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Análisis

Milei consolida una amplia imagen negativa en redes sociales

La conversación sobre Milei en redes, principalmente negativa.

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En la película francesa La Haine (El odio), uno de sus personajes cuenta la historia de un hombre que cae desde el piso 50 de un edificio. Mientras cae, el hombre repite una frase sin cesar para tranquilizarse: “Hasta ahora todo va bien”. Pero lo importante no es la caída, sino el aterrizaje.

Desde que Javier Milei ganó las elecciones —y, con mayor sorpresa, durante la campaña electoral—, la atención pública se enfocó en su capacidad y la de su entorno para tomar el control de la agenda. Con notable destreza, lograron instalar y desplazar temas en tiempo récord, generando eventos disruptivos que reorientaron el debate público. Ninguna gestión anterior, ni siquiera aquellas que promovieron activamente políticas públicas, había mostrado una estrategia digital tan eficaz.

Claro que para sostener una conversación digital exitosa no basta con el entusiasmo espontáneo de las cuentas orgánicas. Es fundamental desplegar una coordinación precisa entre cuentas institucionales, individuales y automatizadas, diseñadas para segmentar, personalizar ataques y distorsionar información. A pesar de esta destreza, el 2025 parece ser “incómodo” para el oficialismo.

Si bien el Gobierno conserva un núcleo de seguidores fieles, los sondeos y el análisis de redes sociales reflejan un aumento sostenido de la negatividad en la conversación digital sobre la gestión de Milei. En el marco de su primer año de gobierno, la narrativa oficialista en redes sociales comenzó a debilitarse debido a una sucesión de acontecimientos que erosionaron su imagen. Hasta el momento, cinco hechos centrales marcan esta tendencia: el discurso en Davos, la estafa cripto, la apertura de sesiones ordinarias, la represión a los jubilados y el accionar ante la muerte del Papa Francisco. En todos estos casos, la negatividad se ubicó por encima del 60%.

El año comenzó con indicadores favorables para el presidente, incluyendo el índice de inflación más bajo desde que asumió. Hasta el 22 de enero, su imagen positiva llegaba al 60% frente a la negativa del 25%, según datos aportados por la consultora Ad hoc. Hasta que su discurso en el Foro Económico Mundial del 23 de enero generó una reacción adversa. Su ataque frontal a lo que definió como “ideología woke” dio lugar a una manifestación masiva acompañada de críticas y debates intensos que derivaron en una caída abrupta de su imagen. Ad hoc calcula que, para el resto de enero, el apoyo se mantuvo en 37% y la desaprobación aumentó al 50%.

Cuando en febrero la controversia comenzaba a disiparse, el escándalo de la estafa cripto golpeó con fuerza al Gobierno, especialmente a Javier y Karina Milei, que acumularon una gran cantidad de menciones negativas. Este episodio no solo afectó la credibilidad del Presidente, sino que también reforzó la percepción de opacidad en su círculo cercano. Desde entonces, la conversación en torno a Karina quedó marcada por la negatividad, producto de las repercusiones sobre la investigación judicial y el alcance internacional del caso $LIBRA. Las etiquetas críticas se multiplicaron, desplazando los encuadres favorables al gobierno. Expresiones como “Karina”, “Hayden Davis”, “millones de dólares”, “criptomoneda” y “Milei estafador” dominaron la conversación de febrero.

Con el criptoescándalo aún como telón de fondo, en marzo el Gobierno enfrentó dos nuevas adversidades. Las inundaciones en Bahía Blanca pusieron en evidencia la falta de respuesta rápida y efectiva del Estado nacional, lo que motorizó fuertes diatribas en redes. Pero fue la represión a los jubilados, amplificada por el respaldo de hinchas de fútbol y organizaciones sociales, lo que sumergió al oficialismo en una crisis de imagen. A las repercusiones de esta conmoción se sumaron las críticas al acuerdo con el Fondo Monetario por un nuevo préstamo, que posicionaron a Cristina Fernández como la referente opositora de mayor incidencia en la disputa digital. La intensidad de sus posteos sobre Bahía Blanca, el FMI y la represión —signados por el guiño “Che Milei”— ayudaron a instalar en la agenda digital temas críticos para el Gobierno. Desde entonces, Milei y su gestión quedaron pintados de rojo, con menciones negativas que consolidaron una tendencia a la desaprobación.

