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OPINIÓN

Litto Nebbia y los barcos

Litto Nebbia

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El amado Litto Nebbia cumple hoy 75 años. Es una buena oportunidad para aclarar cierto embrollo que se armó hace un tiempo alrededor de la frase “los argentinos llegamos de los barcos”, cantada por Nebbia y dicha en un acto por Alberto Fernández

El fanatismo del presidente por Nebbia fue, en aquel momento, objeto de diversos análisis. Abel Gilbert publicó, en este diario, una nota titulada «El presidente fan: los límites de la adoración a Litto Nebbia». Y Carlos Pagni llegó a cerrar una de sus alocuciones semanales diciendo: “pareciera que gobernar no es el tema: para Alberto Fernández, como dijo Litto Nebbia, que a él le gusta tanto, sólo se trata de vivir” (Pagni golpeó la mesa después de pronunciar estas palabras: eso, en él, es signo de special edition).

Pero me parece que nadie se acercó al asunto en sus propios términos. Vale decir: desde la pasión nebbiera y en términos nebbieros. Y ese es el objeto de esta nota: entender desde adentro la pasión de Alberto por Nebbia y, muy en particular, esa frase que a los nebbieros no nos sonó ni nos sonará mal: “los brasileros salen de la selva / los mexicanos vienen de los indios / pero nosotros, los argentinos, llegamos de los barcos” (en el “pero” y en el “brasileros” -en vez de “brasileños”- hay indicios ciertos de que Alberto estaba pensando en la canción de Nebbia, y no en Octavio Paz, cuando dijo la frase).

                              

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Empecé a hacerme nebbiero el 17 de diciembre de 2005. Esa noche tocó Andrés Calamaro al aire libre en el Estadio Obras y en un momento Litto fue invitado al escenario. Pero decir “fue invitado” es decir muy poco: Calamaro hizo un extenso elogio de Litto. Fue un derramamiento de devoción que se puede escuchar en YouTube. Y ahí empezó a entrar en mi vida la aleación íntima que es Nebbia: ante la multitud Litto se acercó a un Roland Juno-D, le metió un efecto e inició una introducción del todo ajena a los estribillos que habían llenado la noche. La canción era «Nueva zamba para mi tierra», la versión fue antológica y yo vi y escuché y sentí con todo el cuerpo cómo viajaba por el aire de mi tierra la más profunda demostración de amor que se le haya ofrendado. (Eso sentí en aquel momento y eso siento de nuevo cada vez que veo el video).

Así fue que empecé a hacerme nebbiero. Al poco tiempo descargué el disco En Brasil, aquí y ahora, que se grabó en el vecino país tropical e incluye versiones de Gilberto Gil, Chico Buarque y Hermeto Pascoal. Ese fue el primer disco de Nebbia que escuché entero. Y con esas dos odas (la canción para el propio país, el disco para el país limítrofe) ya se puede vislumbrar cuál es el lugar desde el que Nebbia cantó la frase que Alberto repetiría décadas más tarde.

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En 1970 Nebbia cantó “América, ¿cuál es la forma de llegar a ti?”; el tema se llamaba «Hijo de América». En 1972 sacó un disco titulado Despertemos en América y otro llamado Huinca (aporta la Real Academia Española: “Huinca: entre los mapuches, persona no perteneciente a la etnia mapuche”). En 1987 fue el turno de Musiqueros, disco que refleja luz peruana porque fue grabado junto a Lucho González. En 1985, En Brasil, aquí y ahora. En 1990 le tocó a Uruguay: Las aventuras de Rubén Rada & Litto Nebbia (Nebbia le cantaba a Rada: “yo te regalo el blanco, el negro lo das vos”). En 1992 Argentina de América (donde se escucha “todos los pueblos son un país”) y Ponto de encontro, con Zé Renato y Victor Biglione. En 1994 sacó, con el también oriental Cacho Tejera, Bolero afrolatino: de este disco es la canción «La esquina del sur», que dice: “Quiero que el sol de Bolivia me pegue en la cara / quiero que el sol de Perú me llueva en las manos / y el sol de Venezuela me encandile un poco / y así un poquito entre todos se ilumine esta esquina / esta esquina del sur / del sur de América”.

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La enumeración anterior ni siquiera es exhaustiva, porque el volumen de la discografía nebbiera rebalsa a Wikipedia y a los buscadores: Nebbia es su propio algoritmo, su propio Spotify, su propia Internet. Un ejemplo solamente: estaba escuchando un concierto homenaje a Nebbia de artistas varios (Litto es tan genial que hace noble el formato) y Claudia Puyó cantó un tema que no parecía del homenajeado. Hice la investigación: la canción se llama «Cadenas y monedas» y está en el disco Huinca. Así se entera uno de que en la obra de Nebbia hay galaxias escondidas y yacimientos desconocidos. Yo conoceré unos veinte discos de Litto: me podría cruzar con otro fan (por ejemplo Gaspar Tessi, que honra a Nebbia en su canción «Hoy estoy metafísico»; hay versión con Leo García, otro nebbiero, aunque en la versión original se siente más el sabor de Litto) que también estuviera familiarizado con veinte discos, o con treinta o cuarenta, y podría suceder que no tuviéramos ningún disco escuchado en común.

Como es de esperar, en ese discurso hay lugar para todo. “Llora un poco y quizás un blanco te escuchará” se escucha en «Vamos negro, fuerza negro»; “Tu cuerpo es mío cuando yo decido que así ha de ser / pues tengo ganas de amar” se escucha en «Soy de cualquier lugar». Sucede que el arte es misterioso: Luis Alberto Spinetta cantó “Cuando triste estoy / dame la cola” y “Dos bolitas ilegales pero limpios”.

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Es, de todos modos, cierto: en 1982 Nebbia sacó un disco titulado Llegamos de los barcos. En la canción homónima una estrofa decía: “Los brasileros salen de la selva / los mexicanos vienen de los indios / pero nosotros, los argentinos, / llegamos de los barcos”. Sin embargo también es cierto que la estrofa previa decía: “Quería escribir una zamba / que un poco explicara de dónde venimos / y así sería más simple / saber dónde vamos”. Por lo tanto haber bajado de los barcos no es, en la canción, una condecoración cultural o étnica sino una dificultad extra para saber cuál es nuestro destino.

Más allá de este close reading, los nebbieros (y Alberto Fernández está incluido en esto) tenemos claro que Nebbia ama Latinoamérica. Por eso es que sentimos que la frase en cuestión está blindada por la inocencia y la alegría del artista: Nebbia, para nosotros, es el Poeta que según Baudelaire “se embriaga de sol / y en todo lo que bebe y en todo lo que come / encuentra ambrosía y néctar rojo”. Pero eso es válido solamente para Nebbia; después está el mundo.

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