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zoom electoral

Guía para interpretar el resultado de las PASO: ganar por “un voto”, sumar bancas o demostrar apoyos

Alberto Fernández junto a Sergio Massa y Máximo Kirchner

Pablo Ibáñez

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“Yo festejo si gano por un voto”. Alberto Fernández se abraza al dictamen de la victoria mínima. Habla de la provincia de Buenos Aires, ese territorio donde cada elección parece la última, la definitiva, un todo o nada, que en la lectura simbólica de la noche del domingo del 12-S define, siempre más allá del peso electoral del territorio en sí, quién gana y quién pierde en la foto nacional.

A pesar de ese “un voto”, por momentos Fernández, contra las estimaciones de otros funcionarios, se muestra optimista: y teoriza sobre un triunfo holgado. Lo han escuchado estimar una victoria bonaerense cercana a los 10 puntos, un resultado que sería un shock porque el grueso de los sondeos proyecta un score más ajustado. Alguno, incluso, hablan de “empate técnico” o de diferencias dentro del margen de error. Es decir: final abierto.

Pero ¿cómo se puede leer el resultado? ¿Qué datos determinan, en la traducción del escrutinio, quién gana y quién pierde? ¿Cómo se deben metabolizar los números de la noche del domingo? ¿Por porcentajes, el mapa nacional, con epicentro en provincia de Buenos Aires? ¿Por bancas estimadas, por crecimiento o caída respecto a las últimas elecciones?

“Ganar por un voto en la provincia de Buenos Aires, después de 16 años sin ganar una elección intermedia, es un buen resultado. Si al peronismo, desde el 2009 en adelante, le dan por perdida la elección porque pierde en provincia, ganando este domingo, el resultado es bueno”, dicen a elDiarioAR en Casa Rosada donde miran sondeos que estiman una triunfo de entre 4 y 7 puntos.

La secuencia histórica es un dato que el Frente de Todos (FdT) pone sobre la mesa y remite a las elecciones perdidas en PBA en 2009, 2013 y 2017, algunas en el gobierno, otra en la oposición, algunas con el PJ unido, otras atomizado. “Perdimos con el dream team del 2009, que estaban Néstor, Scioli y Massa, y perdió Cristina. Eso que dicen que en las legislativas se castigan al oficialismo no cuentan: perdimos en las dos situaciones”, detalla el funcionario.

En la estimación oficial, ponen en la cuenta un buen resultado en CABA y ven difícil que se pueda desandar la tendencia del 2019 cuando el FdT perdió en la zona núcleo. Mendoza, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, aunque en las dos últimas ven más chances, aparecen en el bloque de las provincias amarillas. “¿Por qué ganaríamos ahora en aquellos lugares donde perdimos en el 2019?”, responde con una pregunta una fuente oficial que está en la mesa de operaciones del FdT.

Un buen resultado para el FdT tiene como requisito necesario ganar en provincia de Buenos Aires. Otros criterios son que mantenga el quórum en el Senado, aunque pierda algunas bancas, y sostenga su número en Diputados, incluso sume algún legislador

Federico Aurelio Director ARESCO

Mapas y números

“La interpretación es casi más importante que el resultado”, plantea Federico Aurelio, director de ARESCO. “Una variable clave es si queda la sensación de acompañamiento o no de la sociedad al Gobierno. Fue lo que ocurrió con Juntos en el 2017. ¿Por qué importa? Porque ese clima es el que le puede permitir al oficialismo aumentar el caudal electoral hacia la general”.

En la matemática específica, Aurelio propone tres indicadores para interpretar el resultado. “Un buen resultado del Frente de Todos tiene, como requisito necesario, ganar en la provincia de Buenos Aires. A partir de eso, los otros criterios son que pueda mantener el quórum en el Senado, aunque pierda algunas bancas, y que sostenga su número en Diputados, o incluso sume algún legislador”.

Respecto a Juntos entiende que queda bien parado si su derrota en PBA tiene una diferencia de 4/5 puntos, no pierde muchos diputados -viene de una elección de 42% en 2017, difícil de repetir- y si en el número final acorta los 8 puntos que el FdT le sacó en la general del 2019.

El consultor combina dos variables. Porcentajes y bancas proyectadas, y relativiza la comparación con el 2019. Elude, además, los pisos y techos históricos. Un dato tentador es comparar la sumatoria panperonista del 2017, la legislativa anterior, con la proyección de este año. En la primaria bonaerense de cuatro años atrás, Cristina Kirchner con Unidad Ciudadana obtuvo 34,27% mientras que Sergio Massa, con la marca 1País, sumó 15.41%. Si la sumatoria fuese lineal, porque ahora CFK y Massa están juntos, eso daría 49,68%, pero no: en la general, 1País perdió casi 400 mil votos mientras Esteben Bullrich, de Cambiemos, sumó 700 mil.

En Casa Rosada apuntan a la victoria bonaerense. No ponen como condición adicional ganar a nivel nacional pero interpretan que con una victoria con cierto margen en PBA, la ecuación nacional será favorable. Hay, ahí, otra lectura: que el Gobierno tiene, post PASO; mayores herramientas que la oposición para generar efectos. “En noviembre, la economía va a estar mejor que ahora y eso debería hacer que mejore la perspectiva electoral”, apunta la fuente oficial.

