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La violencia en Rosario, el conurbano y la “manta corta”, los primeros desafíos de Aníbal Fernández en Seguridad

Aníbal Fernández jura como ministro de Seguridad. Vuelve a la conducción de las cuatro fuerzas federales después de 12 años.

Alejandro Marinelli

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Antes de entrar en funciones, el lunes temprano Aníbal Fernández ya había estado en su nuevo despacho sentado con la ministra saliente, Sabina Frederic, y su ex jefa de Gabinete Cecilia Rodríguez. Durante dos horas preguntó y escuchó sobre delitos complejos, territorios, estado de las fuerzas y sobre la actualización del sistema de estadísticas. Se llevó tres carpetas que la gestión anterior le había preparado. Un par de horas más tarde llegaba al Museo de la Casa Rosada para jurar ante Alberto Fernández. Luego volvió al séptimo piso de la avenida Gelly y Obes, ya en funciones, para encontrarse con el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, y hablar sin demoras sobre uno de los grandes temas en los que tendrá que trabajar: el combate a las bandas narcos y la creciente ola de violencia en Rosario. Esta semana con maratón de reuniones, por la oficina del flamante ministro también pasaron los jefes de las cuatro fuerzas federales, los ministros de Seguridad de Ciudad, Marcelo D’Alessandro, y de Provincia, Sergio Berni y el jefe de Gabinete, Juan Manzur. Desde su entorno explicaron que, en estos primeros días, Aníbal intentará “entender los escenarios y determinar las prioridades”.   

A los ojos del nuevo ministro, lo que sucede en Santa Fe demanda una respuesta coordinada y las cifras de los últimos dos meses pusieron el problema en un umbral de urgencia. Por eso, luego de reunirse con Perotti, convocó al ex ministro de Seguridad provincial, Marcelo Saín, conocedor de las bandas narcos rosarinas para tener su visión del problema. También a los jefes de la Federal, de Gendarmería y Prefectura -las tres fuerzas que están en ese territorio- les pidió que entregaran un diagnóstico sobre lo que allí sucede. Hasta el nuevo jefe de Gabinete, Juan Manzur, fue el viernes hasta el despacho de Aníbal para hablar de Rosario. 

Perotti pidió que le envíen más refuerzos y que trabaje un “comando unificado” con la policía provincial. En los próximos días Aníbal anunciaría un nuevo plan de abordaje que intentará contener la escalada de crímenes de los últimos dos meses en esa ciudad santafesina. Desde el Ministerio evalúan un cambio en la estrategia con reubicación en zonas críticas, asistencia de patrullajes y la incorporación la Unidad de Investigaciones Financieras (UIF) para cortar el circuito de lavado de dinero de las bandas. 

En su retorno a la conducción de las fuerzas federales, Aníbal tendrá que abordar un problema de “manta corta”, la compleja distribución de efectivos en todo el territorio nacional, cubriendo las necesidades en las zonas más densamente pobladas, sin descuidar el Interior para no generar conflicto con los gobernadores. Conoce perfectamente la sensibilidad de su cargo y la repercusión que tienen sus decisiones, sobre todo en un año electoral que el oficialismo intenta recuperar posiciones hacia mediados de noviembre.

Si los números de la pandemia siguen el curso que vienen teniendo, en un tiempo no muy lejano la movilidad volverá a ritmos previos a marzo de 2020. Esto seguramente provocará el crecimiento de los números de delitos, en paralelo a otras tareas como la reapertura de pasos fronterizos o el refuerzo de controles en la hidrovía. Desde los distintos territorios donde la conflictividad crezca le pedirán a Nación que apuntale sus problemas y habrá que administrar la escasez de recursos. Solo en Santa Fe y el conurbano hoy hay 10.000 efectivos haciendo tareas de prevención: más del 10% del total de los agentes federales. Los jefes de esas fuerzas ya venían reclamando a la gestión Frederic que no tenían gente para cubrir todos los destinos y ahora habrá que ver si también se los transmiten al nuevo ministro.

La llegada de Aníbal relaja tensiones en una provincia tan complicada como importante, la de Buenos Aires. El fuego cruzado entre Frederic y Berni se había transformado en una interna que enfrentaba indirectamente a Alberto y Cristina y, luego de lo que sucedió tras las elecciones, no había mucho espacio para que esas diferencias se siguieran profundizando. Berni, viejo conocido de Aníbal, además de tener una visión muy distinta a la de Frederic, se quejaba que no lo consultaban para determinar los destinos de agentes de Gendarmería y la Federal en su territorio. Por eso, tras la reunión de esta semana, no escondió su alegría por los cambios en el Ministerio. “Tenemos un ministro que nos va a atender el teléfono a las 3 y con el que voy a poder tomar un café a las 7. Tenemos 10.000 problemas para solucionar y llevarles tranquilidad a los bonaerenses, que es lo que necesitan”, dijo el ministro bonaerense. La conflictividad en varios partidos del GBA también estará entre las principales ocupaciones de la nueva etapa y, para eso, en Gelly y Obes entienden que es imprescindible mantener la buena sintonía con Berni.  

Al encuentro con el ministro de la Ciudad, Marcelo D’Alessandro, Aníbal llegó de manera distinta. Fue el único interlocutor integrante de la oposición con el que se reunió. En varios medios habían sugerido que podía peligrar el acuerdo que la Ciudad había hecho con Frederic para que la Gendarmería se quede en el Bajo Flores hasta noviembre del año que viene. Los que participaron de la reunión destacaron el tono amable de los intercambios y el alivio de D’Alessandro cuando Aníbal  confirmó que no habría cambios en lo convenido. 

Según fuentes del Ministerio, luego de las reuniones con los dos ministros que se ocupan de la Seguridad en el AMBA, una de las frases que se escuchó fue: “A lo que más tenemos que apuntar es que a la gente no la roben cuando salga a trabajar”. 

En una semana de cambios, los secretarios de Seguridad y Política Criminal, Eduardo Villalba, y el de Articulación Federal, Gabriel Fuks dejaron sus cargos. La misma suerte corrió Cecilia Rodríguez. En los puestos de subsecretarios hacia abajo, a pesar de que la mayoría había puesto la renuncia a disposición, hasta el viernes no se conocían nuevos alejamientos. 

En el cargo que deja Villalba asumió la economista Mercedes La Gioiosa, que llega del Ministerio de Desarrollo Productivo donde cumplía funciones como directora de Desarrollo Regional. La nueva secretaria estuvo con Aníbal cuando éste era Jefe de Gabinete de Cristina Kirchner. Los que trabajaron con ella le reconocen una enorme capacidad de gestión, una característica preciada para este momento en el que el Ministerio intentará mostrar avances. La designación de La Gioiosa es audaz porque su rol demanda un permanente contacto con las fuerzas, que en general ocupan especialistas en Seguridad. Su jefe de Gabinete será Lucas "El Colorado" Gaincerain, que lo acompaña como funcionario desde el paso por el Ministerio del Interior en 2003. Gaincerain es un dirigente del peronismo bonaerense, que viene de ser coordinador general de Yacimientos Carboníferos de Río Turbio (YCRT).

Los que intentaban esta semana analizar las diferencias de enfoque en la gestión sugerían observar algo que sucedió el viernes a metros de la estación Constitución. Allí un grupo antidisturbios de la Policía Federal impidió el corte de las vías que todos los viernes lleva adelante un grupo de trabajadores ferroviarios despedidos. En la gestión anterior esas protestas eran permitidas y las negociaciones con los trabajadores se extendían hasta que levantaban el corte, pero esta vez la política fue bien distinta.   

AM

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