que en Paraguay (14%), inferior a la de los países de la OCDE (32%) y unos veinte puntos inferior a los países más desarrollados del norte de Europa.
Una vez más, el déficit está en la composición de la recaudación fiscal y en la alta evasión. Son bajos los ingresos por impuestos a los segmentos altos (bienes personales, Ganancias a las personas) y altos los asociados al consumo masivo, que se superponen en algunos casos (IVA, ingresos brutos provinciales, tasas municipales, combustibles). La evasión del IVA llega a 37% en Argentina, muy superior a la registrada en Colombia, Uruguay y Chile.
Ante la suma de distorsiones en los recursos del Estado y la distribución del ingreso, el dogma libertario propone enaltecer la evasión, desmantelar los organismos de control estatal, reducir impuestos a los ricos y sectores con hiperganancias asociadas a los recursos naturales y cargar el peso del ajuste en jubilados, docentes y científicos.
El soberano se expresó en octubre y apoyó el rumbo.
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