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Análisis

Irán e Israel: otra vez víctímas, otra vez cómodos

Lamaradas de explosiones en el cielo de Jerusalén, mientras el sistema antimisiles israelí Cúpula de Hierro intercepta misiles y drones iraníes.

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Durante un día, o una noche, las protestas por el hambre, la peste y la muerte en Gaza entraron en sordina. Se vaciaron las calles de Tel Aviv de reclamos por elecciones anticipadas y por la liberación del más de centenar de rehenes que lleva más de medio año cautivo en subterráneas mazmorras gazíes desde el sábado 7 de octubre de la mortífera razzia de Hamas.Bajo un cielo nocturno incendiado por decenas de proyectiles aéreos del atacante iraní, el sábado 13 de abril Israel revalidaba sus credenciales internacionales como víctima. Una condición en la que la sociedad del Estado hebreo se siente muy cómoda, según observó a la cadena qatarí Al-Jazeera un analista del diario Haaretz. Tres horas después de lanzar el primero de tres centenares de drones y misiles contra objetivos israelíes, la República Islámica de Irán anunció que ya había lanzado el último. Era una retaliación en la que asistía a Teherán un derecho reconocido en la Carta de la ONU, según declaró desde Nueva York el embajador de la República Islámica. Porque el 1° de abril el consulado iraní en la capital siria de Damasco había sido víctima de un mortífero ataque atribuido a las armas del Estado de Israel.

Qué buscaba y qué logró el gobierno de la República Islámica de Irán

El gobierno de Teherán tenía derecho a responder. Así lo declaran las autoridades iraníes. Y así lo entiende y reclamaba la sociedad nacional. Desde su creación en 1979, la República Islámica entiende al Estado de Israel creado en 1948 como su enemigo estratégico mayor en el Medio Oriente. Los medios occidentales han construido un modelo de la política interna iraní como una teocracia musulmana shiita en la cual batallan dos facciones lideradas por clérigos, una reformista o moderada y otra extremista y fundamentalista. Representan a las demandas sociales como cada vez más desafiantes, liberales y aun feministas. Así se ahorran dar otra prueba de la crisis de una clase dirigente a la que dibujan arrogante, anticuada, autoritaria -porque es religiosa- y corrupta -porque su estilo de gobernar no es laico y transparente-. En el vocabulario al uso del desprecio por los ‘regímenes’, sería en todo caso menos inadecuado el término ‘dictadura militar’: antes que los religiosos profesionales, son hoy los militares de carrera y de élite quienes desempeñan funciones más determinantes para el curso de los asuntos públicos.  

Desde el ataque y la quincena de muertes en un anexo del consulado de Irán en la capital siria de Damasco en un operativo atribuido al Estado de Israel, era una cuestión zanjada para la sociedad iraní que las autoridades de la República Islámica tenían el derecho legítimo de responder militarmente. Pero le demandaban al gobierno que tambien tuviera la voluntad efectiva de retaliación. Que Teherán mostrara claramente su voluntad para responder en la misma escala y con potencia suficiente como para aportar a la disuasión estratégica de una escalada del conflicto.

Como las que cotidianamente se movilizan en la República Popular China, las protestas sociales en suelo de su aliado iraní jamás son sospechadas por los medios y líderes occidentales de ser un signo de la existencia de una arena de debate (más) democrático. El modelo del período de entre-guerras mundiales, de fascismo vs frente antifascista ha resucitado como clave polirrubro. Ucrania vs Rusia, UE vs Rusia, EEUU vs China, Taiwan vs China, las oposiciones de Filipinas e Indonesia vs los oficialismos de Filipinas e Indonesia, Navalny vs Putin, Biden vs Trump, Lula vs Bolsonaro, Boric vs Kast, PSOE vs PP + Vox: todas estas pugnas se hace encajar en el formato dualista de la guerra eterna de la democracia vs la autocracia. En vocabulario laico. Que traduce un vocabulario religioso: el combate del Bien contra el Mal.

Son numerosas y vigorosas muchas las protestas en China o Irán deficientes en liberalismo. Porque son muchas las verdades que se dicen al poder, y no todas son edificantes. El año pasado, el asesinato en Irak de un popular líder (y sex-symbol) iraní, comandante en jefe de los Guardianes de la Revolución, en un operativo especial de EEUU, fue seguido por el ataque aéreo sin aviso de Irán de una base militar de las pocas tropás norteamericanas todavía destacadas en suelo iraquí. Los daños al material y lación militares y a las capacidades logísticas y operativas habrían sido bastantes, insistió el gobierno de Teherán para que conste en actas. Aunque se vieran poco. Lucieron como heridas simbólicas, como perjuidios abstractos. La sociedad iraní protestó desde entonces para que el gobierno no traicione a los héroes revolucionarios caídos, defienda su memoria con violencia equivalente a la mortal que les fue infligida. El gobierno elegido, y el Líder Supremo Alí Jamenei, autoridad religiosa vitalicia y guía iraní del Islam shiita, eran blanco de una u otra de dos denuncias virulentas. No podían escapar al dilema: o eran culpables de desinterés e impiedad al desentenderse o distraerse de la memoria y respeto debidos a los genuinos líderes populares, o, peor, eran culpables de distracción, desinterés, incompetencia o incapacidad para proveer y atender a la defensa y seguridad de la República y de sus FFAA.

