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Los límites de “mudar” la Capital: del sueño de Alfonsín a los “micro” traslados

Alberto Fernández en Tucumán

Pablo Ibáñez

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Es un ejercicio sencillo. Al rastrear en un mapa -real o virtual- donde están los “entes nacionales”, el resultado será que esos organismos, que son numerosos, se encuentran casi exclusivamente apiñados en CABA. Algunos, como el ENACOM, tiene “sucursales” en las provincias pero, en general, los “entes” se concentran en el AMBA, sobre todo en la ciudad.

El “juego”, que sugiere un funcionario con despacho en Casa Rosada, pone en foco el planteo que Alberto Fernández hizo el martes en Tucumán sobre la “mudanza” de la Capital al norte del país, un planteo que hasta acá es puramente simbólico aunque dentro del Gobierno hay un puñado de movimientos que giran en torno a esa idea que tiene, al menos, dos antecedentes.

“Todos los días pienso si la capital de la Argentina no tendría que estar en un lugar distinto a Buenos Aires”, dijo el Presidente en Monteros, la “capital alterna” tucumana. Ese proyecto es, en cierto modo, el contorno sobre el que se mueve la idea de la descentralización, cuyo escala máxima sería el traslado de la capital. Pero, según explican fuentes oficiales a elDiarioAR, el comentario de Fernández fue “genérico”.

Otra fuente, involucrada al tema descentralización, dice no conocer ningún proyecto específico sobre una eventual mudanza. “Desde la campaña, Alberto está con el plan de un mayor impulso federal y la descentralización. Se hicieron algunas cosas pero la pandemia fue un problema grande. Así y todo se pudo avanzar en algunas medidas”, apuntó un funcionario.

“Es genérico”, apunta una fuente oficial y señala que lo de Fernández no tiene, hasta acá, un soporte más allá de la concepción presidencial de que sería justo trasladar la Capital para, con los beneficios que eso supone, incentivar el desarrollo de otra región del país. No hay, por ahora, destinos posibles. A grandes rasgos, en el oficialismo plantean como hipótesis de trabajo que debería ser una ciudad que no tenga “conurbano”. Eso excluye destinos como San Miguel de Tucumán o Salta capital, ciudades que tienen casi la mitad de la población que CABA.

José Luis GIoja, ex jefe del PJ nacional y diputado por San Juan, respaldó la propuesta de Fernández, aseguró que estuvo a favor con la propuesta que en su momento hizo Raúl Alfonsín pero planteó que la nueva capital debería estar en alguna ciudad del centro del país. “Hay que despojarse de localismos y ser bien federales. El tema hay que discutirlo siempre y creo que en el algún momento se va a dar”, aseguró Gioja en declaraciones en por AM 530.

De ahí que reaparezca la propuesta que en el 2014 hizo Julián Domínguez, por entonces presidente de la Cámara de Diputados y actualmente ministro de Agricultura, que propone como destino de la nueva capital Santiago del Estero. Hace dos meses, Domínguez estuvo con Gerardo Zamora en la provincia y retomó su vieja idea. “Estoy convencido de que este Estado que pensamos en 1853 fracasó, se agotó. Buenos Aires con su Conurbano se ha convertido en una fábrica de fracasos personales, de pobrezas, de pueblos nómades”, aseguró.

En 2014, el ministro revivió una idea que en 1986 empujó Raúl Alfonsín y que tuvo, incluso, status jurídico. La ley 23.512 se aprobó el 27 de mayo de 1987 y Alfonsín la promulgó el 8 de junio del mismo año. Antes, dos normas provinciales, una bonaerense y otra rionegrina, hicieron la sesión de tierras para que se conforme al área de la nueva capital, según la norma nacional que nunca fue derogada. En 2016, el diputado entrerriano Julio Solanas presentó un proyecto para hacerlo pero ese texto nunca avanzó. El legislador invocó que tras la reforma constitucional de 1994, que le dio status especial -simil provincia- a CABA, se estableció una especie de incompatibilidad que debe subsanarse.

