Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

ENTREVISTA
Martín Kalos, economista: “No hay ningún escenario de dolarización a menos de $3.000 por dólar”

Martín Kalos es economista, consultor político y docente en la Universidad de Buenos Aires

0

El director de EPyCA Consultores, economista y profesor universitario Martín Kalos analizó el impacto de la presión devaluatoria de esta semana y cómo responde en parte a la posibilidad de que el candidato presidencial de La Libertad Avanza, Javier Milei, pueda ser el próximo presidente. “Si todos y todas sabemos que Milei va a intentar dolarizar con el tipo de cambio de mercado, pero con otro régimen monetario y cambiario, que es mucho más alto que el actual, sin duda. No hay ningún escenario en el cual eso este abajo de $3.000 por dólar”, reflexionó sobre la propuesta del libertario. La reacción del ministro de Economía y candidato de Unión por la Patria (UP), Sergio Massa, las presiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros temas en esta entrevista.

A tres semanas de las elecciones presidenciales, la presión devaluatoria regresa a la escena. Para mencionar un dato nada más, el Contado con Liquidación (CCL) estaba a $725 a mediados de septiembre, mientras que hoy (miércoles) ronda los $865. ¿Era previsible esto para el Gobierno? ¿Es más preocupante de lo que podía imaginar? ¿Cómo lo estás viendo?

‒Las dos son ciertas. Era previsible, sí, porque el resultado de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) nos dejó un escenario tan abierto y esa apertura significa incertidumbre. Puede pasar cualquier cosa en términos de política económica después de las elecciones generales del 22 de octubre. No es que puede pasar cualquier cosa porque la divergencia entre los tres programas económicos es amplia y, en particular en materia cambiaria, que la cobertura frente a frente a riesgo cambiario es muy alta. ¿Qué significa esto en concreto? La hipótesis de que si gana Milei, que parecería ser hoy por hoy la que tiene más probabilidad de concretarse, lleva a cubrirte del riesgo de una devaluación, sobre todo en los dólares paralelos, como el CCL y el dólar MEP. Si implementa la dolarización, con todos los problemas que eso puede implicar; el dólar, el que agarres, como el CLL a $860, está barato respecto al precio al cual va a poder dolarizar Milei. Eso ya te marcaba que era previsible que hubiera en algún momento mucha demanda de dólares porque hoy son más baratos que en ese escenario del futuro.

Ahora estamos viendo que se dispara sobre todo el CCL, que es el que utilizan las empresas. Son los actores de poder que están tratando de cubrirse. El Gobierno podría decir que le están jugando en contra en la previa de las elecciones, ¿o no puede contener una presión como ésta?

‒Es todo eso. Obviamente hay una demanda de sacarlo una cuenta afuera, pero también es que el Gobierno sigue interviniendo en el MEP. Es la pata que te faltó en todo lo que me decías. Eso te mantiene el dólar MEP un poco más bajo. El blue es otra variable para mirar como indicador, por más chiquito que sea. Mucha gente lo mira más gente de lo que debería, sinceramente no debería ser tan relevante, pero mirémoslo para ver qué pasa entre el blue y el CCL, y queda en claro que el MEP está sostenido un poco más abajo por la intervención del Gobierno. Todo eso no quita que todos esos dólares siguen siendo percibidos como baratos en ese escenario posible de que Milei gane y quiera dolarizar, pero también no son tan altos en escenarios de devaluación del tipo de cambio oficial. Si uno mira los números históricos en términos reales, sacándoles las devaluaciones y las inflaciones argentinas y del resto del mundo, la verdad que el tipo de cambio oficial está atrasado, pero el tipo de cambio paralelos, el MEP y el CCL, están bastante competitivos si uno los quiere mirar por sí solos. En el medio podría haber un punto intermedio de encuentro en la cotización el día que se unifique el mercado cambiario. Y sin embargo, toda la expectativa es que incluso los paralelos suban, y eso es lo que te genera la situación actual. No importa si los fundamentos reales de los de la competitividad cambiaria dice que el tipo de cambio paralelo está caro. Si es percibido como más barato que en el futuro, la demanda va a estar y estos dólares van a subir de precio.

Lo vemos al ministro de Economía y candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, en intentos, a mi criterio, desesperados por tratar de contener esa presión devaluatoria. Extendió el dólar soja, ahora está el cuarto. Cada vez hay más espalda en el sector del agronegocio en la Argentina. Y después el llamado dólar Vaca Muerta. Ahora, la discusión que vuelve otra vez es si Massa podría haber hecho otra cosa para aguantar esa presión.