Después de las bombas del 1° de abril que mataron a una quincena de personas y a varios altos rangos de la Guardia Revolucionaria, el derecho a la retaliación de la República Islámica contra el Estado hebreo -que ni se atribuía ni desmentía la autoría del operativo- era una cuestión fuera de debate en la sociedad iraní. Con este derecho indiscutido a la retaliación que asiste a las víctimas, la sociedad demandaba al gobierno que mostrara claramente su voluntad para ordenar una respuesta en la misma escala y con potencia suficiente de disuasión estratégica a la escalada del conflicto.

El ataque a Israel fue un hecho sin precedentes en la historia de Irán, y de la región. Nunca había sido víctima el Estado hebreo en su territorio de un ataque militar declarado de la República Islámica. Pero a este hecho sin precedentes no faltaban antecedentes. Según Teherán, el ataque aéreo no era más que la debida y legítima defensa al hecho sin precedentes del que había sido víctima dos semanas antes. Porque, como lo declaró Alí Jamenei, el ataque al anexo del consulado iraní en Damasco había sido el primer ataque de “la maligna guerrilla sionista” (no reconoce al Estado de Israel) en suelo soberano de la República Islámica. Invocando el Derecho Internacional, aun fuera de Irán, las legaciones diplomáticas, embajadas, consulados son territorio nacional en el extranjero, reconocido como tal por las autoridades locales mientras dura la representación.

Cuánto logró sin buscarlo el gobierno del Estado de Israel

Las imágenes aéreas y nocturnas del fuego de misiles y antimisiles que desde las alturas iluminó la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén dieron la vuelta al mundo. Las sirenas sonaron en todo el territorio israelí invitando a la población civil a guarecerse. La noche anterior el premier Benjamín Netanyahu había dormido con su esposa en un refugio antiatómico. En las calles de Teherán y otras ciudades, la población encendió la noche primaveral con festejos donde no faltaron réplicas tamaño natural de drones y misiles asesinos.

Por primera vez y única vez en los seis meses que transcurrieron después de la mortífera razzia de Hamas del sábado 7 de octubre, el sábado 13 de abril el gobierno de Bibi Netanyahu volvió a oír el coro de la solidaridad aliada expresarse sonoro y audible después del nuevo ataque del que el Estado de Israel había sido víctima en su territorio.

Una amistad estratégica dicha en un lenguaje sin peros adversativos ni retaceos condicionales y condicionantes. A la palabra se sumó, en simultáneo, la acción. El apoyo militar aliado directo, preciso y eficaz. La Fuerza Aérea de EEUU, pero también la Aeronáutica de países europeos (Francia, Gran Bretaña), y aun árabes (Jordania), resultó fundamental para que la vocería de las IDF (las Fuerzas de Defensa de Israel, el nombre oficial de sus FFAA) pudiera declarar que la eficiencia alcanzada en la intercepción de proyectiles iraníes había subido a un nuevo récord: el 99% había sido neutralizado, y la mayoría ya antes de que penetraran en el espacio aéreo de Israel. Y si hubo algunas víctimas del 1% restante, ninguna fue mortal.  

Todos los fuegos el fuego

El primero en apurarse a reconocer en voz alta que el triunfo israelí había sido aplastante fue Joe Biden. El presidente demócrata de EEUU le habría dicho a Netanyahu: “Tienes una victoria: ya has ganado, avanza desde aquí”. La víctima se defendió de la retaliación de la víctima, y fue victoriosa.

A diferencia de la incursión de Hamas del primer sábado de octubre, el ataque iraní del segundo sábado de abril no fue inesperado. Biden habría sido advertido por vías diplomáticas iraníes de la decisión de la víctima de ejercer el derecho a la defensa que garantiza el art. 51 de la Carta de Naciones Unidas, y habría contestado Don’t. No lo hagan. Lo iraníes disintieron de la opinión presidencial demócrata. Pero era el No la de una potencia enemiga. A ese No de la administración demócrata de EEUU se sumó el G7 reunido de urgencia el domingo a pedido de la primera ministra italiana Giorgia Meloni para pronunciar su Don’t con siete cabezas: las de las siete mayores potencias industriales del mundo menos China.

¿Es el triunfo defensivo de Israel una derrota para la retaliación de Irán? No lo ven así todos en Teherán. La eficacia y precisión quirúrgicas de la operación, en sus propios términos, significó la aprobación de un control de calidad militar. La alarma y expectativa generadas y la puesta en marcha de recursos militares de tres continentes para luchar en coalición en la defensa de Israel prueban la capacidad y nivel logrados de disuasión estratégicas.

Hay otra medida de comparación que hace sonreír con superioridad a Mohammad Marandi, profesor de la Universidad de Teherán. Según este negociador ante la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA), el grueso del armamento usado en la respuesta iraní estuvo compuesto por drones. Unas tres centenas. En cambio, sólo escasos misiles habrían sido empleados, y con el solo propósito de despistar a los sistemas anti-misiles de Israel. Algunos objetivos militares israelíes habrían sufrido daños más indicativos que los admitidos por la 'propaganda sionista 24hs': esta es la narrativa iraní para consumo interno. Sin embargo, donde se vio la ventaja iraní, apunta, es en el parangón de los gastos. Los drones son muy baratos. Irán habría gastado en la respuesta al ataque a su consulado en Siria del que se declaró víctima un par de millones de dólares. Frente a los 1300 millones de dólares que habría gastado Israel en anti-misilística en su defensa como víctima de la víctima.

AGB

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