 

Descentralización

Fernández culpa a la pandemia aunque, en verdad, el centralismo “ambeño” de su gobierno arrancó desde su confección inicial cuando más del 80% de su gabinete de ministros estuvo formado por funcionarios porteños o bonaerenses. La promesa del gobierno federal, en ese renglón, apenas se modificó con el ingreso de Juan Manzur como jefe de Gabinete, desembarco que no tuvo que ver con ese objetivo sino con la crisis política post derrota del 12-S.

En Monteros, esta semana, Fernández hizo una referencia más accesible: que parte de los organismos del Estado dejen de estar superconcentrados en CABA. Mencionó, por caso, que la secretaría de Minería -que ahora ocupa una catamarqueña- se instale en una provincia minera o que la de Pesca en un territorio pesquero. Hubo, hasta acá, algunos movimientos menores en ese sentido.

Por caso, la creación del organismo que administrará la Hidrovía, que quedará a cargo de Ariel Sujarchuk, intendente con licencia de Escobar, tendrá sede oficial permanente en Rosario, una de las capitales alternas. Las reuniones de directorio deberán hacerse en esa ciudad, según la normativa. “Es justo que esté en la provincia con mayor involucramiento en el tema”, argumentó una fuente oficial. Se trata, dentro de la dimensión del Estado, de micro traslados.

Algo similar ocurrió con Energía aunque, en ese caso, lo que se hizo fue montar una sede adicional en la provincia de Neuquén, donde está el yacimiento de Vaca Muerta. En el gobierno mencionan varias limitaciones. Una tiene que ver con lo jurídico: las sedes administrativas del Estado nacional se deben asentar en CABA y eso puede ser un impedimento para traslados. Es más fácil, en todo caso, cuando se trata de organismos descentralizados o, por caso, empresas del Estado. Eso impediría que, como sugirió Fernández, Pesca se traslade a alguna ciudad portuaria de la Patagonia o Minería a una provincia minera.

Hay otra traba que refiere a que no siempre es una actividad lineal. Hay actividad que abarcan varias provincias, de norte a sur, y es difícil o injusto elegir un territorio sobre otro. Más fácil fue, por caso, que el Instituto de la Yerba Mate se asiente en Misiones o que el de Prevención Sísmica esté, razonablemente, en Cuyo, específicamente en San Juan. O que Vitivinicultura esté, por ser la provincia que más produce, en Mendoza. Otra idea que circuló, que va y viene, es la referida a que la sede de YPF se traslade a alguna provincia de la patagonia. Hubo casos insólitos de centralidad: la administración de la Cuenca del Río Bermejo ahora está asentado en Formosa pero antes estuvo en CABA, según recuerda un funcionario.

Otra idea que circuló, que va y viene, es la referida a que la sede de YPF se traslade a alguna provincia de la patagonia.

El programa de “Capitales Alternas”, que es ley y opera a través del Ministerio del Interior a cargo de Eduardo “Wado” De Pedro tiene entre sus funciones avanzar en una descentralización gradual. Fue una propuesta que Fernández recogió de José Manuel de la Sota que como gobernador, en Córdoba, una vez al mes traslada el gobierno a Río Cuarto. En cierto modo, las capitales alternas son una descentralización de segundo grado, ya que además de llevar el gobierno nacional a las provincias lo hace no a las capitales de cada provincia sino a segundas ciudades.

Resistencias

“Cada vez que se habla de traslado hay problemas con los trabajadores”, explican en gobierno porque implicaría que el personal que está en una ciudad deba trasladarse a otra, posiblemente a otra provincia. Por eso, es más fácil cuando se trata de organismos nuevos o, en todo caso, de oficinas adicionales. El otro elemento está relacionado con la política y se apunta a que CABA ha sido, al menos desde el 2007 en adelante, un territorio dominado por la oposición, desde que asumió Mauricio Macri como jefe de gobierno porteño. Cualquier intento de traslado podría leerse como un “castigo” a los porteños.

PI

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