‒Hubo quizás un error tan generalizado de diagnóstico de no poder prever con más precisión el impacto de la sequía. Cuando Massa asumió en agosto, un poco pensó que aguantaba mejor de lo que efectivamente aguantó la economía, porque la sequía fue mucho más dura de lo que se pensaba y deterioró muy fuerte muchos números, entre ellos el ingreso de divisas por exportaciones; y por ende, esa oferta en el mercado cambiario que hubiera contenido algo más los precios del dólar en particular y, quizás eso también ayudaba con la inflación. El error con el diario del lunes es que nadie previó semejante impacto de la sequía, y es lo que hace que hayan tenido que rascar el fondo de la olla con la búsqueda de dólares todo este año. Desde el Banco Interamericano del Desarrollo (BID), que es el gran aportante de capital de dólares en este año en la gestión de Massa como ministro, que es nueva deuda con organismos internacionales, hasta estos dólares soja, que le está dando el tipo de cambio más alto al sector más productivo de la economía argentina, a contramano de lo que te dice cualquier manual. Sí, pero la necesidad tiene cara de hereje. Necesitas que esos dólares entren y si alguno tiene espalda para bancar y no liquidar las exportaciones y guardar en silobolsa, le tenés que dar el incentivo a través de un buen tipo de cambio. En ese juego está Massa. ¿Pudo haber hecho otra cosa? Sí, la verdad que agosto del año pasado fue una oportunidad perdida para implementar muchos de los cambios que ahora estamos urgidos como sociedad por hacer, pero teniendo que esperar que lo haga un próximo gobierno con más plazo y más espalda.

Hay un informe del Banco Central (BCRA), difundido en los últimos días, que no tuvo mucha repercusión, pero para mí es clave, que dice que toda la devaluación se fue a precios, obviamente se aceleró la inflación y ya perdiste la competitividad que habías ganado con la devaluación el pasado 13 de agosto. Ahí hay una discusión. Massa devalúa al día siguiente de un resultado electoral que no era el esperado, porque él esperaba salir primero a título individual porque salió diez puntos debajo de Milei. En ese caso, ¿de quién es la culpa otra vez? Porque Massa podría decir que el FMI lo obligó a devaluar. Y uno también podría decir que generó un shock inflacionario en plena campaña electoral y no lo benefició ni siquiera acumulando reservas. ¿Vos cómo como lo ves?

‒Ese informe sobre el índice de tipo de cambio real multilateral se actualiza todos los días en la página del BCRA. Puede entrar cualquiera a mirar. Es muy sencillo de ver, con lo cual ese dato estaba y también era obvio. Si vos tenías un tipo de cambio que se iba a quedar quieto nominalmente en $350 hasta las elecciones, era claro que que rápidamente iba a ser comido por la inflación. Esa devaluación del 20% aproximadamente, que realizaron del día después de las PASO, impuesta por el FMI, era inconducente. Fíjate, algo muy claro. Algo que sí logró el gobierno de Alberto Fernández es que el dólar oficial jamás se le fuera de las manos. Era un problema que sí tenía (Mauricio) Macri hasta que puso el cepo. Fernández manejó como quiso el oficial durante estos ya casi cuatro años. Eso te dice que la devaluación del lunes post PASO fue una imposición del FMI, algo que el Gobierno nunca hubiera querido hacer y por eso también fue tan mal manejada. Por eso, no sirvió para acumular reservas ni para ganar competitividad, porque no fue algo pensado como una política. El Gobierno hubiera preferido no devaluar y seguir bancando esa apreciación cambiaria paulatina del dólar oficial. Tenía la imposición y necesitaba el ingreso de los dólares que entraron dos o tres semanas después desembolsados por el FMI, y ahí fue. Como política, siempre supimos que iba a ser mala, porque una devaluación sólo sirve si es parte de un programa integral de estabilización, sino lo único que hace es acelerarte los precios, que es lo que estamos viendo.

¿Cómo analizás el fenómeno Milei desde el punto de vista económico? ¿Cómo se explica el apoyo a la dolarización y qué consecuencias tiene que la propia prédica del candidato ya genere consecuencias en el presente? ¿Cómo ves ese esa relación entre la campaña y el triunfo de Milei y la economía?

