Mentir como si fuera un recurso de supervivencia

El conteo de los días pasa sin grandes respuestas. Una reflexión ajena sobre algo propio puede tener los colores de una gran resolución. Algo que observa un amigo y nos lo otorga. Algo que evalúa una psicóloga y nos lo deja levitando en el aire, hasta la próxima sesión. Quizás vivimos a base de ese tipo de analogías, de verdades encubiertas acerca de nosotros y de nuestros comportamientos. Pero a veces esos chispazos escasean, como ahora. ¿Alguien tiene algo para decirme? ¿alguien ve algo que yo no? Entonces empieza el scrolleo o la navegación en busca de la certeza: un perro se mete en una piscina una y mil veces aunque le piden que salga, una mujer llora frente a un desmantelamiento policial, una joven influencer australiana engaña a la audiencia.
Anabelle Gibson, o Belle Gibson tiene treinta y tres años, un hijo y un marido. Fue una de las influencers más destacadas durante varios años en ese lado del mapa. A sus veintiún años creó una app de bienestar de salud en el año 2013, The Whole Pantry, basada en alimentación saludable, y llegó a tener más de doscientos mil seguidores en Instagram. La base del relato reside en que Belle aseguró que había sido diagnosticada con cáncer cerebral terminal, que le dieron solamente cuatro meses de vida y que ella, entonces, decidió no someterse a ningún tratamiento alopático. Que se curó –milagrosamente– comiendo sin TACC, sin azúcares refinadas, y sinónimos. Que esa experiencia la llevó a escribir un libro que se convirtió en best seller y que, no solo se curó sino que se convirtió en la mujer del año para muchas empresas líderes del mundo, como Apple.
El punto cúlmine de esta acumulación de hechos fantásticos y aparentemente cargado de grandes respuestas, es que Belle Gibson nunca estuvo enferma de ningún tipo de cáncer. Que la cura holística de una enfermedad terminal es algo prácticamente imposible. Y que miles y miles de personas, en pleno debate con la enfermedad, confiaron en la dialéctica de una chica de piel rosada y cabello fuerte que se veía demasiado saludable.
La serie de Netflix Vinagre de manzana cuenta su historia en un relato de ficción de seis episodios de una hora. El tono del relato está coronado por el cinismo. Por el desprejuicio que tienen algunos líderes a la hora de mentir, sin pensar en las consecuencias trágicas y muchas veces, irrecuperables. ¿El relato de la curación de una enfermedad debería volver a una persona exitosa? ¿Qué es el éxito, entonces? ¿Desafiar el rango? ¿Haber logrado sobrevivir?
Veo una entrevista que le hacen en un canal de televisión a la mismísima Belle, una vez que el diario The Australian asegura que la influencer nunca presentó documentación sobre sus múltiples cánceres, ni tampoco nombró ningún establecimiento médico donde se haya tratado, ni el nombre de ningún profesional de la salud. Negándose, permanentemente, a asistir a hospitales en los que pudieran atenderla de manera casual. Y sí. Estar enferma puede ser una aseveración personal hasta que se demuestre lo contrario. ¿Quién podría dudar de un paciente en fase terminal?
En la entrevista, Anabelle tiene veintipocos. Lleva puesto un suéter rosado de cuello alto y el pelo atado alto y tirante. Habla bajito, para no evidenciar su presencia, y achina los ojos. La periodista le pregunta una y otra vez si lo que dijo es mentira y ella se desdice, baja el mentón, lagrimea, dice que se siente incómoda, agradece al cielo no estar enferma ahora, después de haber debatido durante muchos años de su vida con la idea de que sí lo estaba. A través de un diagnóstico que tampoco puede explicar cómo, dónde, y por qué. La cara de las grandes respuestas, de las milagrosas resoluciones, no es más que una chica demasiado joven que cocina bien. Y que sabe mentir, como si ese fuera también un recurso de supervivencia. Y lo es. El scrolleo en busca de resoluciones puede ser una trampa mortal. Una treta de internet.
Como escribe Damián Ríos en su poemario Pan y cielo, editado por Tenemos las Máquinas: Anoche salimos a ver plantas/ en los balcones/ Hacía frío/y caminamos rápido. Vimos/algunas brillando bajo las luminarias/del alumbrado público./ A la sombra de un árbol vimos a otra/ que tenía hojas que eran flores y flores/ que eran hojas, como todos nosotros.
CF/MC
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