Cristina de regreso, con el “peso” de ser candidata y defender un plan sin ADN K
A poco más de dos meses de la noche en que Fernando Sabag Montiel gatilló a 10 centímetros de su rostro, Cristina Kirchner volverá a un escenario. No será su primer discurso post atentado -habló, unos días después, en un encuentro con sacerdotes y monjas- pero se perfila como el regreso de la vice con otras agendas: la demanda por dar pistas sobre la estrategia electoral y la convivencia con un manual económico ajeno al ADN cristinista.
A 232 días del cierre de listas -con calendario actual-, la vice regresa con la carga de dar definiciones o, al menos, administrar la expectativa. Una, recurrente, y potenciada por la victoria de Lula Da Silva, tiene que ver con qué rol jugará en el tablero electoral del 2023. Como se contó en elDiarioAR, hay un sector de La Cámpora que plantea que debe ser candidata, aunque algunas voces, sin decir que no, relativizaron esa posibilidad.
Sin diálogo -al menos de profundidad- con Alberto Fernández, la reaparición de Cristina es esperada en el dispositivo del FdT como una hoja de ruta para lo que viene. En tiempo de descuento, hay definiciones sobre las que la vice no fijó postura y que aparecen en el manojo de temas en disputa dentro del oficialismo que normalizó el estado de tensión permanente.
Esta semana, Sergio Massa se convirtió en el portavoz de una demanda que durante meses hizo el cristinismo: la de conformar una mesa política para discutir, y definir, cuestiones específicas sobre el plan electoral. El ministro de Economía fijó una agenda específica: unificar una postura del FdT respecto a qué hacer con las PASO. Massa es, desde hace tiempo, promotor de eliminarlas. Fernández dice que no. El cristinismo, salvo Eduardo “Wado” De Pedro, es menos explícito. Los gobernadores e intendentes, casi sin distinción, proponen que no haya PASO: porque los consolida internamente pero, además, porque la potencial atomización de la oferta opositora, los beneficia en la general.
La particularidad, en las últimas semanas, fue que Cristina no empujó -ni hizo empujar- como en otras ocasiones el reclamo para montar una mesa política con el presidente. Con prioridad en la agenda económica, la vice mantuvo un diálogo fluido con Massa sobre las medidas que se toman en el Palacio de Hacienda y consideró, según cuenta en el Senado, que esos asuntos no requieren de la interacción con Fernández.
Pero el menú político implica, a priori, otro tipo de intervención. La diferencias públicas en torno a las PASO reflejan la tensión entre los Fernández, la falta de cohesión y la, hasta acá, imposibilidad de encontrar mecanismos para discutir y tomar decisiones que validen las tres terminales del FdT. El último caso en que eso ocurrió, y se trató casi de una excepción en un océano de disputas y diferencias, se produjo frente al abismo de una crisis en espiral: fue la designación de Massa como super ministro de Economía.
Agendas
Es la agenda, sin embargo, la más urgente y la que más preocupa a la vice. Hay una verdad objetiva: el manual que Massa aplicó para atender la crisis que profundizó la renuncia de Martín Guzmán, no sintoniza con el derrotero cristinista aunque, como parte de un acuerdo político global, las usinas K mantengan contenidas las críticas por decisiones del ministro.
Esta semana, en un movimiento casi coreográfico, Massa anticipó que trabaja para lanzar en diciembre un plan de congelamiento de precios por 4 meses. Dio algunos detalles pero, en esencia, anticipó el título y atendió una demanda específica del universo cristinista: la inflación. Massa, como dijo el secretario de Comercio Matías Tombolini apenas asumió, descree de la dinámica de control de precios pero avanza con un plan de congelamiento temporal que requiere, avisan en Economía, un acuerdo con el sector empresario.
La saga es interesante para entender si existe una sincronización exacta entre Massa y La Cámpora o si, como jugadores que se conocen, se adivinan los movimientos. Menos de 24 horas después del anuncio del ministro de Economía en El Destape, dirigentes de La Cámpora y, luego del Frente de Todos, activaron una campaña pública contra la suba de precios. #SiAumentanNoCompres.
En la agrupación dicen que no se trató de una acción acordada con Massa pero, admiten, que haya ocurrido unas horas después puede leerse como un respaldo de ese espacio al anuncio del ministro para avanzar con un congelamiento que es reclamada hace tiempo desde el cristinismo y que, en general, se topa con la misma explicación: la incapacidad para que el control de precios resulte eficaz, sobre todo con una inercia inflacionaria como la de los últimos meses.
Hay, en paralelo, otra lectura menos benévola sobre la campaña para controlar precios. La explica una fuente camporista del conurbano: “Lo de Sergio está bien pero tiene que ser ya, ahora, tenemos que salir del habría que hacer un congelamiento a decir hacemos el congelamiento de precios”, explicó a elDiarioAR. Desde el mismo espacio se espera que la intervención, el viernes, de Cristina funcione para marcar la necesidad de profundidad en materia de control de precios.
El aumento de precios fue el motivo de intervención pública que, en este tiempo de baja exposición, de la vicepresidenta. Hubo un tuit, cuando se conoció el indicador de pobreza e indigencia del INDEC; que generó lecturas cruzadas: para algunos se interpretó como la primera crítica pública de la vice, aunque no haya sido directa, para otros fue un mensaje de apoyo de Cristina en un tema que no puede obviar. En el massismo, se detenían en el fragmento en que la vice dice que “el ministerio de Economía ha trabajado duro en todas las áreas de su competencia”.
En la última semana, Economía tomó medidas en esa dirección: incrementó las multas para las empresas que no respeten los precios acordados y avanzó con denuncias sobre cartelización. Se trata, en ambos casos, de posiciones que van en línea con un reclamo de Cristina para que haya acciones más directas en materia de sanción a las empresas.
El contexto, un congreso de la UOM, anticipa un enfoque sobre la cuestión de los salarios, que también disparó una discusión en el FdT a raíz de otorgar o no una suma fija dispuesta por el gobierno.
PI
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