Repechajes

¿Cuánto impactan las diferencias? En 2019, los casi 17 puntos que Alberto Fernández le sacó a Mauricio Macri en la general tuvieron un efecto lapidario. El expresidente llegó a decir que su gestión terminó ese día, aunque siguió tomando medidas y se lanzó a la campaña del “Sí se puede” que le permitió romper la frontera de los 40 puntos.

El Gobierno no podría ocultar el dato negativo si pierde en la provincia de Buenos Aires. Y aun ganando, la diferencia será importante respecto a si deja abierta la posibilidad o no de que el resultado se revierta en la general de noviembre

Juan Germano Director Isonomía

Juan Germano, director de Isonomía, hace foco en los márgenes de las PASO porque definen el escenario hacia la general. En provincia de Buenos Aires estima una frontera donde se percibe que el resultado es irreversible. Es, en línea con lo que plantea Aurelio, un efecto anímico. Con la incertidumbre respecto a la concurrencia y el volumen del voto en blanco, Germano asegura que “todos, incluso los que pierden, querrán decir que fue una buena elección. Espert si está arriba de 5 puntos podrá plantear que creció. O Manes, aunque pierda con Santilli, podrá decir que se instaló y dio el primer paso en su carrera política”.

Hay una excepción. “El Gobierno es el único que no podría ocultar el dato negativo si pierde en la provincia de Buenos Aires que es su principal territorio. Y aun ganando, la diferencia será importante respecto a si deja abierta la posibilidad o no de que el resultado se revierta en la general de noviembre”, dijo a elDiarioAR.

En el campamento de Juntos bonaerense hablan de dos etapas: una primera, ligada a la PASO entre Diego Santilli y Facundo Manes, y la segunda camino a la general de noviembre donde, entre otras cosas, será relevante cómo se administra la unidad luego del 12 de septiembre. Néstor Grindetti, jefe de la campaña de Santilli, habla de una victoria sobre Manes aunque evita dar números. “De cara al resultado final, el objetivo al que aspiramos es mantener las participaciones en el Congreso nacional y en la Legislatura bonaerense. Ahí es adonde apuntamos, para lo que tenemos que lograr integrarnos para la próxima campaña y trabajar muy juntos”.

Grindetti, intendente de Lanús, no lo explicita pero pone un interrogante sobre cómo metabolizará Juntos una PASO competitiva, si eso mejorará la participación y, sobre todo, si el día después, se retendrán a los votantes de ambas listas.

Por una cabeza

Lucas Romero, director de la consultora Synopsis, amplía el registro y mira el mapa nacional. Advierte que, a diferencia del 2017, en esta elección se podrá estimar lo que suma cada coalición, el FdT y Juntos por el Cambio (JxC). Puntualiza que en el 2019 la diferencia fue de ocho puntos y que, ahora, el que gana por un punto puede celebrar. “Si se mira el presente del Gobierno, cómo llega a la elección, con la pandemia y malos resultados económicos, ganar por un voto a nivel nacional o en la provincia puede ser considerado un buen resultado”, afirma.

“Ganar o perder, un voto arriba o abajo, será un lugar de fortaleza para ambas coaliciones para empezar a construir el relato de cómo se interprete el resultado”, agrega Romero que, además, pone el foco en lo legislativo: según la estimación de su consultora, el resultado en Diputados puede ser “neutro” en cuanto a bancas pero en el Senado, el FdT perdería varios escaños, incluso corre pone en riesgo la mayoría que ostenta actualmente. “Eso se define en Chubut, la elección que seguramente más está mirando Cristina”, completa.

Si se mira el presente del gobierno, cómo llega a la elección, con la pandemia y malos resultados económicos, ganar por un voto a nivel nacional o en la provincia puede ser considera un buen resultado.

Lucas Romero Synopsis Consultores.

El “por un voto”; arriba o abajo, que menciona Romero deja abierto el resultado para la general de noviembre, a su vez, pone sobre la mesa otros elementos que aparecen en los análisis: qué ocurrirá con la asistencia a votar y si crecerá, como se estima, el voto en blanco. Incluso si habrá o no voto útil, o voto estratégico en desmedro de las terceras fuerzas.

El consultor avanza un casillero en la interpretación y pone bajo la lupa qué efecto podría tener en el FdT una eventual derrota. “Si el peronismo unido no garantiza los triunfos, posiblemente deba rediscutir los términos de la sociedad electoral. Hay quienes creen que si el oficialismo pierde, el Gobierno se va a radicalizar y Cristina va a tomar el control. Yo creo lo contrario: si el Gobierno pierde va a tener que definir roles y protagonismos, y buscar recomponer el incentivo para que la coalición siga viva para el 2023”. Y completa que Alberto Fernández es el que más arriesga porque quizá la única fuente de legitimidad que le queda es ser el garante de la unidad que garantiza triunfos electorales“.

PI

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