‒Una parte del voto, no todo, ni siquiera sé si la mayoría, tiene un trasfondo económico. La economía está mal. En eso no hay ningún tipo de discusión. Estamos en una crisis que todavía no es una crisis con más desempleo y recesión. La economía está estancada en términos generales, si querés verlo así. Pero sí con esta aceleración inflacionaria que no pueden detener. Ante eso, no hay respuesta. Llevamos 12 años por lo menos de malas gestiones económicas, que incluye todo el gobierno de Fernández, el Macri y todo el segundo de Cristina Fernández Kirchner, en los que no hubo soluciones, pero hubo estancamiento económico o recesiones directamente, empobrecimiento y aceleraciones de escalones de la inflación. Ante eso, hay una búsqueda de una respuesta que no la dan las dos colisiones que gobernaron en este tiempo. Lamentablemente, aparece una tercera opción que da una pésima respuesta, pero es distinta. Ese es parte del punto. No es sólo eso, porque está todo el hartazgo en general con los liderazgos políticos. A lo que voy es que estas malas gestiones son parte de la razón económica detrás del voto a Milei, seguro. Ahora también es cierto esto otro que decías. La posibilidad de que ese candidato termine siendo el presidente de la Argentina tiene impacto hoy. No hay que esperar ni siquiera al 10 de diciembre de 2023. Ponele que ese día viene Milei y dice que va a dolarizar va a llevar tiempo de implementación, además de que se lo van a discutir hasta la Corte Suprema de Justicia. Pero todo ese tiempo de implementación también va a ser un problema que por ahora Milei no haya esbozado ningún tipo de plan de transición. Pero además, acá está el punto de lo que decías vos, la transición no empieza cuando asume Milei, empieza cuando gana y se anticipa a la posibilidad de que gane. Y ahí está la cuestión. Si todos y todas sabemos que Milei va a intentar dolarizar con el tipo de cambio de mercado, pero con otro régimen monetario y cambiario, que es mucho más alto que el actual, sin duda. No hay ningún escenario en el cual eso este abajo de $3.000 por dólar, que es terrible. Es una cosa que está fuera de todo parámetro razonable, pero es la realidad de una Argentina que no tiene dólares para dolarizar.

Él dice que va a conseguir 40 mil millones de dólares, no se sabe dónde. Son promesas que escuchamos más de una vez, en este caso en boca de de Milei.

‒Sí, pero no tiene mucho sustento para que creamos que efectivamente tiene esa guita. Ahora, incluso si la consigue, el tipo de cambio no baja mucho de eso. Está estudiando como una especie de mínimo. Entonces, el que cree que eso puede pasar o no cree que puede pasar una devaluación con los otros candidatos si son electos a presidente, también se cubre demandando dólares hoy. Y ahí está el punto. Esa demanda de cobertura frente al riesgo de una devaluación, sobre todo una devaluación tan brusca y híper devaluación como puede ser la que se efectúe en el mercado mientras Milei intenta implementarla la dolarización es lo que tiene impacto hoy.

En uno de los últimos informes de EPyCA Consultores hablaba de que ninguno de los equipos de los tres candidatos que tienen chances de llegar a un balotaje o de ser presidentes está trabajando en la transición. No está trabajando Milei, dice el informe, pese a que tendría que ser el más interesado, porque es una fuerza nueva, va a tener menos representación y propone el cambio más osado. Y tampoco trabajan en eso ni Massa ni Bullrich. ¿A quién perjudica la inexistencia de esa transición?

‒Perjudica más a quienes tenemos que vivir con con pesos, porque en definitiva estamos hablando de la inflación que nos carcome nuestros salarios y nuestros ingresos como familias. Dicho eso, Massa y Bullrich están concentrados en pelear el lugar en el balotaje primero, antes de pensar en esa transición. La van a pensar rápidamente. Ambos tienen equipos históricos para trabajar, pero es cierto que tenés que armar equipo. No es poner los nombres o llamar un par. Ahora está claro que no es la prioridad y acá se mezcla algo que ya venimos viendo hace meses. El timing político de este proceso electoral democrático tan necesario para nuestra sociedad está yendo un poco en contra de la necesidad y urgencia de tomar decisiones de fondo en la economía. En mi opinión, las PASO como sistema son muy interesantes y que han funcionado estos 12 años y pueden seguir mejorando en su funcionamiento. Lo que lo que está mal es que lleguemos con crisis siempre a las elecciones, que nadie pueda tomar decisiones de fondo antes y estén todos haciendo la plancha, gobierno tras gobierno, color político tras color político. Y entonces lleguemos con las crisis desencadenadas, a la espera de que venga el próximo e intente solucionar, y además con soluciones mágicas y mesiánicas propuestas en campaña.