El impacto acumulado de estos hechos reveló una creciente intolerancia social hacia ciertas decisiones del Gobierno. Al activismo digital oficialista, que antes lograba amortiguar críticas y reencuadrar la conversación a su favor, le resulta cada vez más cuesta arriba revertir la degradación progresiva de la performance digital de la dirigencia de La Libertad Avanza. Sobrepasado, además, por una oposición que comenzó a ganar terreno en la esfera digital. 

El clima social se tornó aún más adverso, con términos como “FMI”, “Che Milei”, “Jubilados” y “Estafador Milei” liderando la narrativa digital. Las únicas etiquetas que aún favorecen al gobierno—“dictadura militar”, “documentos nazis” y “Trump”—incluyen términos fundamentalmente polarizantes, en una sociedad cada vez más agrietada. 

En definitiva, la degradación progresiva de la imagen de Milei en redes sociales no responde exclusivamente a su gestión o a sus políticas públicas. Tampoco es solo una cuestión de cálculo racional entre aliados y detractores. Su desempeño en el ecosistema digital está intrínsecamente ligado a la polarización social que atraviesa a la dirigencia y penetra en la sociedad. Una dinámica que, lejos de atenuarse, parece profundizarse con cada nueva crisis.

El abril que pasó

El mes de abril pareció mostrar un alivio para el presidente que, sin embargo, duró poco. Según un adelanto del próximo informe de Ad hoc, la confirmación del acuerdo con el FMI, seguido por las medidas en torno al dólar y la divulgación de los datos de pobreza le devolvieron algo de la positividad perdida los meses anteriores. Las principales menciones, esta vez con carga favorable, incluyeron a Karina, Trump y FMI, ubicado por encima de la—siempre negativa—pobreza. De la mano de las comunidades de usuarios oficialistas, el Gobierno logró posicionar estos temas entre los más mencionados en torno a Milei en el ecosistema digital argentino. 

Pero todo volvió a cambiar tras el fallecimiento del Papa y el posterior tuit del Presidente. El nombre “Papa Francisco” fue el concepto más utilizado para hablar de Milei en el mes, con más de 133 mil menciones. Las críticas al presidente por sus declaraciones sobre el Sumo Pontífice años atrás se viralizaron en las redes sociales. A eso se sumaron el tamaño de la comitiva oficial que viajó a Roma y la llegada tarde de Milei al velatorio, otros dos de los puntos que generaron controversias. Todo confluyó en una ola de cuestionamientos. Tanto fue así que hasta Cristina encontró espacio para retomar su chicanero “Che Milei”. Así, 6 de cada 10 menciones al Papa en relación a Milei fueron para criticar al presidente. Es decir, la conversación que cruzó al Papa Francisco con Milei sumó un 60% negatividad hacia el presidente.

Cuando todo indicaba que el gobierno recuperaba cierta estabilidad digital y retomaba las riendas de la conversación, abril volvió a teñirse de rojo. Con un 49% de menciones negativas frente a un 40% de positivas, la tendencia adversa volvió a consolidarse. Incluso el caballito de batalla —el “mejor ministro de economía de la historia”— apenas alcanza a ofrecer un respiro breve y frágil, susceptible de evaporarse en un abrir y cerrar de ojos. 

*Natalia Aruguete - Investigadora CONICET y profesora de la UNQ

**Emilia Reiszer - Politóloga, coordinadora digital de Ad hoc Comunicación Integral

MC

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