Y con una ventana de tiempo tan amplia entre una elección y otra. Pienso que podría ser la PASO, pero con menos tiempo, porque de agosto a octubre puede ser una agonía infinita para una economía que está en extrema fragilidad casi siempre.

‒Tranquilamente podemos acortar los tiempos, pero para mí lo que es clave es entender que necesitamos soluciones de fondo y dejar de esperar a ver si la cosa aguanta, como hicieron todos los presidentes y ministros de la última década. El desequilibrio en las variables económicas es tan fuerte que en algún momento tenés que empezar a darle racionalidad. Lamentablemente, esto implica un problema de corto plazo, porque vos no podés decir ajusto las tarifas, que es una de las precios más distorsionados que tenemos, pero tenés que ajustar ese precio porque si no se te va en subsidios. Entonces, por no ajustar la tarifa tenés una cantidad de subsidios tan grande que te genera un déficit que tenés que financiar con emisión. Y esto puede ser muy simplista, pero al final la emisión monetaria te termina acelerando la inflación. Entonces, por no subir las tarifas energéticas, por decir algo, estás alimentando la inflación y generás que todos los ingresos valgan menos. La verdad que es un negocio malísimo como política económica. Empecemos a darle razonabilidad a las políticas en general y a la economía, y no llegaremos a las elecciones pidiendo tiempo y el cambio de gobierno.

Después de la devaluación y la inflación de agosto, el Gobierno aspira a que esta inflación esté por debajo de la de agosto. El informe de EPyCA Consultoras, que dirige Martín Kalos, que está charlando con nosotros, dice que va a ser por encima porque hay un arrastre estadístico que impacta, pero el número que que estoy viendo dice que la inflación acumulada en septiembre es 13,5. ¿Esto va a ser así? ¿Cómo va a impactar en la elección?

‒Quizás hago una sobreinterpretación de hechos. El de septiembre es el último dato que vamos a tener publicado antes de las elecciones. Para mí, un síntoma es lo que hizo el Ministerio de Economía de publicar la inflación semanal. ¿Para qué hace eso si con el dato mensual puede mostrar una desaceleración? Puede ser una sobreinterpretación de los hechos, pero probablemente es porque ven que no se desacelera la inflación, que es lo mismo que vemos nosotros. El número que nosotros ponemos en ese informe, obviamente no tiene por qué coincidir con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), porque son estimaciones distintas, pero la verdad es que no va a ser significativamente menor -en el mejor de los casos- a la de agosto. Al ministro de Economía, candidato a presidente, le sirve mostrar que al menos semana a semana sí puede mostrar un descenso de la inflación, que es lo que está haciendo. Eso me parece, digamos, un síntoma. La verdad que la inflación es el mayor problema que tiene el Gobierno actual y el gobierno que venga después, que no se soluciona con magia y que nos está afectando en la calidad de vida a todos y todas las argentinas, y es la principal demanda de la sociedad. No se puede vivir con esta inflación, pero tampoco se puede hacer negocio, no se puede crear empleo, no se puede producir. Era ya un problema cuando la inflación era 25% y ahora la extrañamos con cariño a esa inflación. Porque la verdad es que prever qué haces el mes próximo cuando no sabés si la inflación es 10%, 15%, 8% o más alta, es un problemón.

También en sus informes hablan de que hay una demanda social de un cambio rotundo en materia económica por un lado, y hay una demanda social que pide ocuparse de la pobreza. Tenemos casi 19 millones de personas bajo la línea de la pobreza antes de la devaluación. No sabemos en este momento cuántos son. Hay que cambiar el rumbo económico y dar respuesta a la pobreza, pero al mismo tiempo hay que estabilizar la economía. ¿Es compatible un plan de estabilización con esta demanda social que dice “dévolveme un poco de lo que me venís sacando con este proceso inflacionario que ya lleva tantos años y que impacta sobre el salario real”?

‒Sí, con la mala noticia de que esa estabilización tiene que partir de lo que llamamos los precios relativos acomodados. No hay un precio relativo que está atrasadísimo, que son las tarifas, que las mencionábamos hace un rato y después está la discusión sobre si el otro precio atrasado es el dólar o los salarios, que generalmente cuando sube uno baja el otro. Entonces, hay precios que tenés que primero subir para que después se puedan acomodar todos juntos. Eso significa que cualquier plan de estabilización inicialmente genera más inflación. La macana es tener que empezar el plan de estabilización con una inflación en 160% y no haberla hecho cuando la inflación era 50%. Pero, al mismo tiempo, lo tenés que hacer porque puede seguir empeorando Y algo más: tenés un problema cambiario que podemos nombrar como el cepo. Salir del cepo va a implicar devaluaciones, y cada una de esas devaluaciones va a implicar inflación también. Entonces, tenemos un problema de corto plazo tremendo. La buena noticia es que es cierto que tenés un 2024 sin sequía, y alguna actividad, en particular la agroalimentaria, va a mejorar y los servicios vinculados a lo agroalimentario van a tener menos demanda. Y menos importaciones de energía por el gasoducto. Digo, son dos buenas noticias que se repitieron mucho. Pero también es que venimos tan mal en muchos sentidos que casi que el que empiece a estabilizar rápidamente va a recoger frutos. Creo que hay un periodo inicial que es inevitablemente peor, pero que rápidamente, y rápidamente depende de qué reforma se haga y qué propuesta de política económica se aplique puede llevar a que estés mejor en seis meses o un año. Y es terrible lo que digo de que haya que estar peor primero para después encontrar algún tipo de esperanza. Pero no hay nadie que te vaya a decir que te puede inventar inmediatamente algo que nos haga estar mejor. El que diga eso te está mintiendo o te está proponiendo una magia que no existe. Es tan mágico como cuando Macri decía que la inflación era lo más sencillo que tenía para resolver, que lo bajaba solamente dejando de emitir. No existe eso. Hay que hacer un programa económico de estabilización sensato y coherente, y además atender a esas urgencias sociales. Hay que encontrar la forma de hacer eso, porque tampoco podemos como sociedad permitirnos estos niveles de pobreza y que el 56% de los niños, niñas y adolescentes estén criándose en condiciones de pobreza, no este semestre, desde hace años. Ese es el futuro de la Argentina, el cual tanto se habla y que tenemos que cuidar. En esa urgencia y necesidad de estabilizar se juega el enorme desafío que tenga el próximo gobierno, que ojalá que sea responsable. Digo responsable en el sentido de que a la vez se tome en serio la estabilización, haga las reformas que hay que hacer, corrija el rumbo en serio, no intente hacer la plancha y, al mismo tiempo, haga algo para que la situación social se aguante lo mejor que pueda con estos números tan malos de pobreza e indigencia.

El FMI es el actor principal de la política argentina por mucho tiempo. Lo trae Macri de regreso. El Frente de Todos no sabe qué hacer, se divide. Pasaron cuatro años. El FMI te obliga a una devaluación. ¿Había otra forma de plantarse ante el organismo o te sigue marcando el rumbo económico de los próximos gobiernos y no hay manera de discutir con eso?

‒Y le debes 45 mil millones de dólares. ¿Cómo le discutís a una persona a la que le debes esa cantidad de guita y no se la podés pagar? Porque entrar en default con el FMI no es una opción real. Si vos querés en un momento recuperar la economía argentina, entonces va a seguir siendo un chaleco de fuerza de las políticas económicas que implementes. Te resta soberanía a la hora de decidir tus políticas económicas. Y un poco esto era una medida buscada, inconsciente o conscientemente, cuando Macri firma el acuerdo. Él coincidía con las recetas del FMI. Se notaba. Pero todos los gobiernos que vengan después van a tener que coincidir, al menos hasta cierto punto, con el agravante de que encima estos cuatro años de Fernández, el FMI estuvo bastante tranquilo porque la geopolítica internacional lo obligó. No podía meternos además mucha presión porque tenía Ucrania y Argentina, que son un montón de riesgos que no le podían estallar al directorio del FMI en la cara. No sabemos qué va a pasar en los próximos años en geopolítica internacional para saber si se va a poner más exigente o no, pero la verdad que es un acreedor que va a seguir siendo un protagonista de nuestras políticas económicas, lamentablemente.

Entrevista realizada por Diego Genoud en su programa Fuera de Tiempo (Radio Con Vos).

Etiquetas
stats